La Rebelión de Atlas de Ayn Rand
Cuando uno comienza a leer esta novela
de la Rand, uno cree que podría tratarse de una novela seria (¿es
aplicable este término?), es decir, ficción pura, pero del tipo
realista, digamos.
Una mujer, Dagny Taggart, Directora de
Operaciones de un ferrocarril, Taggart Transcontinental, que se
esfuerza por mantener el ferrocarril funcionando como relojito suizo,
su hermano, James Taggart, que no es más que un pelele que no sabe
nada de la dirección del ferrocarril y se concentra en dejarle la
tarea a su hermana.
Por otro lado, un empresario industrial
que ha descubierto un nuevo metal, Hank Rearden, que se ha hecho
millonario gracias a su esfuerzo y a su inteligencia y que, como ya
dije, crea el Metal Rearden, que logrará sustituir practicamente a
cualquier metal y hacerse con el mercado.
Por otro lado, un millonario heredero
de las más grandes minas de cobre del mundo, Francisco d'Anconia que
se ha dedicado a la francachela y las mayores depravaciones (maldito
suertudo) que un dueño del mundo se puede permitir.
Bien, personajes puestos para una
trama, en donde un nombre se va repitiendo a lo largo y ancho de la
historia, un nombre acompañado de una pregunta: “¿Quién
es John Galt?”, frase que se ha acuñado en el refranero popular,
para dar a entender la indiferencia del tiempo en el que corre la
historia.
En
fin, la niña Dagny (niña, mangos, tiene como treinta y tantos)
estuvo, en su infancia, adolescencia y adultez temprana de Francisco
d'Anconia, pero luego lo odió por su decisión de convertirse en
playboy, así que al inaugurar una nueva línea del ferrocarril,
nombrada como “John Galt”, se da cuenta de que en realidad, Hank
Rearden es el que le atrae y comienza un romance con él, a
escondidas del mundo y, sobre todo, de la esposa de Hank, Lillian,
que es una especie de bobalicona que se las da de intrigadora.
Rearden
y Dagny continúan con su romance, pero Lillian se da cuenta y
enfrenta a Rearden para sacarle la verdad. A todo esto, los grandes
empresarios, banqueros y demás personajes productivos e
“importantes” de la sociedad han estado desapareciendo de la
vista del mundo sin dar mayores señales de existencia y
practicamente van quedando en el mundo, que comienza a incivilizarse,
solo Dagny y Rearden que luchan contra el “elemento desctructor”
que se está llevando a los más grandes cerebros productores,
intelectuales.
Finalmente,
alguien contacta con Rearden y le da un lingote de oro y le dice que
es solo una pequeña parte de la cuenta de ahorros que le tiene, si
se decide a abandonar de una vez por todas ese mundo en el que se
encuentra en el que la gente no quiere pensar más. El nombre del
personaje es Ragnar Danneksjöld, un pirata que se ha dedicado a
destruir todas las embarcaciones de los empresarios y de las
“Repúblicas Populares”. Rearden se niega y se va, pero lo piensa
y recoge el lingote que Ragnar ha dejado en el suelo... como “por
si las moscas”.
Por
otro lado, Lillian planea la venganza contra Rearden, junto con el
hermano de Dagny, James, quienes planean hacer que Rearden entregue
su fábrica por la presión de la amenaza de contarle al mundo el
amorío que tienen ellos (Dagny y Rearden). Así pues, Rearden,
caballero intachable, accede y cede (hermoso verso sin mucho
esfuerzo, vea usted) los derechos de la fábrica y del metal Rearden.
Digamos
que en paralelo, Dagny ha encontrado (en un viaje anterior con
Rearden) un motor que aparentemente transforma la energía del
entorno en energía utilizable, es decir, un motor que genera energía
inagotable. Sin embargo, el motor no funciona pues el creador
original lo abandonó antes de terminarlo en una fábrica y nadie
conoce el nombre del ingeniero ni su paradero real. Sin embargo,
Dagny contrata los servicios de un personaje que le dice que hará lo
que pueda para darle el motor funcionando. Sin embargo, al
contactarse con él, le dice que ya tiene algo aunque no completo,
sin embargo Dagny, temerosa de que “el elemento destructor” le
arrebate también al personaje que está trabajando en el motor, le
dice que espere en donde está y que no se mueva y sobre todo, que
hable con quien hable, no se vaya, a lo que el ingeniero promete que
será de esa forma. Pero con todo y la promesa, al llegar Dagny,
alguien le dice que el del motor ha partido con alguien en el avión
que está por despegar.
Así
que Dagny se decide, en una decisión temeraria a pilotar un avión y
seguir al que se lleva al ingeniero de su motor. En dicha persecución
lo pierde de vista entre unas montañas y sufre un accidente que hace
que el avión se estrelle. Al despertar, se encuentra con una visión
de esas que no se creen, el hombre perfecto (según Rand): Rubio,
ojos verdes, atlético y con una mirada inteligente. ¿Quién
es el extraño? Se recuerda de la pregunta que está a lo largo del
libro, pues sí, ese es el que dio origen a la pregunta, aquel
Adonis, aquel muñeco, aquel “masho” no es sino John Galt
(inserte aquí su sonido de sorpresa favorito) Dagny queda prendada,
claro, como no con semejante “voladón”, pero se da cuenta que ya
no está en Kansas y que ella en definitva no es Toto, por lo que le
pregunta al “ñeñeco” de Galt en dónde se encuentra y él le
comenta que se encuentra en el lugar que los ocupantes -del lugar-
llaman Atlántida, pues el lugar idóneo: un valle en medio de una
cadena montañosa que hace imposible su llegada sino por encima, es
decir, por aire y que está protegida por una especie de campo con
rayos de algún tipo que impide que se pueda ver hacia adentro.
Y
Dagny se encuentra, finalmente, con todas las personas que habían
estado desapareciendo, es decir, con industriales, banqueros,
comerciantes, artistas, etc. Que el elemento destructor se había
estado llevando, incluído el muchachón que estaba trabajando en el
motor. Es decir, el “elemento destructor” no es más que John
Galt, quien es, además, el genio detrás del motor.
El
resto de la historia es sencillo de contar, pues es la decadencia
total de la humanidad sin los “personajes importantes”, es decir
los que producen y los que “generan empleos”. La caída
inevitable de “la ciudad más grande e importante” de todo el
mundo mundial: Nueva York y la decadencia del “país más grande,
forjado solo gracias al poder de la mente” (cosa interesante es que
no menciona que fue forjado por personajes que asesinaron y hacinaron
a los habitantes nativos del lugar), mientras los habitantes de la
Atlántida esperan que esto ocurra para salir e imponer el nuevo
orden.
Pero
bueno, la historia no es más que la excusa para exponer la teoría
filosófica de la Rand, es decir, la necesidad de tener un gobierno
que no interfiera con los que saben y que no los ahoguen con los
impuestos y con controles de mercado que no hacen más que poner
obstáculos en el camino del progreso.
Ahora
bien, amén de darse uno cuenta de que, en definitiva la novela de
Rand no es, ni lejos, una ficción realista, pues que queda la
pregunta: ¿qué carajos
es esto? Y la respuesta es sencilla, es un libro mal escrito que
representa la teoría de alguien que cree que, si los ricos
gobiernan, las cosas irán bien, pues son las mejores personas para
gobernar.
Ahora
bien, un detalle importante que parece que olvida la señora, es que
está hablando de seres humanos, de seres mezquinos que persiguen
siempre estar por encima de los demás sin importar los “nobles
sentimientos” que originalmente puedan tener. Ese mundo perfecto,
en donde los ricos son atléticos, con aplomo, llenos de buenas ideas
y con toda la intención egoísta de gobernar bien (no, no, eso es lo
que ella plantea) Lo cierto es que no existe ese tipo de ser humano
en ningún lugar, en ningún estrato social, en ningún rincón.
Dentro
del mundo creado por Ayn Rand, su teoría tiene toda la lógica del
mundo, pues existen los seres humanos perfectos, que no se molestarán
porque alguien les gane el mercado y por consiguiente el buen
gobierno es posible siempre y cuando sea un gobierno que no
interfiera, en nada con los productores y generadores de dinero, sino
un gobierno que solo defienda dichos intereses. Pero de nuevo, el
problema es que trata con una especie que no es capaz de comportarse
de dicha forma: la humanidad.
En
fin, el libro no es bueno, pero sirve para conocer a través de esa
historia de cuento de hadas y mala ciencia ficción el pensamiento
filosófico de Ayn Rand y que podría resumirse en este parrafito:
"Ese fue el servicio que te habíamos dado, con aganas y alegría. ¿Qué pedimos a cambio? Nada más que libertad. Quisimos que nos dieras libertad para funcionar, libertad para pensar y trabajar a nuestra propia elección; libertad para asumir nuestros propios riesgos y soportar nuestras propias pérdidas; libertad para obtener nuestros propios beneficios y hacer nuestras propias fortunas; libertar para apostar a tu racionalidad; para someter nuestros productos a tu juicio, para un intercambio voluntario; para confiar en el valor objetivo de nuestros trabajo y en la habilidad de tu mente para evaluarlo; libertad para contar con tu inteligencia y honestidad y para tratar únicamente con tu mente. Ése fue el precio que pedimos y que tú rechazaste por considerarlo demasiado alto. Para ti era injusto que nosotros, quienes te sacamos de tu choza y te dimos apartamentos modernos, radios películas y automóviles, pudiéramos tener palacios y teníamos derecho a nuestras ganancias. Tú fuiste el que no quiso que tratáramos con tu mente, sino con tus armas de fuego. Nuestra respuesta a eso fue: ‘Maldito seas’. Nuestra respuesta se hizo realidad: maldito eres."
"Ese fue el servicio que te habíamos dado, con aganas y alegría. ¿Qué pedimos a cambio? Nada más que libertad. Quisimos que nos dieras libertad para funcionar, libertad para pensar y trabajar a nuestra propia elección; libertad para asumir nuestros propios riesgos y soportar nuestras propias pérdidas; libertad para obtener nuestros propios beneficios y hacer nuestras propias fortunas; libertar para apostar a tu racionalidad; para someter nuestros productos a tu juicio, para un intercambio voluntario; para confiar en el valor objetivo de nuestros trabajo y en la habilidad de tu mente para evaluarlo; libertad para contar con tu inteligencia y honestidad y para tratar únicamente con tu mente. Ése fue el precio que pedimos y que tú rechazaste por considerarlo demasiado alto. Para ti era injusto que nosotros, quienes te sacamos de tu choza y te dimos apartamentos modernos, radios películas y automóviles, pudiéramos tener palacios y teníamos derecho a nuestras ganancias. Tú fuiste el que no quiso que tratáramos con tu mente, sino con tus armas de fuego. Nuestra respuesta a eso fue: ‘Maldito seas’. Nuestra respuesta se hizo realidad: maldito eres."
Mi
recomendación, pues léalo si se atreve, en caso de que no se le
atragante, como me pasó a mí durante tanto tiempo (me llevó 4 o 5
meses terminarlo)
En
todo caso, recuerdo LEA, EL CONOCIMIENTO ES PODER
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