Y en la entrada del supermercado los dos hombres de bigote hablaban acaloradamente.
- Pero es que no puede ser, todavía después de lo que ha hecho, quiere regresar el muy cabrón
- Pero quiero ver que lo dejen entrar, es que hay que ser cínico, hombre - y el adjetivo calificativo, sonaba como hecho a la medida para aquel recibía la retroalimentación.
Estaba lleno de personas aquel supermercado, lleno de entes intentando encontrar una identidad en las atestadas góndolas: "Si te gustan los chocolates sos enamoradizo; si preferís entrar por churros sos un corriente; si vas a hacer las compras al mediodía... son un desobligado", mientras aquello dos conocedores seguían cavando con avidez en las suaves arenas del cotilleo político.
- Lo que pasa es que quiere hacer lo que hizo Chávez, según esta mara los centroamericanos somos pendejos
- Vos creés que Funes no quiere ir por el mismo lugar
Y las páginas de mi libro parecían estar atadas al destino de aquella plática, así que mientras
Richthofen ordenaba llevar los
Ju-88 ir al encuentro de la RAF, el despliegue de sabiduría de al lado seguía su curso.
- Me quito un huevo si Funes no intenta hacer lo mismo.
- No creo que sea tan pendejo, después de ver lo que ha pasado ahí en Honduras
Una señora muy hermosa salió del supermercado con varias bolsas de comprados y lectura (ya de por sí interrumpida) y plática enriquecedora cesaron. La señora (y sus comprados) se pierden en el estacionamiento del lugar y después de los comentarios respectivos, la plática continúa:
- Pero así quieren, mirá si no fueron a votar por él
- A mí no me mirés, cabrón, yo no
Y entonces cerré el libro y me quedé con esa única parte de la plática, tenía que regresar al trabajo.
¿Qué habrá seguido?, ¿habrá ganado Funes y su futura consulta?, ¿o los heróicos bigotudos habrán defendido a su país, fuera de una plática de supermercado?
Lástima, no llegaré a saber el desenlace... a menos claro que se decidan a llevar a cabo su cruzada anti... contra... lo que sea.
Saludos a todos