miércoles, 13 de enero de 2016

Amores locos - Laura y Antonio Altarriba


Con un dibujo de trazos extremadamente fuertes y adaptados a la época de cada uno, Laura Altarriba nos narra las historias ideadas por Antonio Altarriba, que son una colección de tres relatos eróticos, consagrados al placer y la tragedia a través de los sentidos.
Esto es un paseo agradable y revelador a través de nuestros sentidos y nuestros instintos más básicos. Laura Altarriba muestra un dominio excelso del trazo en cada uno de los relatos, que logran contarnos exactamente las experiencias del lugar, las costumbres y las gentes de las épocas referidas en cada una de las historias.

La Gruta. El Olfato. Este es el primero de los relagos, que nos lleva 13,000 años antes de Jesucristo, en una Europa salvaje. La tribu del oso se rige por la ley del cazador más valiente. Como su nombre lo indica, el cazador debe serlo del animal que domina la selva, el oso. Purk, un cazador novato, sueña con ser reconocido como el mayor cazador de su tribu, mientras Kaira, sueña con ser la compañera de Purk. Sin embargo, Purk no quiere ser distraído por Kaira, quien, por otro lado, conoce el secreto para que Purk se convierta en el cazador respetado que desea: Kaira sabe cómo distraer al oso para que un cazador pueda clavarle su lanza sin que se de cuenta.
Finalmente convence a Purk de que le preste atención y a base de untarse una especie de ungüento a base de frutos y miel, logra atraer al más grande oso de la selva, que entretenido en lamer el cuerpo de Kaira, escena por demás erótica, recibe la estocada de la lanza de Purk, quien logra hacerse con la primera muerte. Como ritual, ambos dejan sus manos pintadas en una roca, lugar en el que también mantienen una salvaje relación sexual.
La práctica se repita en muchas ocasiones, convirtiendo a Purk en un cazador respetado y a Kaira en una mujer feliz por estar con Purk. Pero en un momento, el error se hace presente y un oso mata a Purk, quien muere en manos de Kaira, quien no encontrando otra forma de hacer que su amado se mantenga vivo, aún solo sea en su memoria, pinta su silueta en la roca en donde anteriormente plasmaban sus manos y llega, a partir de ese momento, a acurrucarse en la silueta de Purk, en donde, de nuevo, se siente viva y amada.

El Templo. El tacto. Grecia, 575 AC. Aristodemo es un aprendiz de escultor que vive enamorado de su oficio. Ama el contacto con la arcilla y cómo ésta se deja moldear a su antojo. Sin embargo, Aristodemo jamás ha estado con una mujer, y su maestro, siendo que le ha encargado un escanciador de vino con las formas de una mujer, lo lleva, en plena celebración del nacimiento de Afrodita, a que una de las prostitutas sagradas lo lleve al placer supremo.
Como sucede en ciertas ocasiones, Aristodemo se enamora de la chica que lo lleva al orgasmo y decide hacerle una estatuilla y consagrarse a ella (a la prostituta). Pero al llegar al templo se da cuenta de que, como no podía ser de otra forma, ella yace con otro, lo cual es por demás normal, siendo que su profesión es como prostituta de Afrodita y él rompe la estatuilla.
Saliendo de un sueño nada reparador, se da cuenta de que la chica ha llegado a buscarlo para decirle que le agradece la estatuilla, momento que él aprovecha para decirle sus planes de un futuro con ella, mismos que ella rechaza por estar consagradas a los dioses. Luego de un accidente, Aristodemo convierte a la chica en una estatua, pero deja espacio para que pueda alimentarse, respirar y darle placer (chico listo), pero su maestro Hiparco, se da cuenta y libera a Asfasia (así se llama la chica), pero ella en su cólera lo maldice, cosa que repercute en mal para la escuela de escultura de Aristodemo, en donde todo se vuelve flácido… TODO, quiero decir y eso hace que todos los alumnos se vayan, excepto Aristodemo, a quien la maldición le ha afectado de forma totalmente opuesta (pues, que al final no es del todo una maldición, al menos para él).
Pero no pudiendo consagrarse a otra mujer más que Asfasia, se comienza a volcar totalmente en sus esculturas, lo que, al final lo convierte en un escultor afamado, pero sin posibilidades de tener amor.

El Rascacielos. El Gusto. Nueva York, 1928. Nadja espera, como cada noche, a que el amante de Cora salga, todo para asaltarlo en el ascensor y tener una agradable, sobre todo para el amante, sesión de sexo oral. Nadja hace esto con el único objetivo de sentir, en el sexo del amante recién salido, el sabor de su único amor: Cora.
Este relato nos cuenta la forma en que Nadja y Cora se conocen de una forma bastante, bastante poética y de cómo Nadja intenta que Cora, quien solo le regaló una noche de placer, se dé cuenta de que están hechas una para la otra.
Esta historia es, en realidad, la búsqueda de Nadja de una identidad sexual (identidad, no preferencia) que no llega sino después de una larga búsqueda y una particular máquina que es un símbolo de la instrospección.
Valga decir que al final, es Cora quien parece tomar el lugar inicial de Nadja, y espera a que salga el amante de turno, para sentir el sabor de su amada, como anteriormente lo había hecho Nadja.
Los tres relatos son muy intensos, muy poéticos, están dibujados de manera muy personal, pero bastante magistralmente y cumplen con el objetivo, tanto de contarnos relatos eróticos, como de mostrar la maestría narrativa y plástica de sus autores. Interesante compilación de relatos, interesante libro, que, claro está, le recomiendo leer con calma.
Y recuerde EL CONOCIMIENTO ES PODER!

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