domingo, 17 de febrero de 2013

El paraíso en la otra esquina - Mario Vargas Llosa


Me temo que de este libro, lo que he de decir es poco, sobre todo porque nunca logré conectar con él... no logró encangharme y eso es extraño, incluso en los libros que no me gustan. Las razones, no las sé, debo confesarlo, pues ya ha habido libros de Llosa, como La Fiesta del Chivo, que me gustaron.

En fin, esta es una novela sobre dos vidas, la abuela y el nieto, Flora Tristán y Paul Gauguin, respectivamente, que comparten un capítulo una y un capítulo el otro. Flora Tristán, una mujer que monta en cólera con enorme facilidad, decide, después de pasar por no pocas aventuras, incluyendo algunas intenciones de convertirse en burguesa acaudalada, emprender una cruzada en pro de, Francia primero y luego el mundo, luchando además por la liberación de la mujer, buscando, de alguna manera, la abolición del sexo (viéndolo bien, creo que ya sé por qué no conecté conmigo la novela), pues vive ella traumada por la vivencia que tuvo con su ex esposo André Chazal, quien, además, le pega un balazo que la mantiene en vilo por su cercanía al corazón y la imposibilidad de poder extirpársela.

Por otro lado, el nieto de flora, Paul Gauguin (sí, el famoso pintor), inicia su búsqueda de la vida artística perfecta, en donde se cree por "instinto" y no por necesidad, sin seguir las tontas reglas de la moda artística parisina, por lo que viaja a Bretaña, Panamá y Tahití (aunque muere en las islas Marquesas), en donde no cesa de buscar el ideal artístico, la libertad total para la creación. Incluso, sueña con descubrir los lugares secretos en los que aún se practica el tatuarse el cuerpo de los maoríes y además desea practicar la antropofagia purificadora.

Ambos mueren de forma intempestiva... aunque a Paul "la enfermedad inpronunciable" (imagino que habla de la sífilis) lo mantiene entre la vida y la muerte por mucho tiempo, así que no es tan intempestiva. Al final, ambos fallan en encontrar lo que buscaban: Flora, no logra emancipar a la mujer, Francia o el mundo y Paul no logra encontrar el paraíso que buscaba y sus cuadros se convierten en famosos hasta después de su muerte... bueno, no sus cuadros sino su obra entera.

Si algo se puede sacar en limpio de estas historias, es exactamente lo que resulta frustrante para sus protagonistas, la perseverancia con que ambos personajes se empeñan en llegar a cumplir sus respectivos sueños (el Paul me suena más encomiable, aunque se deba tal vez a mi confesa misantropía) que me resulta algo con lo que me identifico.

Sin embargo, repito, esta novela no es algo que me haya "hecho click", pero eso no es más que una cuestión de gusto, pues conozco mucha gente a la que le ha gustado.

Así pues, "dele recto" si se quiere echar esta novela, que, de nuevo, me gustó por la aparición de Gauguin, pero nada más.

Recuerde siempre, LEA, EL CONOCIMIENTO ES PODER.

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