miércoles, 18 de julio de 2007

Recuerdo Mortales. Parte Final

La primera vez que ella y yo estuvimos juntos en mi cama fue dos meses después de haberla conocido. Fue un encuentro bueno, aunque algo carente de pasión, fue un desahogo para ambos. Los dos estábamos tan llenos de ansiedad que no hubo mayores preámbulos, nos vimos y tuvimos el acuerdo implícito de acostarnos inmediatamente. No había amor, probablemente nunca lo hubo… probablemente.

Las semanas siguientes, a nuestro regreso de cualquier lugar al que nos hubiesen enviado, ella y yo terminábamos en la habitación que me había asignado. Extrañamente jamás conocí su habitación, pero no era algo que yo notase en aquel entonces.

“No creí volverte a ver”, me dijo ella una vez más, y me sacó abruptamente de mis recuerdos

No supe que decir y observaba mi radiograbadora en mi mano, observaba con detenimiento el eterno girar de los carretes del casete dentro del aparato. La cinta estaba dando las últimas vueltas en un casete que yo no había podido escuchar en su totalidad y me había perdido las canciones que más me gustaban, no había podido disfrutar de lo mejor… como en toda mi vida.

“¿Te molesta verme de nuevo?”

“Me asusta, igual que seguramente te asusta a vos”. No era una respuesta de caballero, pero el miedo neutraliza la mayor parte de tu educación.

Ella se paró rápidamente y se paró frente a mí. Yo había visto la muerte muchas veces… muchísimas veces y había aprendido a considerarme muerto para no tener miedo. Pero cuando la vi frente a mí aquella tarde moribunda, realmente sentí pánico: pánico del pasado, pánico de los reclamos, pánico por la cobardía, pánico de sus reclamos… por no quedarme con ella.

¿Querés caminar?”, me preguntó con un poco de tensión en la voz. Yo sentí una falsa tranquilidad y me paré. No tenía más remedio que acompañarla: era lo menos que podía hacer… después de tanto tiempo.

Caminamos por largo rato por los alrededores, observábamos las mismas cosas sin decirnos nada. Cuando llegamos a otro parque cercano ella me tomó de la mano y se paró. Yo me paré y esperé lo que ella tenía que decirme. Esperaba que me reclamara la forma en la que me fui, sin despedirme, sin recordar que ella, ELLA que vivía por mí, que vivía para mí, aún estaba en aquel lugar; porque en los peores momentos de nuestras respectivas estadías en aquel lugar, nuestras soledades se hacían mutua compañía y nuestras ansiedades se quedaban en las sábanas revueltas de mi habitación; porque después de las veces que ella me dijo que empezaba a necesitarme, yo le había dicho que me agradaba escucharlo y que tal vez yo también empezaba a acostumbrarme a estar solitario en su compañía; porque en aquel momento en que me fui, ni siquiera me tomé la molestia de dejarle una nota diciéndoles que me iba para siempre, que ya no aguantaba una vida que no era vida, que no soportaba el hecho de permanecer ni un segundo más en aquel lugar, incluso sabiendo que ella estaba ahí…

Y cuando esperaba lo peor, cuando creí que ella iba, por lo menos a gritarme y a pegarme un par de cachetadas… fue entonces que me di cuenta que estaba llorando. Aquello me desarmó, me dejó sin pensamientos, sin argumentos, sin las posibles defensas que había esgrimido en mi mente para contrarrestar cualquier tipo de protesta o de reclamo.

“Era mi única oportunidad”, le dije con un tono de estúpido en mi voz.

“Lo sé”, me dijo ella.

“Lo lamento”

“Yo hubiese hecho lo mismo… creo. Es tiempo de que te vayás, tu esposa está por regresar de su pueblo”

Aquella última parte me atemorizó por un segundo una vez más, pero sabía el lugar en el que ella todavía se encontraba y sabía que yo jamás iba a estar completamente afuera.

“Cuidate”, me dijo y me extendió la mano para estrechar la mía. Yo alargué la mano y no le dije nada, sabía que decirle lo mismo hubiese sido cínico.

* * *

No hace mucho me enteré que ella también había muerto. Me alegré por ella y decidí no traerla a mi mente nunca más.

Pero por alguna razón, hoy la recordé, hoy mi mente quiso que la recordara y a la vez quiso recordarme muchas historias de aquel lugar: historias de terror, de soledad, de tristeza, de eterna melancolía… pero esas, son otras historias.

FIN

6 comentarios:

Unknown dijo...

noo... murieron todos los personajes...

:(


Se disfruto mientras duró.

Ahora te toca satisfacer los deseos de los fans asi qeu: escribi otra.

:)

Unknown dijo...

Jajajajaja

En definitiva escribiré otra.

Gracias por lo de fans

Raúl Marín dijo...

Uno mas de sus fans...

Nasty Heroes dijo...

Se agradece Raúl

Saludos

MJ dijo...

Buena historia!

Unknown dijo...

Gracias María José y bienvenida