lunes, 9 de abril de 2012

Debo ser exitoso!!!! o las miserias de los tiempos actuales

Desde hace algunas décadas, los libros de superación personal parecen ser una presencia reglamentaria en la biblioteca de todo aquel se pretenda ser "exitoso" Pues a saber, éxito significa (según la RAE):

1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. 

2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo.

3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto.

Sépase usted, mi estimado aspirante a exitoso miembro de la especie humana, que lo cierto es que, en estos tiempos aciagos, el éxito parece haberse convertido en algo mucho más intangible de lo que aparentan sus respectivas acepciones. Y luego de haber leído ínclitas producciones literarias como "Quién se ha robado mi queso?" o "La vaca" (la misma vaca, con el mejor ritmo de merengue) nos podemos dar cuenta que el éxito se ha convertido en un producto de la sociedad consumista en la que desafortunadamente vivimos. Vea usted, que para los extraños y verdaderamente faltos de hilo conectivo, personajes del librito ese de Quién se ha güeviado mi derivado lácteo?, el bendito trozo de morolique era el significado claro de un trabajo estable, de una casa, etc. Es decir, un trabajo en el que pueda sentirme seguro de que no me van a echar a la chingada y que, ergo, me va a permitir llenarme de toda la sarta de tonterías que el dinero puede comprar.

Vea usted por la calle a los adolescentes (y ya no adolescentes) víctimas de su propio éxito, esclavizados de ese ideal que significó en algún momento el éxito. Vea usted a todas esas mentes alienadas que creen que tener el último grito en celulares es un signo claro del éxito del momento, o trabajar en el lugar de moda (sí, créalo o no, eso es una señal de estar in y por consiguiente de ser exitoso), o bien conocer al dedillo los centros comerciales que están allá por donde casi no llegan los buses, o... en fin, usted póngale nombre a su definición más local, más cercana de éxito.

El éxito parece haberse convertido en una de esas adicciones de nuestra época, con cada vez más personas obsesionadas por obtenerlo. Que quiere usted estudiar artes, no sea loser, dedíquese a la carrera que lo va convertir a usted en alguien exitoso, no en una que lo va a llevar a morirse de hambre. Si medita usted, mi querido padawan en esto, lo cierto es que las artes, como un ejemplo nada más, no son una carrera exitosa, simple y sencillamente porque no somos un pueblo que se de a la tarea de apreciar el arte. No solo es cuestión de ser un pueblo que se dedica a sobrevivir, vamos que la cuestión es así, pero que las exposiciones de pintura, los conversatorios, algunos conciertos, etc. son gratis y no es precisamente que haya colas interminables para ver una exposición del difunto maestro Valero Lecha, como las hay para ir a ver (pagando) a Ricardo Arjona (imagíneme en este momento con mis manos sobre mi boca para evitar las náuseas) o a algún reggaetonero cualquiera que viene a mostrar su arte... de hacer ver a las mujeres como un objeto sexual que vale la pena en tanto sea utilizada solamente como tal.

Éxito, es el nombre del juego en todos lados, que tengan el tiempo para dedicarse al éxito, claro está y que tengan la idea fija de querer, como muuuuuuchos en derredor, tener sus 15 minutos de éxito.

En fin, que al final de cuentas, la vida NO debería (se fijó que puse la palabra NO, verdad?) ser medida con base al éxito... es más, hágase la pregunta. ¿Vale la pena medir la vida, en lugar de dedicarse a vivirla?

Y más nada, que tengo ganas de hacer un final abrupto.

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