15 CAPÍTULO XV
- ¿Cómo que nuestra evolución? - preguntó finalmente Isaac, saliendo del estupor.
- A ver - dijo Shapper, como siempre más práctico. - Jovencito, voy a tener que arrestarte y llevarte de regreso al lado norte, ha demasiadas acusaciones en tu contra como para que pasen desapercibidas.
- Shapper…
- Momento caballero, que el muchacho debe venir con nosotros. Así que, señorito Iandro…
- Shapper…
- No intente defenderlo, Isaac, esto es un asunto de la ley, y aquí yo soy la ley.
- ¡SHAPPER! - gritó finalmente Isaac, claramente exasperado - siendo usted tan inteligente, ¿le parece sensato presionar al muchacho teniendo el apoyo que tiene?
- De acuerdo - dijo con resignación - al menos danos una explicación de eso de que ellos son nuestra evolución. Lo encuentro aborrecible a decir verdad.
- Iandro, creo que es momento de que hablemos claro - dijo Isaac.
- En eso estamos de acuerdo, señor Isaac, pero por favor, se ve que está usted ansioso por dar su teoría.
- Debo confesar que hay algunas piezas de este rompecabezas que aún no logro encajar, pero es cierto, hay una teoría que me ha estado dando vueltas en la cabeza… lo cierto es que no alcanza aún a ser una teoría, pues hay demasiado que desconozco, hay demasiados detalles que se me escapan, pero que de igual manera te voy a contar:
»Sin embargo, no logro comprender ni la complejidad de tu anatomía, ni los alcances de tu inteligencia y, lo más importante, tampoco logro comprender en su totalidad la frontera entre nosotros, qué tipo de ser has llegado a ser. Sé que no somos de la misma especie, sé que hay un abismo entre nosotros, pero no logro discernir qué es. No entiendo por qué tu inteligencia parece salirse de los límites normales de cualquiera de nosotros, no entiendo cómo es que has podido hacerte del control de esos seres sin que haya pasado ni siquiera tres días desde que llegaste del lado norte. No sé cómo es que hay una comunicación entre las máquinas y tu cerebro.
»Tus orígenes también son un misterio, no hay un registro de tu lugar de nacimiento, ni de tu familia, al menos no un registro que se antoje verídico. Todo parece sacado de un libro. Todo en exceso normal, todo tan aleatorio que no parece aleatorio en lo absoluto.
»En resumen, Iandro, que la verdad, no creo que se te pueda llamar… humano.
Isaac terminó su planteamiento practicamente sin aire, andose cuenta de que parte de aquello lo había decidio en ese mismo instante, pero que de cualquier manera, había mucho que todavía no lograba entender del todo, algo que se le escapaba, algo que se bloqueaba.
Iandro miraba a Isaac con una gran sonrisa. Una sonrisa carente de malevolencia, pero cargada de inteligencia y de total comprensión.
- A usted todo esto le parece incompleto - dijo Iandro, y la cara de sorpresa de Isaac no hizo más que darle la razón - hay cosas que no logra comprender, por más que le de vueltas, que parece que le escapan, que parece que están ahí, pero luego se van dejando solo la ansiedad de haber tenido la respuesta y haberla perdido en el momento. Me temo señor Isaac, que tengo las respuestas que busca, empezando por la que parece más obvia. Usted tiene razón, señor Isaac, yo soy diferente a todos los demás. Soy de una especie totalmente distinta… y lo peor, o lo mejor, de todo, es que sé perfectamente cómo dominarlos… a todos.
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