miércoles, 23 de marzo de 2016

Hacking. Capítulo 16


16 CAPÍTULO XVI

Al escuchar lo que Iandro acababa de decir, Shapper se adelantó, furioso, sacando su arma, dispuesto a inmovilizar al muchacho atrevido que acababa de ponerse presuntuoso. Presuntuosos a él… a él que no los soportaba, a eĺ que podía cortarles las alas sin ningún problema, a él que había sido entrenado para poner a raya a cualquier presuntuoso.
  • Suficiente muchachito, esto te va a quitar los ánimos de presumir.
  • Adelante, agente - dijo Iandro con calma - le prometo que mis amigos aquí presentes no le van a hacer nada, acérquese.
Shapper estaba furioso, cosa que lo volvió irracional y descuidado, con que se acercó a Iandro, lo suficiente como para tomarlo del brazo. Momento exacto en que Iandro se acercó a su oido y le dijo algo. En ese momento, Shapper se quedó quieto, inmóvil, ausente e inexpresivo.
  • No pretendo presumir de nada, señor agente. Cuando digo que tengo el poder de controlarlos, no estoy siendo presuntuoso, estoy simplemente presentando una declaración fáctica, un axioma que no admite contradicciones, me temo. Soy un ser con un poder inigualable tanto en la zona norte como en la sur. Pero eso no significa que quiera utilizar ese poder… o que yo haya pedido ese poder. No señor agente, soy lo que soy y no puedo negarme a mí mismo.
»Así pués, señor agente, cuando digo que estos seres son su evolución, lo digo con conocimiento de causa. Lo sé porque yo les he hecho evolucionar. No se comunican como nosotros, aunque podrían, si quisieran, comunicarse con nosotros. Pero no necesitan una cavidad bucal para ello, como tampoco necesitan utilizar el suelo que pisamos o alimentarse. »Ellos - dijo Iandro, ahora dirigiéndose a todos ellos - son el resultado de este poder que tengo. Para ustedes, en este momento, son seres grotescos que carecen por completo de la estética anatómica que poseemos, pero lo cierto que es que esta estética no es más que una cuota de vanidad que ha sido transferida de generación en generación y que condiciona nuestros estándares de lo que consideramos hermoso o bello. Estos seres son simplemente mejores. Más inteligentes, más ágiles, aunque no lo parezcan a simple vista, mejores practicamente en todo sentido. »Y quien provocó su evolución, en cuestión de minutos, me temo que fui yo.
Al decir estas palabras, todos los presentes, incluyendo Isaac, dieron un paso atrás, casi sin darse cuenta. Solo Shapper permanecía en ese estado aletargado.
  • ¿Qué le has hecho al agente Shapper? - preguntó Isaac, recuperando lo mejor que pudo su tranquilidad.
  • Tranquilo, señor Isaac, está vivo, consciente y sin problemas, solo digamos que está inmovilizado, simplemente porque quería demostrarle… demostrarles a todos que lo que dije no era una burla o un acto de presunción, sino una realidad ineludible.
»Pero déjenme continuar, que necesito contarles la forma en la que me di cuenta del poder que tengo y también el tipo de ser que soy. »Cuando llegué aquí tuve un accidente que me provocó una herida. Una herida que un buen amigo que conocí aquí tuvo a bien curar y cuidar. Ese amigo, por cierto fue el primero en evolucionar. Él me lo pidió, no crean ustedes que fue un experimento cruel y desconsiderado. En fin, esta herida, junto a un objeto que este buen amigo, cuyo nombre es Leopoldo, tiene, me mostraron la realidad sobre mi existencia, la verdad sobre lo que soy, lo que me he estado negando a mí mismo durante todos estos años y que en definitiva no tenía idea que estaba ahí. »Cuando vi mis heridas, caí en la cuenta de una serie de eventos, vistos durante mi estadía en su compañía, señor Isaac. Uno de los archivos de aquellos expertos en informática, me dio la idea que necesitaba. Trabajando con base a los avances de uno de ellos, logré avanzar mucho más en una semana de lo que aquellos personajes lo había hecho en años. Sin embargo, la cuestión no era simplemente de inteligencia, sino más bien de barreras, de fronteras infranqueables para todos ustedes y es precisamente esa serie de barreras las que yo sí puedo cruzar sin ningún problema. »Pero vuelvo a sonar presuntuoso y lo cierto es que no es mi intención. Ahora bien, no tengo memoria de mi infancia, no recuerdo mi lugar de procedencia, ni memoria real de mis padres. Todo lo que cuento ha sido una elaboración detallada que he venido puliendo con el paso de los años, pero lo cierto es que no logro poner en orden los pensamientos concernientes a mi pasado. Y eso la verdad es que no lo entiendo. »Mi amigo Leopoldo, sin quererlo, me ha mostrado mi verdadera naturaleza, mi verdadera raza, por decirlo de alguna forma y es precisamente eso lo que me convierte en el candidato único para poner todo esto en orden. Hacer que el lado norte y el lado sur convivan sin ningún problema, siendo que todos son de la misma especie,… una especie totalmente distinta a la mía, por mucho que nos parezcamos.
Iandro hablaba con calma, casi con tristeza, sin darse cuenta de que uno de los agentes que acompañaba a Shapper se había acercado y llevaba en su mano el inmovilizador.
»No es fácil de entender al principio, sobre todo si tienen en cuenta que no he tenido más que algunas horas… días, digamos, para comprender todo esto, incluyendo el recuerdo que resultaba inexistente hasta hace solo unos días, borroso hasta el día de ayer y completamente claro el día de hoy, con todo y lo improbable que esto resulte. »Lo cierto es que la única explicación plausible es que este recuerdo haya sido implantado, borrado y condicionado a ciertos factores para poder salir a la luz, y dichos factores han sido precisamente los que se han puesto en práctica en estos últimos días. En fin, que soy el único…
En ese momento, vio cómo el agente saltaba hacia él blandiendo el inmovilizador. Y siendo que el evolucionado Leopoldo había sido advertido de no intervenir, se quedó quieto al ver sus movimientos. El agente blandía el inmovilizador en la mano izquierda y tomó tan por sorpresa a Iandro, que se vio obligado a caer al suelo, cubriéndose la cara.
  • HACKING - gritó Iandro y en aquel momento, todos los presentes, todos sin excepción, vieron cómo sus miembros se paralizaban y dejaban de percibir el entorno de forma normal, todo pasaba a tener contornos demasiado pronunciados, luces demasiado brillantes y parecía que estuviesen expentantes, como esperando a que algo sucediera, algo que ni ellos mismos sabían qué podría ser.
Fue entonces cuando se dieron cuenta, cuando cayeron en la cuenta de lo indefensos que estaban, de que todo su entrenamiento, su inteligencia o su poder no servían de nada ante aquel ser que con una sola palabra, una palabra que no había escuchado jamás, había podido hacerse del control absoluto de sus cuerpos y voluntades.
Aquél no era un ser normal, aquél no era un ser humano.

No hay comentarios: