miércoles, 20 de enero de 2016

Hacking. Capítulo 11

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HACKING

Alberto Chavez
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11 CAPÍTULO XI

Isaac decidió acompañar a las autoridades en su búsqueda de Iandro. El agente a cargo no dejaba de hablar del chico y mostrar una sonrisa socarrona. Aquello de la descripción que había dado el gerente bigotón que habían entrevistado primero era como para morirse de risa. Lo describía casi como un monstruo salido de alguna pesadilla de algún antiguo escritor de ficción.
  • Agente Shapper - decía Isaac - ¿Qué opinión le merece las declaraciones de…
  • Ese loco - interrumpía Shapper - Yo le recomendaría fijarse en las personas que contrata. Este parece que estuviera colgado con las "miniexistencias". Mire que describir al muchacho ese con ojos no naturales, brillantes, huecos y no sé qué cosas más, me parece algo realmente ridículo.
  • No le parece que estaba demasiado asustado como para estarlo inventando.
  • Por eso le digo, debe estar colgado con las "miniexistencias", que seguro se le quedaron en el cerebro y está reproduciéndolas sin querer y mezclándolas con la vida real.
  • Creí que esas cosas estaban prohibidas del lado norte.
  • Pero claaaaro que están prohibidas - decía Shapper con burla. - Pero en el lado norte, en donde sobra el dinero, lo que quieren los señoritos, los señoritos lo consiguen.
  • Me suena a que está usted dolido, agente - decía Isaac, con una sonrisa mental.
  • No lo crea, caballero, soy más un observador que un acusador. Me agrada llamar a las cosas por su nombre y si algo puedo asegurar, es que en estos mis años de servicio, me he dado cuenta de que la "existencia de miniexistencias" en el lado norte es más común de lo que cualquiera pueda imaginar.
Isaac miraba hacia adelante y meditaba seriamente sobre las palabras del agente Shapper. Si bien la cuestión del tráfico de aquella droga no era ningún secreto, aquella confesión de lo común que era todo aquello le hacía reflexionar sobre las falsas bondades de ser los que se habían quedado con la bonanza económica, y por consiguiente con todo el dinero del mundo para invertir en todo aquello. Lo cierto es que él se había dedicado a hacerse cada vez más adinerado y a acumular poder, pero qué había de los hijos de los que eran como él, aquellos que tenían un dinero que no les había costado nada en absoluto y todo el tiempo del mundo para gastarlo en lo que quisieran, cuando quisieran y tanto como quisieran. Aquella situación era cada vez más común, ya que los grandes empresarios del lado norte, o tenían tiempo para sus negocios, o tenían tiempo para sus familias, pero no para las dos cosas al mismo tiempo.
  • No - dijo finalmente Isaac - al menos no creo que mi gerente fuese un drogadicto, no tiene imaginación ni siquiera para ser algo así.
Shapper hizo un mohín y siguió con la vista hacia adelante. Cuando se aproximaban a la muralla divisoria, Isaac no pudo menos que admirar aquel trabajo arcaico, pero vigente, además de hermoso. La muralla era un despliegue de luz impresionante. Aquella muralla que representaba la vergüenza de la segregación, aquel monumento a las diferencias no reconciliadas, se alzaba varios metros sobre el suelo.
  • Impresionante, ¿verdad? - dijo Shapper, leyendo los pensamientos de Isaac.
  • Nunca había estado cerca de la muralla - dijo Isaac - la verdad es que es impresionante.
  • Sobre todo si piensa en toda la gente que ha tenido que quedarse del otro lado durante tantos años, sin tener otra opción.
  • Gusta mucho del sarcasmo, agente Shapper - dijo Isaac con una sonrisa.
  • Gusto mucho de ser sincero, señor Isaac, nada más. Listo, aquí estamos.
  • Vaya, sí que es alta. ¿Y cómo cruzamos al otro lado?
La mirada de asombro de Shapper le anticipó las malas noticias a Isaac.
  • ¿Cruzar? Nadie cruza, ni para un lado ni para el otro, caballero, nos quedamos y esperamos a que aparezca, que no creo que el chico sea tan tonto como para haber intentado cruzar.
  • No podemos sentarnos a esperar, seguro que el muchacho ha cruzado y está del lado sur.
  • No creo que tuviese ni el valor ni que fuese tan tonto, ¿por qué está tan seguro?
Isaac miraba hacia la parte más alta de la muralla, intentando imaginar la forma en la que tendrían que cruzar, mientras sopesaba las habilidades de su cuerpo, que si bien eran bastante buenas, no creía poder igualarse a la agilidad y fuerza de un muchacho en plena flor de su juventud.
  • Fácil, agente Shapper - dijo por fin - porque es precisamente lo que yo haría.

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