sábado, 14 de julio de 2007

Cuando las palabras fallan y las acciones son detenidas

Las lluvias están por hacer su entrada más triunfal, según los datos del SNET, y las cosas parecen empezar a tornarse más grises para las personas que habitan en las zonas de alto riesgo.

Muchas de las asociaciones sociales (como Oikos Solidaridad, FundaLempa,UNES, CESTA, etc.), se han dado a la tarea de advertir de los riesgos en las zonas de alta vulnerabilidad en nuestro país, al mismo tiempo que denunciar las endebles políticas de gestión de riesgo existentes.

Si bien es cierto, lo anterior es un "secreto a voces", se hace verdaderamente imperativo el cambio de actitud por parte de las autoridades y, en definitiva, por parte de los medios de comunicación, con respectoa este tema, siendo el caso que, por ejemplo, un comunicado de Oikos fue VETADO por parte de los editores de La Prensa Gráfica, aduciendo que una especie de Términos y Condiciones de uso de dicho medio les daba la "potestad" de decidir lo que se publica o no se publica. Cabe mencionar que el comunicado anterior, era un campo PAGADO al periódico y por consiguiente no tendría que haber pasado por la "CENSURA" del medio.

Sin embargo, este no es el caso que nos atañe en este momento, si no, más bien, el hecho de que las zonas de alto riesgo siguen existiendo, cada vez en cantidades exponenciales a lo largo y ancho de nuestro país.

El crecimiento de dichas zonas de riesgo se debe a una buena cantidad de factores, en los que, obviamente, no sólo tiene que ver el gobierno y sus instituciones respectivas, sino la ciudadanía también y sobre todo, por parte de la empresa privada. Por citar algunos ejemplos de lo anterior podría mencionarse el "remiendo" hecho en los alrededores del barrio La Vega, en donde ensancharon el caudal del río Acelhuate por espacio de algunos metros, olvidando por completo el efecto embudo que dicho ensanchamiento podría causar algunos metros más abajo, en donde las inundaciones, una vez más, podrían ser una triste realidad, es decir, el problema sólo se ha trasladado de un lugar a otro. Sin embargo, este aparente descuido por parte del MOP (Ministerio de Obras Públicas), podría no se tran greve si los ciudadanos comunes y las empresas privadas tuviesen a bien no utilizar el citado río como un receptáculo de basura y desperdicios, algunos de ellos, incluso tóxicos. A nadie que viva en los alrededores del río escapa el mal olor que este despide en períodos secos, debido a la evaporación del líquido por efecto de los rayos solares, pudiendo ésto tener graves consecuencias en la salud de los habitantes de los alrededores, tal y como se menciona en más de un informe presentado por una gran cantidad de ONG's a las instituciones respectivas del gobierno.

Otra de las razones por las que las zonas de alto riesgo se incrementan año con año es la salvaje deforestación de la cual está siendo objeto nuestro país, en aras de, la mayoría de las ocasiones, la explotación urbanística, la cual tiene cada vez mayor demanda. Un ejemplo bastante claro de esto es el reparto Montelimar en Olocuilta, La Paz, zona urbanizada en la cual la deforestación y la consiguiente erosión, han hecho que algunas de las viviendas ubicadas en la zona más alta del citado lugar hayan empezado a ceder ante el deslave del terreno hacia una zona en la que, otrora, hubo una gran cantidad de árboles que, lógicamente, hubiesen evitado lo anterior. La deforestación fue causada, obviamente por parte de la constructora de las viviendas, pero fue aumentada por parte de los habitantes del lugar, gracias a la utilización de la ladera dejada por los constructores como un depósito de basura y desperdicios, lo cual evitó el crecimiento de cualquier tipo de planta que pudiese contribuir a la retención del lodo y evitar el efecto arrastre que las aguas pueden causar en laderas carentes de vegetación.

Es de hacer notar la reticencia por parte de las autoridades correspondientes a dejar en claro cuántas zonas reales de alto riesgo existen, lo cual plantea un par de interrogantes: ¿Estarán realmente ignorantes de todas las zonas de alta vulnerabilidad de suelo en nuestro país?, ¿obedece acaso a una bien orquestada farsa para hacernos creer que las zonas de alto riesgo son menos de las que pensamos, para evitar la creciente impopularidad, tanto del gobierno como de las instituciones públicas?

Cualquiera que sea el caso, lo cierto es que las políticas de prevención de riesgo necesitan con mucha urgencia una revisión concienzuda de todos sus recovecos, pues las instituciones involucradas suelen ocuparse de "rellenar los baches" en lugar de preveer con la antelación del caso, como debería ser, los posibles desastres que habrían de ocurrir en las, cada vez más abundantes, zonas de alto riesgo de nuestro país.


Finalmente, y como se dijo anteriormente, cabe preguntarse si debemos echarle toda la culpa al gobierno y sus ministerios y autónomas, o si es momento de, en primera, comenzar a ver el accionar de las empresas privadas con un ojo un poco más crítico y, lo más importante, empezar también a preguntarnos si parte de la culpabilidad no recae también en ese personaje que vemos a diario en el espejo.


2 comentarios:

Jorge Ávalos dijo...

Un par de preguntas, ¿las fotos que aparecen aquí son tuyas? Y, ¿cómo te enteraste de que La Prensa Gráfica había vetado la publicación de un campo pagado?

Buen post, por cierto.

Gracias.

Nasty Heroes dijo...

Hola Solavá, gracias por la visita.

De hecho las fotografías pertenecen al diario CoLatino.

Lo del veto al comunicado de Oikos lo se por cortesía del diario CoLatino también.

Saludos
Alberto Enrique Chávez Guatemala