Update: Tal y como Soy Salvadoreño me hizo notar, el link de la noticia estaba malo, mis disculpas por el error, ya está corregido y pueden leer la noticia. Gracias por el aviso
El día de ayer en La Prensa Gráfica, aparecía esta noticia y después de leerla evoqué parte de mi pasado.
Paralelo al bachillerato saqué un "técnico en contabilidad" para poder trabajar después de sacar el bachillerato (algún día les habré de contar de lo traumático que me resultó trabajar como contador, eso es un trauma de verdad). Dicho técnico lo saqué en una de esas instituciones que te ofrecían (ya no existe más ese lugar) el cielo en 8 meses. Así pues, después de las clases iba yo a mis clases de contabilidad. Sin embargo, me tocó, además de las horas sociales del colegio, hacer horas sociales en este otro lugar, por lo que tenía doble jornada de horas sociales.
En fin, las horas sociales de mi "segunda institución" las hicimos en el ahora estacionamiento del hospital San Rafael de Santa Tecla. En realidad lo que nos pusieron a hacer era precisamente preparar el terreno para lo que luego se convertiría en el estacionamiento, que por aquel entonces no era más que un "montarrascal" y un basurero.
La verdad es que la pasábamos bien en las clases con aquellos vándalos compañeros míos (obvio que yo también era uno de ellos) y nos emocionaba hasta lo indecible poder estar casi toda la tarde en aquel lugar (y salir un poco de la rutina), en fin al llegar: emoción total.
Miren a la enfermera aquella... uy, así sí me enfermo.
Vea usted al doctor, acosando a la pobre señorita de la recepción.
Increíble pero cierto, aquel señor que parece que se esté muriendo no puede ser atendido por falta de camas... naaaahh... sí, es cierto... ¿en serio?
Todo era novedad y confirmación de lo que nos habían dicho siempre, al mismo tiempo. Veíamos la cruel realidad de los enfermos que eran atendidos por enfermeras y médicos sin sentido de "servicios al cliente" (léase conciencia) y nos asombrábamos de que fuese realidad; veíamos la forma en que los alimentos eran preparados en aquel lugar y no podíamos creer que los pobres enfermos pudiesen sobrevivir (el lugar en el que trabajábamos quedaba cerca de lo que en aquel entonces era la cocina)
En fin, después de constatar con nuestros propios ojos lo que ya se nos había dichos hasta la saciedad, llegábamos al lugar en cuestión: el basurero. Nuestras labores consistían en limpiar, "chapodar" y apilar la basura que saliese.
Sin embargo, y siendo adolescentes aguerridos (sinónimo de idiotas) nos poníamos a jugar con algunas de las cosas que encontrábamos en aquel paraíso de desechos, es decir, jugábamos a dispararnos con jeringas usadas (muchas de ellas con la aguja puesta), frascos que contenían... sabrá Dios qué cosas, bolsas de las que no recuerdo su contenido pero que olían lejanamente a formaldeído. Como ya les conté, era un paraíso de lo mortalmente atractivo.
Después de la remoción de enormes cantidades de basura, encontramos un agujero tapado, la tapadera era un trozo de lámina con un pedazo de madera por agarradero que no presentó ninguna resistencia cuando decidimos abrirlo. ¡Sorpresa! Placentas de antiguas parturientas descomponiéndose. El olor nos avisó de que era un producto orgánico en descomposición (listísimos los muchachos) y claro, decidimos ver lo que era, el agujero no era precisamente profundo así que pudimos constatar, al día siguiente después de haberlos corroborado en la biblioteca (¡la red de Hospitales Nacionales constribuyendo a la educación!) que eran placentas (y si no lo eran... ¡carajo que bien disimulaban!)
Al cabo de dos semanas, las horas sociales terminaron, las clases volvieron y nosotros terminamos sanos y salvos (bueno... locos, pero eso no fue a causa de lo encontramos en aquel lugar) y, al menos yo, no volví por aquel lugar que, de hecho, no me trae en lo absoluto malos recuerdos. Ahora, más de 10 años después, me doy cuenta de que las cosas en algunos hospitales parecen no haber cambiado... yo estoy más viejo, pero las costumbres siguen igual.
Quiero aclarar que esta anécdota (porque sí sucedió, en serio, de veras de veritas) sucedió en 1992, y todo aquello cambió radicalmente en el año siguiente, cuando todo lo que nosotros limpiamos se transformó en el estacionamiento del hospital y que la única razón para contar esto es... la necesidad de escribir y las jugarretas de la memoria. Ignoro como estará hoy ese hospital, pero al menos en aquel entonces... sirvió para recordarnos a todos que las apariencias suelen engañar.
Saludos a todos.
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8 comentarios:
Jajaja, definitivamente como alguna vez me has dicho en comentarios, recordar es vivir.
Y precisamente ese carácter "aguerrido" es el que nos produce tantas anécdotas, jejeje. Galán que uno de bicho sólo en joder piensa, ya luego la (realidad && el_tiempo) nos hacen pensar en otras cosas. (Jeje, puro viejón hablo y con 20 años :p)
Saludos maestro
@Carlos trio: Esas son historias que, cuando uno las trae a la mente no puede menos que pensar "sí que fui pasmado", pero ah!!!!, como quisiera ser pasmado una vez más.
Saludos compadre.
Se escribe formaldehído... jajaja
Esta revergonísimo este post, me llegó, como quera cerote yo bien clavado leyendo.
Ya me picaste de escribir algo así.
Saludos.
@fafa: "Se escribe formaldehído... jajaja"
Cierto, cierto, las disculpas del caso por el horror ortográfico.
En fin, lo bueno es que lo leíste completo (eso ya es decir bastante, ja).
Saludos y gracias por la corrección
"era un paraíso de lo mortalmente atractivo"
jajaja. hay pocos paraísos y, de esos pocos, los mortalmente atractivos son unos.
@el mal ejemplo: "jajaja. hay pocos paraísos y, de esos pocos, los mortalmente atractivos son unos."
Viéndolo bien, cualquier paraíso es mortalmente atractivo, no te parece?
Saludos
El link a la noticia no está bien, creó yo.
@Soy salvadoreño: Cierto. Mis disculpas, ya está corregido.
Gracias por hacérmelo ver.
Saludos
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