Un vídeo cortito, de una muestra de arte inspirada en las maravillosas creaciones geométricas de la Alhambra, véalo que es una fiesta para los ojos:
Anila Quayyum Agha: Intersections from Walley Films on Vimeo.
Sonría, es viernes :)
viernes, 30 de octubre de 2015
miércoles, 28 de octubre de 2015
Hacking. Capítulo 2
________________
HACKING
Alberto Chavez
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2 CAPÍTULO II
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Conocí a Iandro mientras disfrutaba de un café en las afueras de la
ciudad industrial. Las afueras hacia el norte son la parte en la que
aún se puede tener cierto grado de tranquilidad, algo de decencia,
como diría mi abuela. Del lado sur están los que no son aptos para
nuestra sociedad. Todo el lumpen que no ha logrado integrarse en
nuestra cada vez más tecnológica forma de vida.
En fin, como decía, degustaba de un buen café hidropónico, leyendo un
ensayo sobre los avances en neurotransmisores, cuando escuché como el
dueño del café llamaba a gritos a alguien, de quien, inicialmente no
logré entender el nombre:
- ¡Iandro, vení para acá!, ¿qué le has hecho al cluster de
servicio?... ¡Iandro!
Desde lo que supuse que era la cocina, vi salir a un muchacho
desgarbado, con mirada autosuficiente y muy inteligente, luciendo una
sonrisa de sabihondez que me agradó de primas a primeras. Dejé el café
a un lado, mientras el dueño del café le reñía al muchacho. El
muchacho sonreía con cierto hastío. Era evidente que no era la primera
vez que le llamaban la atención por algo como lo que había hecho.
- Es que estaba intentando crear una nueva interfaz de menú, para que
los clientes ordenen y reciban la cuenta automática, todo desde la
mesa, así no hace falta que nadie les tome la orden y nadie que les
saque la cuenta. Solo necesito que se sincronicen con la nueva
aplicación que he creado, pero eso va llevar un tiempo, sobre todo
porque es una aplicación que necesita correr asíncrona con cada una
de las computadoras del cluster.
Pero era bastante claro que el dueño del local no estaba en la
disposición de escuchar palabras que no entendía y que lo hacían
sentir inferior. Cada palabra mencionada por el muchacho crispaba más
el rostro de aquel hombre.
- ¡No me importa! - Estalló el hombre - el servidor tiene que estar
arriba, no puedo perder el tiempo en un experimento de un presumido
que lo que debería estar haciendo es cuidando el tráfico de red, en
lugar de estar inventando sobre lo que no conoce.
No pude más y le pedí permiso al dueño para hablar con el muchacho. El
hombre me miró, hubo un destello en sus ojos, pero desapareció para
dejar paso a una sonrisa amable y condescendiente.
- Adelante, por favor - me dijo.
Llamé al muchacho, a quien le pedí que se sentara por un momento. Me
vio con cierto recelo, tal vez una reacción natural de alguien que se
desenvuelve en un ambiente tan hostil, como aquel del café.
- Hola - le dije con el tono más amistoso del que soy capaz - me llamo
Isaac.
- ¿Y? - me contestó con altanería, pero con cierto temor.
- ¿No me vas a decir tu nombre?
- No tengo por qué decírselo, no sé quién es, no lo conozco de nada.
- Hay razón - le dije - pero lo cierto es que podrías beneficiarte de
esto. A lo mejor nos beneficiamos los dos. Pero en fin, dejame que
me presente con más detalle. Me llamo Isaac, soy el presidente de
Robótica Inteligente.
Al parecer, aquello surtió el efecto esperado, pues los ojos del
muchacho se iluminaron y se agrandaron.
- ¿La de los experimentos con inteligencia artificial?
- Exactamente. Interesante que estés al tanto de los trabajos que
estamos llevando a cabo.
- Me enterés desde que lo anunciaron y he intentado comunicarme con
los expertos que contrataron, pero ninguno de ellos ha querido
responder mis hologramas. Lo que pasa que creo tener algunas ideas
que bien podrían ser de utilidad.
Me reí con sinceridad. Los expertos que habíamos contratado eran
realmente un atajo de presumidos que había demostrado sobradamente su
incapacidad para darle seguimiento al trabajo del doctor Rolando
Gómez, único exponente de la verdadera inteligencia artificial, que se
había llevado sus secretos a la tumba.
- Estoy seguro que tus ideas serían, sin duda, de gran ayuda para
todos nosotros. Y es por eso que he querido que tuviéramos esta
plática. Antes que continuar con lo que tengo que decirte, necesito
hacerte una pregunta: ¿Cómo es que ibas a implementar la aplicación
que le decías al caballero?
- No es precisamente complicado... claro, con los vejestorios que
tiene este hombre no podía ponerme exquisito. No es más que una
aplicación que toma los datos de una sola computadora que hace las
veces de servidor,de tal forma que todo sea mucho más rápido, sin
necesidad de inventir en nada más. Él se puede quedar con esos
vejestorios si quiere y la aplicación no debería de consumir más
recursos de los que él puede dar.
- No es una solución del todo creativa...
- En definitiva no lo es. Pero es lo que se puede lograr con lo poco
que tengo a la mano.
- ¿Y si la actualización se hace asíncrona y de forma peer to peer
entre cada máquina del cluster?
El silencio que siguió a mi sugerencia fue bastante elocuente, pero al
parecer, él quería expresarse de manera mucho más efusiva.
- ¡PERO CLARO! - gritó - ¿CÓMO NO SE ME HABÍA OCURRIDO?
- ¡MUCHACHO! - gritó a su vez el dueño del local - ¿A QUÉ VIENEN
TANTOS GRITOS? ¡DE REGRESO AL CUARTO DE SERVIDORES!
- Me tengo que ir - me dijo con algo de vergüenza, necesito el trabajo
y él no es precisamente paciente.
- Que no te importe - le dije - por eso quería que platicáramos. ¿No
te gustaría trabajar conmigo?
viernes, 23 de octubre de 2015
Viernes de vídeo
El omnipresente Banksy, creó un interesante proyecto, que estuvo abierto al público por un tiempo y que ahora, una vez cumplido el objetivo, pasará a ser reciclado. Ahora bien, en cuanto al objetivo, pues observe el "parque de diversiones" y saque usted sus propias conclusiones en cuanto a la genialidad de este artista.
Dismaland - The Official Unofficial Film from Jaybee on Vimeo.
Sonría, es viernes
Dismaland - The Official Unofficial Film from Jaybee on Vimeo.
Sonría, es viernes
lunes, 19 de octubre de 2015
Hacking. Novelititita de ciencia ficción
Tal y como lo dije hace ratitos, pretendo revivir un poco este blog y para ello me he propuesto escribir, por entregas, una novelita, cortiiiiita, de ciencia ficción, que lleva por nombre Hacking.
Este lo publico hoy lunes, simplemente porque he tenido el tiempo de terminar el capítulo, pero espero estarla publicando todos los miércoles, a menos que algún imprevisto me lo impida.
Así pues, este es el primer capítulo, espero les guste:
________________
HACKING
Alberto Chavez
________________
1 CAPÍTULO I
============
Yo sabía que tarde o temprano aquello iba a suceder. Había entrado en
la compañía casi que por un golpe de suerte, y había logrado escalar
posiciones con cierta facilidad, simplemente porque era inteligente,
pero no era invulnerable, así que al verme en ese momento frente al
predicamento de sus temores, la verdad me resultó, de cierta forma, un
alivio. Al fin, el día que temía había llegado: se habían dado cuenta
de que había hackeado y creado una cuenta de administrador y había
estado con los archivos del prototipo de inteligencia artificial que
los tan afamados expertos decían que habían estado desarrollando por
décadas para la compañía.
Aquello, claro está, era una chapuza, algunos avances en lógica
difusa, que no eran más que plagios de otros que habían trabajado
antes en el asunto, un puñado de librerías que habían sacado de
Internet, que yo conocía a la perfección, porque habían sido mi punto
de partida, cuando yo no era más que un adolescente creciendo en
conocimiento en aquel campo. La verdad es que hackear la seguridad de
la compañía no me llevó precisamente mucho tiempo. Era pésima
seguridad. Una burla, si es que se trabajaba ahí dentro. Pero es que
en serio, ni siquiera encriptaban las contraseñas. ¡NI SIQUIERA LAS
ENCRIPTABAN!
La cuestión de la inteligencia artificial aplicada siempre me había
llamado la atención, sobre todo por la enorme posibilidad de darle
vida a todas las historias que había escuchado del único que había
podido reproducir las bases de la inteligencia humana, el doctor
Rolando Gómez, que nunca dio a conocer su trabajo, es decir, la
teoría, pero que hizo muchas demostraciones prácticas que nos dejaron
con la boca abierta. Si bien yo nunca conocí al doctor Gómez, pues
murió en el año 2035, 20 años antes de mi nacimiento, y no dejó más
que ciertos apuntes que llevaron a la construcción de los primeros
robots multitarea, que finalmente llevaron a la compañía a ser la
dueña del monopolio mundial de distribución de robots.
Como era de esperar, los nuevos modelos podían llevar a cabo más
tareas y eran vendidos tanto para el hogar, como para labores
industriales especializadas, sin embargo, ninguno de ellos tenía
inteligencia artificial real. Simplemente la simulaban dándole cada
vez más capacidad de almacenaje a los dispositivos de almacenamiento
de los robots y guardando en sus bases de datos tantas tareas,
hogareñas o industriales, como les fueran posibles, para que diera la
apariencia de que los robots realmente aprendían algo nuevo... pero no
era así, los robots no aprendían, solo tenían el conocimiento ya
preinstalado.
Pero a ver, permítanme explicarles qué era lo que en aquel momento se
entendía como inteligencia artificial:
El cerebro humano tiene la capacidad no solo de almacenar información,
sino de aplicarla en varios campos, es decir, lo que se aprende en
matemáticas se puede aplicar en ciencias o en la vida real, lo que se
aprende en lógica se puede aplicar prácticamente en todos los campos
de la vida, etcétera. Un robot no podía más que aplicar los
conocimientos programados en las tareas específicas para las que se
había programado. La moral, claro está no tenía mucho que ver con la
parte de la inteligencia per sei, ya que es una cuestión totalmente
relativa al tiempo y al lugar, así que la cuestión de la moral no
puede ser programada a través de las mismas funciones que la
inteligencia artificial. En otras palabras, se puede ser inteligente,
pero no necesariamente correcto para el entorno en el que dicha
inteligencia se desenvuelve. Así que, una de las principales funciones
a ser creadas, era precisamente la capacidad de juicio sobre lo que
era bueno y lo que era malo. Una leyenda en el campo, contaba que
hacía muchísimo tiempo, un genio había creado una serie de reglas
básicas para que la inteligencia artificial pudiese ser implementada
y que dichas reglas eran claras en cuanto a su redacción. Claro está,
la implementación de dichas reglas era, en definitiva, el problema,
pues implicaba que el programador tenía el conocimiento suficiente
como para crear las funciones necesarias para que dichas reglas se
tradujeran en el comportamiento necesario. Ahí estribaba el primero de
los problemas que se debía superar para poder crear la verdadera
inteligencia artificial.
El segundo problema, claro, consistía en la capacidad de aprendizaje, es
decir, la facilidad de una máquina para poder aprender, pero sobre
todo, la capacidad de juicio entre lo que sirve o es provechoso y lo
que no, ya que el aprendizaje en sí, no es más que el almacenamiento
en memoria, pero la capacidad de juicio es lo que impide, en teoría,
que una máquina aprenda algo totalmente inútil, o juzgue lo que
realmente es de uso o no.
Y finalmente, el tercer problema, como ya lo mencioné anteriormente,
es la capacidad del robot, una vez emitido el juicio de lo que
conviene y lo que no conviene aprender, es la aplicación en la
existencia del robot, de lo que acaba de aprender.
Así pues, esos eran los tres problemas, irresolutos, que tenían los
"grandes expertos" en robótica que la compañía había contratado.
Me di cuenta en cuanto logré entrar en los directorios personales de
cada uno de ellos - seis directorios en total, pues cada uno trabajaba
en dos problemas al mismo tiempo -, pues era evidente que todos
estaban atorados en la implementación de cada uno de las soluciones a
los problemas. Pues todos los documentos llegaban hasta los últimos
intentos, fallidos todos.
Así pues, luego de revisar los seis documentos, me decidí a comenzar
mi trabajo. Lo hacía en mi casa, claro está, pues me mantenían ocupado
con la creación de aplicaciones más de tipo administrativo
(aburriiiiiido por todo lo demás) que la compañía me ponía a crear,
me desvelaba sin problemas y sin pausas, porque tenía el objetivo fijo: yo
tenía que ser el que descrubriese la forma de implementar la solución a
los tres problemas básicos de la inteligencia artificial. Y fue así, como al
cabo de ocho meses, efectivamente, LO CONSEGUÍ
Este lo publico hoy lunes, simplemente porque he tenido el tiempo de terminar el capítulo, pero espero estarla publicando todos los miércoles, a menos que algún imprevisto me lo impida.
Así pues, este es el primer capítulo, espero les guste:
________________
HACKING
Alberto Chavez
________________
1 CAPÍTULO I
============
Yo sabía que tarde o temprano aquello iba a suceder. Había entrado en
la compañía casi que por un golpe de suerte, y había logrado escalar
posiciones con cierta facilidad, simplemente porque era inteligente,
pero no era invulnerable, así que al verme en ese momento frente al
predicamento de sus temores, la verdad me resultó, de cierta forma, un
alivio. Al fin, el día que temía había llegado: se habían dado cuenta
de que había hackeado y creado una cuenta de administrador y había
estado con los archivos del prototipo de inteligencia artificial que
los tan afamados expertos decían que habían estado desarrollando por
décadas para la compañía.
Aquello, claro está, era una chapuza, algunos avances en lógica
difusa, que no eran más que plagios de otros que habían trabajado
antes en el asunto, un puñado de librerías que habían sacado de
Internet, que yo conocía a la perfección, porque habían sido mi punto
de partida, cuando yo no era más que un adolescente creciendo en
conocimiento en aquel campo. La verdad es que hackear la seguridad de
la compañía no me llevó precisamente mucho tiempo. Era pésima
seguridad. Una burla, si es que se trabajaba ahí dentro. Pero es que
en serio, ni siquiera encriptaban las contraseñas. ¡NI SIQUIERA LAS
ENCRIPTABAN!
La cuestión de la inteligencia artificial aplicada siempre me había
llamado la atención, sobre todo por la enorme posibilidad de darle
vida a todas las historias que había escuchado del único que había
podido reproducir las bases de la inteligencia humana, el doctor
Rolando Gómez, que nunca dio a conocer su trabajo, es decir, la
teoría, pero que hizo muchas demostraciones prácticas que nos dejaron
con la boca abierta. Si bien yo nunca conocí al doctor Gómez, pues
murió en el año 2035, 20 años antes de mi nacimiento, y no dejó más
que ciertos apuntes que llevaron a la construcción de los primeros
robots multitarea, que finalmente llevaron a la compañía a ser la
dueña del monopolio mundial de distribución de robots.
Como era de esperar, los nuevos modelos podían llevar a cabo más
tareas y eran vendidos tanto para el hogar, como para labores
industriales especializadas, sin embargo, ninguno de ellos tenía
inteligencia artificial real. Simplemente la simulaban dándole cada
vez más capacidad de almacenaje a los dispositivos de almacenamiento
de los robots y guardando en sus bases de datos tantas tareas,
hogareñas o industriales, como les fueran posibles, para que diera la
apariencia de que los robots realmente aprendían algo nuevo... pero no
era así, los robots no aprendían, solo tenían el conocimiento ya
preinstalado.
Pero a ver, permítanme explicarles qué era lo que en aquel momento se
entendía como inteligencia artificial:
El cerebro humano tiene la capacidad no solo de almacenar información,
sino de aplicarla en varios campos, es decir, lo que se aprende en
matemáticas se puede aplicar en ciencias o en la vida real, lo que se
aprende en lógica se puede aplicar prácticamente en todos los campos
de la vida, etcétera. Un robot no podía más que aplicar los
conocimientos programados en las tareas específicas para las que se
había programado. La moral, claro está no tenía mucho que ver con la
parte de la inteligencia per sei, ya que es una cuestión totalmente
relativa al tiempo y al lugar, así que la cuestión de la moral no
puede ser programada a través de las mismas funciones que la
inteligencia artificial. En otras palabras, se puede ser inteligente,
pero no necesariamente correcto para el entorno en el que dicha
inteligencia se desenvuelve. Así que, una de las principales funciones
a ser creadas, era precisamente la capacidad de juicio sobre lo que
era bueno y lo que era malo. Una leyenda en el campo, contaba que
hacía muchísimo tiempo, un genio había creado una serie de reglas
básicas para que la inteligencia artificial pudiese ser implementada
y que dichas reglas eran claras en cuanto a su redacción. Claro está,
la implementación de dichas reglas era, en definitiva, el problema,
pues implicaba que el programador tenía el conocimiento suficiente
como para crear las funciones necesarias para que dichas reglas se
tradujeran en el comportamiento necesario. Ahí estribaba el primero de
los problemas que se debía superar para poder crear la verdadera
inteligencia artificial.
El segundo problema, claro, consistía en la capacidad de aprendizaje, es
decir, la facilidad de una máquina para poder aprender, pero sobre
todo, la capacidad de juicio entre lo que sirve o es provechoso y lo
que no, ya que el aprendizaje en sí, no es más que el almacenamiento
en memoria, pero la capacidad de juicio es lo que impide, en teoría,
que una máquina aprenda algo totalmente inútil, o juzgue lo que
realmente es de uso o no.
Y finalmente, el tercer problema, como ya lo mencioné anteriormente,
es la capacidad del robot, una vez emitido el juicio de lo que
conviene y lo que no conviene aprender, es la aplicación en la
existencia del robot, de lo que acaba de aprender.
Así pues, esos eran los tres problemas, irresolutos, que tenían los
"grandes expertos" en robótica que la compañía había contratado.
Me di cuenta en cuanto logré entrar en los directorios personales de
cada uno de ellos - seis directorios en total, pues cada uno trabajaba
en dos problemas al mismo tiempo -, pues era evidente que todos
estaban atorados en la implementación de cada uno de las soluciones a
los problemas. Pues todos los documentos llegaban hasta los últimos
intentos, fallidos todos.
Así pues, luego de revisar los seis documentos, me decidí a comenzar
mi trabajo. Lo hacía en mi casa, claro está, pues me mantenían ocupado
con la creación de aplicaciones más de tipo administrativo
(aburriiiiiido por todo lo demás) que la compañía me ponía a crear,
me desvelaba sin problemas y sin pausas, porque tenía el objetivo fijo: yo
tenía que ser el que descrubriese la forma de implementar la solución a
los tres problemas básicos de la inteligencia artificial. Y fue así, como al
cabo de ocho meses, efectivamente, LO CONSEGUÍ
viernes, 16 de octubre de 2015
Viernes de vídeo
Hace ya algún rato dije que iba a retomar la publicación un tanto más contante en este blog, así que retomo, entre otras cosas (eso espero), la publicación de los viernes (a veces sábado) de vídeo. Y lo retomo con esta joya, un cortometraje de un poco menos de diez minutos.
En corto, la humanidad se ha encargado de cargarse a la gran mayoría de los seres vivos y se muere lentamente, víctima de su propia autodestrucción, pero hay un niño que encuentra algo inquietante... No le digo más, échele un ojo, a ver qué le parece.
SUMER from Sumermovie on Vimeo.
Sonría, es viernes :)
En corto, la humanidad se ha encargado de cargarse a la gran mayoría de los seres vivos y se muere lentamente, víctima de su propia autodestrucción, pero hay un niño que encuentra algo inquietante... No le digo más, échele un ojo, a ver qué le parece.
SUMER from Sumermovie on Vimeo.
Sonría, es viernes :)
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