viernes, 1 de febrero de 2008

Los libros. La mejor de las herencias

El día de hoy encontré en una venta de libros usados uno de los libros que más había querido recuperar, desde aquel fatídico momento en que lo presté y no regresó (Carlos Trío, JC, ¿les suena familiar?), hablo de Vida de los doce Césares de Suetonio. Uno de los libros más amados de mi adolescencia.

En fin, el caso es que finalmente lo reencontré, pero me llevé una sorpresa al abrirlo, en la primera página, hay otra página pegada con una hermosísima dedicatoria y una especie de "poema aleccionador", mismos que quise compartir con ustedes y que transcribo tal y como vienen en el libro:

Con el más grande de los cariños y todo el amor para mis hijitos: Rafael Alfonso, Claudia Margarita, Ivania Eunice, Karen Margarita y Glendy Alejandra, éste es uno de los más grandes tesoros que yo les puedo ofrecer. SU MAMY

LO QUE DICE EL LIBRO AL LECTOR
No me abras sólo para ver mi contenido

No humedezcas la yema de los dedos para pasar mis
hojas, ni tosas sobre mí, y no me tomes sino con
las manos limpias.

Me sentiría mal, si sucio me prestases a otra
persona para que me leyera.

No anotes nada en mis hojas, ni con la pluma, ni
con el lápiz.

No me tomes por las tapas y cuando me leas no te
apoyes en mí, ni con los codos, ni con los brazos,
me harías mal.

No me dejes besar con las hojas la mesa o el sofá.

No pongas nunca entre mis hojas un cabo de pluma,
lápiz u otra cosa que sea más gruesa que una hoja
de papel, cansarías mi lomo.

Si cuando concluyas mi lectura, temes no acordarte
donde quedaste, no pliegues la hoja, emplea una
cinta o una tira de papel son mis mejores amigos,
Entonces, ciérrame y déjame sobre la mesa hasta
que quieras leerme otra vez.

Acuérdate que sólo debo estar contigo cuando me
leas, pues tal vez sea buscado por otra persona a
quien quiedo complacer.

Cuídame mucho puerde ser que algún día llegue a tus
manos otra vez y no te gustaría verme viejo, sucio
y manchado.

Tenme siempre limpio y bien cuidado. Yo, a cambio
te ayudaré a ser feliz y te daré más ánimo para
labrar tu futura dicha.

San Salv. Sept, 1979

Parece que esta madre en definitiva sabía lo que implicaba regalar un libro, me pareció maravilloso, espero que les guste.

8 comentarios:

Carlos Abrego dijo...

Alberto:

Son consejos maternales, no los discuto. Sería meterme en algo muy íntimo.

Pero bueno, nunca tuve tanta devoción por el objeto, que preferí considerarlo como un útil, un instrumento, una parte de la memoria común que hay que asimilar.

Pero enternecen las madres.

Carlos

Carlos Trio dijo...

De que me suena, me suena y fuerte. ^^

Nasty Heroes dijo...

@Virginia: Como sea, cayó en mis manos, y será más que apreciado. Supongo que la necesidad debió haber sido mucha para venderlo.

Ahora bien "...Alberto Enrique, la humanidad es una mierda." En eso amiga mía, estamos más que de acuerdo.

@Carlos Ábrego: Lo que pasa es que yo siempre he sido aficionado a ese útil y sobre todo si ya tiene muchos años, me resulta hermoso e intrigante. Supongo que es por eso.

@Carlos Trío: Vaya úlcera verdad my friend?

Saludos a todos y gracias por pasearse por aquí

Anónimo dijo...

Como me encantan los libros, me gusta tu nota y la nota de la mamá a sus hijos.
A mi se me han perdido libros queridos por accidente, porque alguien se lo llevo sin mi permiso de mi casa... Asi que no hay que juzgar a la humanidad entera por el incidente de un libro :)

Nasty Heroes dijo...

@Soy Salvadoreño: Pues sí, yo también soy amante de los libros, y tal como le dije a Virginia, no dudo que el venderlo haya sido un dolor grande.

En cuanto al juicio a la humanidad no es sólo por el libro, eso es algo que opino por muchísimas y muy variadas razones, desde hace mucho, muuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo.

Saludos y gracias por pasear por aquí :)

Unknown dijo...

@Virginia: Pues no, no debería de hacérsele. Definitivamente no

FaFa dijo...

Te lo compro. Cuánto por él?

Unknown dijo...

@Fafa: Fijate que... la verdad... jejeje... no hay nada que me duela más que vender un librito