El agente Tony Chu, tiene una capacidad extremadamente interesante, aunque también extremadamente cruel. Él es Cibopático, es decir, puede detectar, a través de la comida, toda la serie de "historias" que ha atravesado dicha comida para llegar a convertirse en lo que es.
Me explico.

Repito, es una capacidad interesante, pero es, al mismo tiempo, cruel, pues Tony Chu no puede comer carne, sin ver la crueldad a la que el animal fue sometido antes de convertirse en ese bistec, o comer una fruta sin ver las enfermedades que la persona que cosechaba las frutas padecía.

Claro está, su capacidad lo hace el candidato idóneo para la división de crímenes alimenticios, y es precisamente aquí en donde comienza la aventura.
Luego de resolver un crimen, Tony decide tomarse cierto tiempo libre y llega a una isla en donde investiga sobre una planta llamada Gallsberry, que curiosamente sabe igualito que el pollo. En el lugar conoce a una agente que va a contarle todos los secretos de la plantita, pero que resulta asesinada y Chu es culpado por el asesinato.
Curiosamente, después del número 18, la historia salta sin más al número 27, que cuenta los acontecimientos un año después, y luego regresa al número 19.
Poco que decir de esta serie sin caer en un spoiler, así que no puedo menos que recomendarles su lectura, pues es una especie de comedia policíaca, pero que no pierde el poder de mantenernos pendientes de la historia.
De nuevo, léala, no se va a arrepentir, pues es una de esas historias que, sin necesidad de presentar superhéroes musculosos, nos presenta una historia divertida, interesante y bien contada.