sábado, 6 de agosto de 2011

Después del concierto

Cuando recibió el balazo en la cabeza, aún pensaba como en la mañana y se sentía todavía abotargada por la cena que habían tomado antes del concierto de sus vidas.

El grupo había anunciado su presentación única en el país tres meses antes, despertando la ansiedad y la expectación de todo su grupo de amigos, quienes por supuesto, comenzaron a hacer los planes respectivos para el día del concierto, tres meses después.

A ella le resultaba difícil. Su padre había perdido el empleo hacía cuatro meses, su madre ayudaba con los gastos trabajando como secretaria de un doctor que hubiese preferido pagarle con consultas gratuitas en lugar de con dinero y ella era siempre asediada por los pandilleros locales que todavía creían que su padre ganaba bien. No. Definitivamente no iba a ser fácil convencer a su mamá de que el dinero para el concierto era más importante que la comida, los recibos o el pasaje del autobús.

Así pués, caminó todos los días, ida y regreso hacia la escuela; no comió nada durante los recreos; y decidió vender algunas de sus posesiones más valiosas, como aquel reproductor de mp3 que su padre le había regalado, cuando aún tenía trabajo, en el día de su cumpleaños.

Cuando se supo dueña de la cantidad suficiente para costearse las entradas, decidió que podía comenzar a sentirse feliz, incluso con los regaños de padre y madre por las bajas notas en matemáticas.

Y el día del concierto, después de ser invitada por su mejor amiga a una maravillosa cena y luego de disfrutar de 2 horas de música, decidió que efectivamente, podía morir en paz, pues había logrado, no sin poco sacrificio, ir al concierto de su vida.

Así pués, cuando los pandilleros locales les quisieron arrebatar los teléfonos celulares y ella se opuso, ese sentimiento de felicidad, seguía manteniéndose ahí, protegido por el escudo de los logros alcanzados a base de sacrificios. Y cuando finalmente, uno de ellos le disparó a la cabeza, el último reflejo de su cerebro, como un proceso natural, fue pensar "que buen concierto,... que llena me siento"

1 comentario:

Anónimo dijo...

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