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HACKING
Alberto Chavez
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7 CAPÍTULO VII
Me extrañó sobre manera que en un día sin mayores aspavientos, el bigote
atemorizante me llamara a la oficina. No dejé de ponerme alerta, porque
aquello no era normal con nadie. Es decir, usualmente bigotes le
hablaba solamente a aquellos que quería reprender o despedir, así que me
preocupó que me despidiera antes de que pudiese culminar con mi
investigación y mostrársela a Isaac.
Sin embargo, cuando entré en la oficina y le vi la sonrisa, que no me parecía de maldad, si no de cierta complicidad, cosa que, si bien no dejaba de causarme cierta molestia, pues ver aquel bigote curvándose en demasía en aquellos pómulos regordetes no era precisamente un espectáculo para ser visto en un día de fiesta, lo cierto es que me tranquilizó un poco, aunque claro, mi curiosidad se sintió un poco tentada. Habían pasado apenas siete meses desde que había entrado a la compañía y si bien mis resultados eran bastante por encima del promedio, tampoco habían valido lo suficiente como para que Isaac, por fin, me llamara, así que ver aquella sonrisa despertó ciertas esperanzas.
Sin embargo, cuando entré en la oficina y le vi la sonrisa, que no me parecía de maldad, si no de cierta complicidad, cosa que, si bien no dejaba de causarme cierta molestia, pues ver aquel bigote curvándose en demasía en aquellos pómulos regordetes no era precisamente un espectáculo para ser visto en un día de fiesta, lo cierto es que me tranquilizó un poco, aunque claro, mi curiosidad se sintió un poco tentada. Habían pasado apenas siete meses desde que había entrado a la compañía y si bien mis resultados eran bastante por encima del promedio, tampoco habían valido lo suficiente como para que Isaac, por fin, me llamara, así que ver aquella sonrisa despertó ciertas esperanzas.
- Muchachito - comenzó - me gustaría hacerte algunas preguntas, porque estamos interesados en promoverte, pero antes, necesitamos conocer un poco de tu historia.
- Claro - dije yo, aunque aquello me sonó realmente poco probable.
- ¿En dónde naciste?
- En el barrio norte.
- Eso está claro, de lo contrario no estarías aquí, me refiero a un lugar más concreto.
- No entiendo el propósito de esta pregunta - le dije yo con sinceridad
- Eso no importa, muchachito, es importante para esta compañía, así que vas decidiendo si te interesa.
- De acuerdo, tranquilo, nací en el sector industrial cinco.
- ¿En qué fecha naciste?
- Dos de Septiembre.
- ¿Qué hacías antes de venir a trabajar con nosotros?
- Era el encargado de servidores en una cafetería.
- ¿Y antes de eso?
- Fui programador en la fábrica de chocolates Ilusión, en la zona industrial siete.
- ¿Y antes de eso?
- …pues comencé con mi primer trabajo en el colegio de Mineros Calificados, fui instructor a medio tiempo de ciencias computacionales y luego en circuitos integrados.
- ¿En dónde estudiaste?
- En el colegio especializado de computación, zona comercial dos.
- ¿Hace cuánto te graduaste?
- Hace cuatro años y medio.
- Ahora, ¿el nombre de tus padres?
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- No estás haciendo más que confirmar sospechas - me dijo con el mismo recelo.
- Pues entonces déjeme comentarle que mis sospechas han sido igualmente confirmadas. Esto no tiene nada que ver con una entrevista de promoción y desconozco el propósito de este interrogatorio, pero ninguna de las preguntas que me ha hecho tienen que ver con mi desempeño en esta empresa, así que para hacer un cambio me gustaría hacerle unas preguntas y no, en este momento el que habla soy yo, que viene a ser el protocolo normal de desarrollo en una interacción social. Así que, como primera pregunta, ¿por qué este interrogatorio, que es bastante obvio que no tiene nada que ver con este trabajo?
- Su silencio no hace más que acrecentar mis dudas, por lo que le hago la siguiente pregunta: ¿Esta "entrevista" ha sido idea suya o de alguien más?, ¿tal vez alguien con mucho más poder que el suyo, el cual no pasa de estos cuatro cubículos, desde, según me han contado, hace ya varios años?
- Su cara de irritación no tiene por qué amedrentarme, me temo, así que le agradecería que me contestara. ¿Será tal vez que esta entrevista ha sido pedida por Isaac?
- Muchachito, esto ya ha ido demasiado lejos…
- Al contrario - le interrumpí - esto no ha hecho más que comenzar, porque sus ojos y su leve palidez no hacen más que darme la razón. Ahora, algo que me intriga y que creo que usted no sabe, porque está claro que no es más que un peón en este jueguito, es la razón para este interrogatorio. ¿Qué sabe usted, señor bigotes?
- BASTA - gritó - no tengo por qué soportar este tipo de comportamiento. Me parece que aquí, en estos cuantos cubículos, como dijiste, el jefe soy yo, así que te conviene cerrar la boca. Puede que mi poder sea limitado, pero puedo hacerte la vida imposible si este comportamiento continúa…
- Lo que me hace pensar de que no tiene la orden de despedirme, si no de extraer la información que me ha consultado… interesante, interesante. Ahora bien, ¿por qué? - le dije mientras me acercaba a la rechoncha cara de bigotes y disminuía el tono de mi voz, hasta casi llegar al susurro.
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