domingo, 25 de noviembre de 2012

Bonsai o mi imposibilidad de condolerme

Ví la película Bonsai... y días después leí el libro de Fernando Zambra (cosa rara porque suele ser al revés, pero en fin)

Ambas cosas me gustaron mucho. En serio, me agradó mucho el ritmo tanto del libro como de la película, porque siempre me he visto incapacitado de vivir en realidad las vidas desgarradas de personajes como Julio o como Emilia.

Esa desesperación por no encajar, esa tristeza rampante que quema, que destroza, que paraliza, eso es algo que me ha estado vedado por mucho tiempo. Más del que puedo recordar y más del que quisiera admitir en ocasiones. La desesperación de Julio por encajar y ser parte de algo o de alguien, que lo lleva a tener su primer encuentro sexual con Emilia, es algo que está fuera de mi entendimiento intrínseco, sobre todo porque siempre consideré el sexo como un placer en sí mismo y no como un camino para encontrar paz. Acceso vedado.

Hace algunos días decía que la misantropía que padezco es endémica y mi amigo Víctor me hizo ver que si así fuese, tal vez sería una señal de que la humanidad ha empezado a pensar de verdad. Tal vez así sea, no lo sé, y tal vez no lo quiera averiguar. Es más, estoy seguro de no quererlo averiguar. En fin, que este odio por la humanidad es propio, personal e intransferible y por ello la capacidad de condolerme, de tener esa "rabia social" me resultan conceptos ajenos en la gran mayoría de las ocasiones. Terreno vedado.

Esa forma de mantener un sentimiento, amor para el caso de la película, o deseo obsesivo, no lo sé, me resulta ajeno, puesto detrás de una enorme pared infrangible que me impide por completo comprender el sentimiento postergado de los personajes principales a través de 8 años. "No estorba el que viene, no hace falta el que se va", eran y son aún palabras de mi abuela, que me han resultado cada vez más entrañables, más mías, más personales que si las hubiese inventado yo. Soy muy leal a mis amigos y amantísimo de mi esposa, pero si el contacto se rompe, las cosas se difuminan, se vuelven borrosas y confusas, como la visión a través de un día neblinoso y se convierte todo en un recuerdo, claro como el día, pero en un sentimiento oscuro como la hora antes del amanecer. Los amigos, los amores de antaño están encerrados en algún lugar de mi cerebro al que los sentimientos son incapaces de llegar, están ahí, están vivos (supongo), pero no causan mayor movimiento dentro de "mis entrañas", como suele llamarse a ese esquivo lugar en donde los sentimientos más profundos se guardan, y que parece que en mí, es un lugar más pequeño y remoto de lo normal. Lugar prohibido.

Esa forma de verter palabras de doloroso recuerdo sobre un papel o el golpeteo adolorido sobre un teclado es algo que no he logrado experimentar jamás. He llorado por algún amor perdido, por algún amigo muerto, y han sido horas crueles, que jamás han llegado a ser días, sin que en ello tenga que intervenir la fuerza de voluntad, al menos no de manera consciente, sino simplemente una extraña forma de decirme que la vida sigue y que no se pueden desechar palabras en sentimientos rotos. No, rotos no, desaparecidos, transparentes, invisibles. Territorio imposible.

Tengo buena memoria, o al menos eso dicen, y tengo aún frescos los recuerdos de los que fueron buenos amigos, y de las que alguna vez representaron algo profundo en mí, pero no pasan de ser recuerdos, imágenes inanimadas, insensibles como fotografías de pilas de billetes que no hacen más que estar ahí. Nada.

Pero si creyó que esto era una sinopsis de la película o del libro, lo siento, no es el caso, es más bien una catarsis provocada por una desesperación que no puedo sentir, por un dolor por la humanidad que no he logrado sentir desde hace tanto tiempo que no logro recordar cuándo fue la última ocasión en la que lo sentí.

Sin embargo, lea el libro o vea la película, indentifíquese con ella, si puede. A mí me gustó, porque logro adentrarme por minutos en esas vidas que jamás viví, y que logran penetrar en mi ser por ósmosis visual. Deseche lo de la ósmosis visual, es una imposibilidad científica. Sin embargo, la idea se mantiene.

Véala e identifíquese o véala y aprenda, cualquiera de las dos es una ayuda.

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