No despertés aún,
dame el placer de verte soñando,
permitime la dicha de tu placidez,
la maravillosa resonancia de tu silencion.
No despertés aún,
que te veo y la inverosimilitud de tu existencia en mi existencia,
se me vuelve un dolor delicioso,
que deseo seguir sintiendo.
No abrás los ojos todavía,
dejame que te sueñe soñándome,
dame el loco placer de pensar, por unos breves momentos,
que tu universo lleva mi nombre.
Por favor, seguí durmiendo,
y dame la dicha de mi soledad en tu compañía,
decime con tus ojos cerrados,
que podés ver todos los rincones de mi alma.
No despertés todavía,
decime con tu respiración pausada,
que mi vida de agitación,
puede encontrar paz en tu descanso.
No me veás todavía,
que quiero pensar, por un breve instante,
que esa sonrisa en tu rostro dormido,
significa que sabés, que mi universo... SÍ lleva tu nombre.
Alberto Enrique Chávez Guatemala.
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