domingo, 26 de junio de 2011

La Fiesta del Chivo - Mario Vargas Llosa


Urania Cabral regresa después de casi 35 años a Santo Domingo (se llamaba Ciudad Trujillo cuando ella se fue), desconcertada por su decisión de tomarse vacaciones de su trabajo en Manhatan e ir, en el último momento, de regreso a su país natal, República Dominicana. Una vez ahí, un día de correr por la mañana, va hacia su antigua casa, a ver al ex funcionario de gobierno Agustín Cabral (cerebrito), su padre, ahora víctima de un derrame cerebral que lo ha dejado con una gran serie de deficiencias mentales y físicas; todo con el objeto de comenzar a vomitar todo el odio reprimido desde su partida, 35 años atrás, contra su padre.

Ese es prácticamente el comienzo de esta novela que, lo confieso, me obligué a leer, pues Vargas Llosa nunca ha sido santo de mi devoción. Confieso (de nuevo) que me alegra haberme obligado a leer esta novela, que poco a poco capturó mi atención y terminó siendo una especie de vicio inevitable en cada momento libre que tuve para leerlo.

La novela toma la perspectiva de varios de sus protagonistas, aunque todos ayudados por un narrador omnisciente. Antonio Imbert, Amiama, Balaguer, Antonio de la Maza, Amadito, Salvador Estrella Sadalhá, Urania Cabral, Henry Chirinos... son algunos de los personajes (todos reales a excepción de Urania Cabral, hasta donde sé) que le dan vida a esta novela que cuenta los últimos mordiscos del agonizante régimen de Rafael Leónidas Trujillo y todos los que le rodearon, amándolo, temiéndolo, idolatrándolo o aborreciéndolo.

Cruel, dolorosa, atemorizante por momentos, La Fiesta del Chivo hace revivir los sentimientos que algunos hemos tenido de revolución por las injusticias de una dictadura, llevándonos con calidez por los intríngulis de las vidas y (teóricamente) pensamientos de los protagonistas de esa etapa de la historia de República Dominicana.

Llena de hechos históricos y cargada de cierto toque de ironía, esta novela merece la pena ser leída sin prisas, pero sin pausas, teniendo siempre en cuenta aquello que dice que quienes no conocen la historia, están condenados a repetirla.

Saludos a todos.

1 comentario:

Víctor Salmerón dijo...

Saludos ALberto, excelente libro el que recomienda, este, junto con la ciudad y los perros, son los títulos que si me gustan de Vargas Llosa, de la fiesta del chivo en particular, hay una escena que no me puedo sacar de la mente, y es cuando el carcelero le lleva a un preso de comer la carne de su propio hijo, que fragmento más desgarrador que al día de hoy, no se si es creación siniestra de Llosa o en verdad sucedio.

Salud amigo, excelente que nos llene de cultura, a un país que cada día tiene una cultura demasiado destructiva y des-esperanzadora