martes, 21 de junio de 2011

Si con un millón de hombres te acostares...

Camino frente a catedral, los ruidos tapizan el aire sin remordimientos, camino con prisa, pensando en el momento de llegar a casa. A lo lejos veo un predicador con un megáfono, gritando con una voz pastosa, al que no le presto atención, tal vez sólo para no perder la costumbre de no perder tiempo en vanalidades. Sin embargo, mientras espero que el semáforo cambie a rojo para poder pasar, mientras observo algunos adornos hechos con plumas de pavo real o semilla de copinol, escucho, aún sin desearlo, las palabras del predicador.

- Hombrecito qué me escuchas, qué esperas para postrarte ante los pies de Jesucristo?, mujer que me escuchas, qué más señales quieres? - finalmente el semáforo me avisa que más vale que cruce antes que a algún busero se le ocurra pasarse la luz roja - prostituta que me escuchas - de acuerdo, me decido a disminuir la velocidad en cuanto llegue a la acera - qué esperas para dejar ese oficio de deshonra? - una vez llegada la acera veo que un par de prostitutas (ni de broma les llamaría de "la vida alegre") que ven con extrañeza y con reproche al predicador, mientras grita con más fuerza - si con un millón de hombres te acostares y cobrases un millón de dólares, qué harías? - dice el predicador con voz de sabio desprecio.

- Dejar de ser prostituta, pendejo - contesta una de las dos prostitutas que lo escuchaban.

Sigo mi camino, casi con una sonrisa de triunfo: a preguntas estúpidas, respuestas maravillosas!!!

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