lunes, 28 de septiembre de 2009

Vaya cosa...

Después de leer esto, habrá todavía quien piense que Micheletti no forma parte de, como diría el amigo JC, el gorilato latinoamericano.

"Quien tenga ojos para ver..."

Saludos a todosEnlace

viernes, 25 de septiembre de 2009

La "Normalidad" que intriga

El día de hoy escuché en una estación de radio, la 102.9 para ser exactos, una entrevista con el excelso señor Luis Cardenal (ex Ministro de Turismo). La entrevista fue,... una plática amena, digámoslo así.

Sin emabrgo, uno de los tópicos por los que patinaron de forma esmeradamente desinteresada fue el tema, tan metálicamente gastado del matrimonio homosexual. Una de las frases dichas por el conductor de la radio en las mañanas: Prudencio Duke, me llenó de un extraño paroxismo: "...un matrimonio 'normal', es decir, entre un hombre y una mujer..."

La búsqueda de la significación de la palabra "normal" en el contexto preciso de la entrevista, hace que nos preguntemos de la manera más minimalista: ¿normal?.

Teniendo en cuenta la típica costumbre masculina de encontrarle el significado a las palabras más sublimes como Valhalla, Paraíso, Olimpo, etc., etc., etc., a través de la ingesta de bebidas embriagantes a tal punto de quedar tendidos en cualquier lugar, olvidando con facilidad envidiable la forma en la que se predica a través del ejemplo, pueda ser que es a esa normalidad a la que el sin par señor Duke se refería.


O tal vez tenían en mente a la forma típica en la que las mismas madres educan a sus hijos e hijas en la cultura machista que dice que se debe soportar lo que sea con tal de guardar las apariencias y evitar quedarse sola a vestir santos por los siglos de los siglos (amén), aún a costa de soportar los malos humores, las infidelidades, las llegadas tarde, las salidas con cualquier persona, menos con ellas, la desatención a los hijos, la forma en la que cada vez, con más facilidad, con el paso de los años, a él se le vuelve más fácil ser irascible y estar siempre a la greña (como diría algún conocido por ahí "te lele mamacita") con la mujer. O que se le dice al niño: "aguántese que los machos no lloran", o "usted es hombre, no tiene que cuidarse". Si es a esa normalidad, a la que nuestra sagaz y astuto entrevistador se refería...




O tal vez, sólo tal vez, hablaba nuestro quijotesco personaje de aquellos hombres que viven para ser la viva imagen del amor tigre ("porque te quiero te aporrio", como diría Descartes) evitándole a su pareja esos enormes gastos en los salones de belleza vertido en concepto de maquillaje y otras vagatelas, brindándoles un hermoso y envidiable color violeta reforzado (reforzado a base de la reincidencia, claro está), con ciertos destellos en los bordes, sobre todo cuando el golpe es asestado con "amor", de aquellos que dejan la fisonomía de la mano bien marcada en los ojos de la mujer en proceso de ser "embellecida".

Si es a esta normalidad, si es así... carajo, no quiero ser normal...

Es en estos casos, precisamente en estos casos, en los que aquello de que "Todo es relativo" hace su entrada triunfal y sirve como la diva de la ópera (dicho de manera un tanto menos vulgar, "oyendo cantar a la mujer gorda"), para cerrar su puño en torno del frágil cuello de la tolerancia y la razón.

Señores, créanme, la comunidad homosexual, en definitiva, tiene cosas mucho más importantes por las que preocuparse. Pocos tendrán la sublime idea de contraer matrimonio, sabiendo que a lado, un adorable vecino puede tener tatuada una suástica de intolerancia en el pecho.

¿Cuándo será el día en el que nos demos cuenta que, en nuestras diferencias, es precisamente en donde radica nuestra igualdad de derecho?

Saludos a todos

martes, 22 de septiembre de 2009

Fin de semana en vacaciones!!!

Digamos que, además de un deseo de compartir, esto es la excusa perfecta para la viñeta de "Viajes" que estreno hoy.

La hora me llegó, por fin, de tener vacaciones y éstas comenzaron el día 16. Cada vez que se nos presenta la ocasión, mi esposa y yo nos escapamos del mundo y nos regalamos un par de días fuera de la capital sin nada más que ropa de cambio y muchas ganas de aventurar. Nuestros hijos quedan depositados con mi suegra (que dicho sea de paso está encantada de quedarse con ellos) y nosotros tomamos alguna ruta, no siempre estipulada con la debida antelación del caso.

En esta ocasión, decidimos ir a Miramundo (Chalatenango). La decisión se dio después de darle vueltas a muchas posibilidades. Fue Eva quien sugirió el lugar y ese mismo día, después del desayuno, nos dispusimos a partir. He de hacer la aclaración que el viaje, siempre, es realizado en autobús, a donde quiera que vayamos.

La terminal de oriente es,... ¿cómo decirlo?, un hervidero de vendedores, lodo y contaminación sonora. Así pues, entre Los Yonics cantando "... a la guitarra tócale, tócale las cuerdas, a la mujer tócale, tócale las piernas...", la brincadera entre charquitos de color horchata bronceada al sol y vendedores multiplicados como bacterias en una herida infectada, abordamos la 119, que va desde San Salvador hasta la frontera El Poy.

Primer signo de que el paseo sería maravilloso, la ambrosía disfrazada de pupusas de frijol con queso compradas en la mismísima terminal. Algo que escapa a cualquier tipo de descripción. Simplemente celestiales.

El viaje es de aproximadamente 3 horas, desde San Salvador hasta San Ignacio, lugar en el que nos bajamos a eso de la 1:20 de la tarde y nos dispusimos a almorzar.

El autobús que pasa por Miramundo pasaba a las 4 de la tarde, ya que sólo suben 2 ó 3 al día. Esperamos el autobús con paciencia y en compañía de jugos y semitas.

El camino al lugar es como un tanto increíble, son 10.5 Km de subir, subir y... ah, sí: SUBIR. Llegando al desvío hacia Miramundo (exacto, exacto, aún no hemos llegado al lugar) se ve una calle de tierra, de ahí, son aproximadamente 2 Km hacia el lugar (ojo que van incluídos en los 10.5 mencionados anteriormente, ¿no es un alivio?)

A la llegada al lugar de hospedaje se encuentra uno con niños que venden flores y peras (unas peras con un leve deje de amargor que, sinceramente agrada). Graciosamente, nos encontramos con un niño con madera de don Juan que le regaló a mi esposa un ramito de Hortencias muy bonito.

El lugar es bonito, muy acogedor y con un clima inmejorable, sobre todo las noches y temprano por la mañana. La temperatura era de aproximadamente 13 ó 10 grados: mi sueño de clima perfecto.

La habitación tenía una vista un tanto limitada por los árboles cercanos,... pero no era nada que unos cuantos pasos no pudieran solucionar.














La tarde de nuestra llegada decidimos ir a dar una caminata pequeña (unos 3 ó 4 kilómetros, tal vez) y conocer el lugar y lo que, al parecer, es el cultivo de mayor demanda en el lugar: el repollo.

Los insectos en abundancia despertaban la curiosidad de un servidor (ni modo, con un padre biólogo, es lo menos que se puede tener) y nos salieron al encuentro.








Primero algunas orugas que despertaron nuestro ánimo por su belleza. Lo gracioso es que mientras más "fea" es la oruga, más hermosas son las mariposas que salen de ahí (¿será que mi oruga era demasiado bonita?, ja ja)


























Luego algunos insectos (no sé si los van a poder ver, pero entiendan, las fotos son de celular, lo siento)
Las noches y las mañanas se presentaban como emborronadas por toda la neblina, y el desayuno de tostadas y leche helada tenía un sabor a gloria suavecita.

Cuando salimos a dar la caminata diurna, nos topamos con un sol débil y benévolo (demasiado para el gusto de Eva, porque el frío no la abandonaba). El paisaje estaba lleno de verde, con tonalidades lechosas, cortesía de la neblina que parecía dispuesta a teñir cada uno de nuestros pasos de una hermosa veladura blanca.
















El momento se pintaba para retratarla (de hecho, cualquier momento es bueno para eso):

Y ella lo consideró propicio para retratarme (lo siento, hay que aguantar de todo, así que sopórtenme por un momento):


















Una cosa de hacer notar es la belleza de las casas que hay por ahí (obvio que son casas de campo de personas de buen tener, porque algo como esto:



















No es precisamente el tipo de casa que yo podría construir (entiéndase que el yo implica o abarca a todo aquel personaje que, más que sentirse, ES pobre con ganas. Pero en fin, son casas que merecían una foto.

La hora del almuerzo llegó y ambos coincidimos en que ha sido uno de los más ricos almuerzos que hemos compartido, sobre todo porque nos lo sirvieron en un comedor con vista, y fue el lugar en donde otro niño conquistador le regaló a mi esposa otra flor (si que tiene pegue, por algo me tiene como embrujado).

Bien, luego del almuerzo y sin mayores contemplaciones, nos dipusimos a la siguiente parte de la aventura: la mayor parte del camino de regreso a San Ignacio (¿recuerdan los 10.5 kilómetros?), comenzamos a caminar cuesta abajo, pretendiendo subirnos al autobús de bajada tan pronto nos alcanzara. Regresamos los dos kilómetros de carretera de tierra, llegamos a la pavimentada y vimos un árbol de flores desconocidas que albergaba un nido de colibríes que revoloteaban a su alrededor sin muchas preocupaciones, pero con mucha velocidad. Seguimos bajando,... y bajando,... y bajando y nos detuvimos en un mirador a tomar un poco de agua, yo comerme una pera y descansar un poco los pies que, a esas alturas, comenzaban a recordarnos que sería bueno conseguir un transporte.

En el camino nos topamos con algunas "cascaditas", que eran nacimientos de agua naturales, que estaban digamos encausados para que no erosionaran demasiado el terreno.

A medio camino comenzó una lluvia suave, pero un tanto caladora que nos hizo pensar un poco en pedir un aventón (a mi esposa, además le comenzaba un dolorcito en su dedo meñique del pie), pero seguimos bajando. Nos encontramos un par de gusanos y hongos interesantes, pero el teléfono se había descargado y no pude tomar más fotos.

En fin, después de aproximadamente 7 kilómetros (tal vez más, tal vez menos), escuchamos el motor del autobús que venía bajando y nos subimos (por un momento vi en los ojos de mi esposa todas y cada una de las letras que conforman el aleluya) y fue, de hecho fue una sabia decisión el subirnos, pues nos dimos cuenta que faltaban aún como 3 kilómetros para llegar a San Ignacio (nos habían dicho que la 119 de regreso a San Salvador pasaba a las 4 de la tarde y eran ya las 3:30 cuando llegamos al pueblo.

Huelga decir que nuestras piernas, inmediatamente después del viaje sentados, casi estaban gimiendo del dolor, pero he de decir que estábamos más que satisfechos de la aventura.

El camino de regreso fue tranquilo y delicioso, pues encontramos un niño que se subió a vender quezadillas de queso, a 2 por el dólar. Al principio tuvimos cierta desconfianza de que fuesen como las del centro: quezadillas con sabor a mofle. Pero todo lo contrario, resultó ser una quezadilla reparadora (mejor que el sueño) que nos dio un tanto de energías para soportar las 3 horas de trayecto de regreso.

Llegamos a San Salvador a eso de las 6:30 de la noche y logramos regresar a casita sin problemas.

Un viaje sin dudas maravilloso, con un paisaje inmejorable, un clima verdaderamente rico (si son friolentos se ponen un par de camisas extra y listo) y, lo mejor de todo, junto a Eva.

Si piensan en hacer un viaje de placer, piensen en Miramundo... por cierto, el lugar en donde nos quedamos se llama La Posada del Cielo.

Saludos a todos

PS: Niños, no coman de estos frutos:

Son amargos como el desengaño,... pero teníamos que saciar la curiosidad (claro está, no probamos más que una gota,... pero puaj!!)

PS 2: Ella, ella es el mejor viaje, el mejor paisaje, la mejor aventura que pudo haberme sucedido.


















PS 3: Alguien sabe el nombre de esta flor:

martes, 15 de septiembre de 2009

iJam. Una maravilla

Pues bien, esta es la última maravilla de Apple (ojo que no le pongo la marca registrada, que si no, me demandan)

Es un vídeo realmente maravilloso (y cómico con ganas)

Y para aquellos que están locos por los productos de la manzanita, qué tal si regalan esto para navidad:



Saludos a todos

sábado, 12 de septiembre de 2009

Una nueva imagen para la cabecera del blog

Este es un post autopropagandístico, pero lo cierto es que cada cierto tiempo me gusta cambiar aunque sea un poquito la imagen del blog.

En esta ocasión les comento que utilicé una fotografía tomada hace algún tiempo de una malla enrollada, algunos truquitos con GIMP y voilá:
Por cierto, la fotografía en su totalidad es esta:


Pues bien, en un momento determinado, subiré un vídeo en mi otro blog de cómo hice el Banner, en caso de que alguien lo considere de utilidad, aunque eso será en algunos días más, ya que acabo de actualizarlo con un nuevo vídeo y no quiero empezar de repente con una avalancha de posts cuando he estado ausente por tanto tiempo (al menos del otro blog)

Saludos a todos!!

martes, 8 de septiembre de 2009

La Luftwaffe de Cajus Bekker

Pues bien, he leído la primera parte de este libro y es una crónica de los acontecimientos que llevaron al arma aérea alemana a agenciarse con tantos triunfos.

Sin bien es cierto es un libro contado por alguien deseoso de contar los sucesos heroicos en los que se vio envuelta esta arma aérea, lo cierto es que también narra con un lujo de detalles que no raya en lo excesivo, las proezas (y desaciertos, aunque claro, estos en menor medida) que se cometieron durante la segunda guerra mundial por parte de alemania (bueno, por parte de la parte del aire alemana)

Con varios protagonistas interesantes, la primera parte del libro (hasta la conquista de Dunkerque, es un libro que en definitiva recomiendo.

La pasta que exhibo en la entrada es, en realidad, un escaneo del libro que logré conseguir en una venta de libros usados en la esquina de los ex cines España, el libro me costó $2 y realmente me gustó. Si lo encuentran por ahí, no lo duden, cómprenlo y revivan los sucesos históricos de una guerra que, si bien fue terrible, tuvo tantos sucesos trascendentales, crueles, pero trascendentales.

Saludos a todos!!

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cínico... humano

Ella le confesó que era su primera vez en ese tipo de trabajos.
Él le dijo que se sintiera tranquila.
Ella le dijo que le ayudara, que no sabía muy bien cómo hacer su trabajo "de la mejor manera"
Él le dijo que se relajara, que hiciera lo que más fácil considerara, lo que menos daño (emocional, pensó él) le causara.
Ella sonreía y temblaba y fue así como él se dio cuenta que ella, en realidad decía la verdad.
Por un breve instante, él se sintió más cínico que de costumbre.
Por un brevísimo instante, ella se sintió agradecida con él.
Y sus cuerpos se enredaron y él la miraba y trataba de tranquilizarla, pero no dejaba de moverse, al fin de cuentas, la compasión puede tener un poco de egoísmo.
Ella tenía los ojos levemente húmedos.
Él se dijo "pobre", la situación está jodida.
Ella le miraba con una vergüenza recatada, agradeciéndole por ser comprensivo, odiándolo sin miramientos, por ser su primer cliente, agradeciéndole al cielo que él fuese tan "buena gente"
Él salió del lugar, asegurándole a la dueña de aquel lugar que el servicio había sido maravilloso.
Ella se quedó un momento en la habitación, con un llantito silencioso, aliviado, pensando en que todos aquellos currículums debían surtir efecto,... pronto.
Él caminaba por la acera, observando con cuidado los rastros de lodo de la lluvia de la noche anterior, robándole los segundos al reloj, sientiéndose cínico, como cada vez, pero un poquito más humano