Con un dibujo de trazos extremadamente fuertes y adaptados a la época de
cada uno, Laura Altarriba nos narra las historias ideadas por Antonio
Altarriba, que son una colección de tres relatos eróticos, consagrados
al placer y la tragedia a través de los sentidos.
Esto es un paseo agradable y revelador a través de nuestros sentidos y
nuestros instintos más básicos. Laura Altarriba muestra un dominio
excelso del trazo en cada uno de los relatos, que logran contarnos
exactamente las experiencias del lugar, las costumbres y las gentes de
las épocas referidas en cada una de las historias.
La Gruta. El Olfato.
Este es el primero de los relagos, que nos lleva 13,000 años antes de
Jesucristo, en una Europa salvaje. La tribu del oso se rige por la ley
del cazador más valiente. Como su nombre lo indica, el cazador debe
serlo del animal que domina la selva, el oso. Purk, un cazador novato,
sueña con ser reconocido como el mayor cazador de su tribu, mientras
Kaira, sueña con ser la compañera de Purk. Sin embargo, Purk no quiere
ser distraído por Kaira, quien, por otro lado, conoce el secreto para
que Purk se convierta en el cazador respetado que desea: Kaira sabe cómo
distraer al oso para que un cazador pueda clavarle su lanza sin que se
de cuenta.
Finalmente convence a Purk de que le preste atención y a base de untarse
una especie de ungüento a base de frutos y miel, logra atraer al más
grande oso de la selva, que entretenido en lamer el cuerpo de Kaira,
escena por demás erótica, recibe la estocada de la lanza de Purk, quien
logra hacerse con la primera muerte. Como ritual, ambos dejan sus manos
pintadas en una roca, lugar en el que también mantienen una salvaje
relación sexual.
La práctica se repita en muchas ocasiones, convirtiendo a Purk en un
cazador respetado y a Kaira en una mujer feliz por estar con Purk. Pero
en un momento, el error se hace presente y un oso mata a Purk, quien
muere en manos de Kaira, quien no encontrando otra forma de hacer que su
amado se mantenga vivo, aún solo sea en su memoria, pinta su silueta en
la roca en donde anteriormente plasmaban sus manos y llega, a partir de
ese momento, a acurrucarse en la silueta de Purk, en donde, de nuevo,
se siente viva y amada.
El Templo. El tacto.
Grecia, 575 AC.
Aristodemo es un aprendiz de escultor que vive enamorado de su oficio.
Ama el contacto con la arcilla y cómo ésta se deja moldear a su antojo.
Sin embargo, Aristodemo jamás ha estado con una mujer, y su maestro,
siendo que le ha encargado un escanciador de vino con las formas de una
mujer, lo lleva, en plena celebración del nacimiento de Afrodita, a que
una de las prostitutas sagradas lo lleve al placer supremo.
Como sucede en ciertas ocasiones, Aristodemo se enamora de la chica que
lo lleva al orgasmo y decide hacerle una estatuilla y consagrarse a ella
(a la prostituta). Pero al llegar al templo se da cuenta de que, como
no podía ser de otra forma, ella yace con otro, lo cual es por demás
normal, siendo que su profesión es como prostituta de Afrodita y él
rompe la estatuilla.
Saliendo de un sueño nada reparador, se da cuenta de que la chica ha
llegado a buscarlo para decirle que le agradece la estatuilla, momento
que él aprovecha para decirle sus planes de un futuro con ella, mismos
que ella rechaza por estar consagradas a los dioses. Luego de un
accidente, Aristodemo convierte a la chica en una estatua, pero deja
espacio para que pueda alimentarse, respirar y darle placer (chico
listo), pero su maestro Hiparco, se da cuenta y libera a Asfasia (así se
llama la chica), pero ella en su cólera lo maldice, cosa que repercute
en mal para la escuela de escultura de Aristodemo, en donde todo se
vuelve flácido… TODO, quiero decir y eso hace que todos los alumnos se
vayan, excepto Aristodemo, a quien la maldición le ha afectado de forma
totalmente opuesta (pues, que al final no es del todo una maldición, al
menos para él).
Pero no pudiendo consagrarse a otra mujer más que Asfasia, se comienza a
volcar totalmente en sus esculturas, lo que, al final lo convierte en
un escultor afamado, pero sin posibilidades de tener amor.
El Rascacielos. El Gusto.
Nueva York, 1928.
Nadja espera, como cada noche, a que el amante de Cora salga, todo para
asaltarlo en el ascensor y tener una agradable, sobre todo para el
amante, sesión de sexo oral. Nadja hace esto con el único objetivo de
sentir, en el sexo del amante recién salido, el sabor de su único amor:
Cora.
Este relato nos cuenta la forma en que Nadja y Cora se conocen de una
forma bastante, bastante poética y de cómo Nadja intenta que Cora, quien
solo le regaló una noche de placer, se dé cuenta de que están hechas
una para la otra.
Esta historia es, en realidad, la búsqueda de Nadja de una identidad
sexual (identidad, no preferencia) que no llega sino después de una
larga búsqueda y una particular máquina que es un símbolo de la
instrospección.
Valga decir que al final, es Cora quien parece tomar el lugar inicial de
Nadja, y espera a que salga el amante de turno, para sentir el sabor de
su amada, como anteriormente lo había hecho Nadja.
Los tres relatos son muy intensos, muy poéticos, están dibujados de
manera muy personal, pero bastante magistralmente y cumplen con el
objetivo, tanto de contarnos relatos eróticos, como de mostrar la
maestría narrativa y plástica de sus autores. Interesante compilación de
relatos, interesante libro, que, claro está, le recomiendo leer con
calma.
Y recuerde EL CONOCIMIENTO ES PODER!
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