viernes, 26 de febrero de 2016

Viernes de vídeo



Pues para este viernes de vídeo le traigo uno de esos que uno ve y disfruta por la perfección, por la exactitud,... simplemente porque es satisfactorio ver.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 24 de febrero de 2016

El océano al final del camino - Neil Gaiman



El adulto (en toda la novela no se especifica su nombre) regresa a su pueblo natal por funerales. Pero antes de llegar a la casa de su hermana, decide pasar por el lugar a donde anteriormente se encontraba la casa en donde sus padres habían vivido.
Sin embargo, estando en el lugar, decide seguir el camino, hasta una destartalada granja, la granja de las Hempstock y pasar a darse una vuelta. Al entrar, se encuentra con una anciana que le da la bienvenida. Al principio, él no alcanza a reconocerla del todo, pero luego se da cuenta de la familiaridad de aquella cara y le dice "usteed me dio leche", a lo que reflexiona y le dice, "aunque debe haber sido su madre" Sin embargo, recuerda algo más y le pide permiso para ir al estanque del fondo, a lo que la anciana accede.
Cuando el adulto se sienta, todo parece volver, de improviso, como una oleada y es cuando se da cuenta que, sin haberlo recordado hasta ese momento, todo lo que él conocía, todo lo que nosotros conocemos, bien pudo haber desaparecido.
El adulto, ahora es de nuevo un niño y va recordando cómo las cosas comenzaron cuando un minero decidió suicidarse en el automóvil de su padre. A partir de ese momento, la vida del niño cambiaría de forma drástica. Aquella muerte parece que le da la excusa a una "pulga" para salir de los confines de la granja Hempstock y comenzar a seguir su naturaleza. Así que Lettie Hempstock, la niña de la granja, contando con once años, decide que será ella quien se deshaga de aquella "pulga", accediendo a llevarse al niño a su granja para hacerlo, advirtiéndole que no se suelte de su mano.
Cuando llegan al lugar en donde se encuentra la "pulga", el niño se da cuenta de que la dichosa "pulga" es en realidad enorme y es una especie de tela enorme, ondeando con sus jirones al viento, con algo similar a una cara en el centro. Lettie le dice que regrese al lugar de donde vino, a lo que la "pulga" le dice que no, y mientras Lettie se concentra en hacer una especie de oración en un idioma desconocido para el niño, una enorme bola de algo, se dirige a ellos y en ese momento, el niño detiene la susodicha bola con ambas manos. En ese momento él siente como algo como una espina se clava en su pie. La "pulga" retrocede y los niños regresan a la granja.
El niño, en casa, va y se duerme. Al día siguiente se da cuenta que tiene un agujerito en el pie, de donde, después de algo de lucha, logra sacar un gusano o al menos, parte de él, que termina por morir fuera de su cuerpo.
Al mismo tiempo, llega una nueva gobernanta (digamos una espcie de institutriz para los niños, el protagonista y su hermana) de nombre Ursula Monkton, quien se gana a la hermanita del niño de primas a primeras, pero de quien el niño desconfía casi por instinto. Claro está, Ursula no es otra que la pulga, quien viaja totalmente fuera de la granja a través del pie del niño. Aquella "pulga" se encarga de darle a todos lo que desean, pero al niño lo quiere encerrar, porque es quien le sirvió de puerta a este mundo. Con todo, Ursula se gana a la familia y sobre todo al padre del niño, con quien comienza a tener una aventura.
El niño logra escaparse y llega al bosque, en donde es alcanzado por Ursula, en su forma de vieja tela ruinosa, pero es rescatado por Lettie, la niña Hempstock y es llevado a la granja de regreso. Mientras idean la forma de ayudar al niño entre las tres Hempstock (Ginny, Lettie y la anciana Hempstock), el niño se comienza a dar cuenta que aquellas tres mujeres no tienen edad. La anciana estaba ahí cuando el Big Bang sucedió y seguramente estaría ahí cuando el siguiente viniera y Lettie había tenido once años por más tiempo del que pudiese contarse.
En fin, Lettie se encarga de acorralar a Ursula y de llamar a Los Pájaros del Hambre" para que se coman a la molesta pulga. Todo hubiese sido perfecto, pero resulta que algo de aquella puerta por la Ursula había cruzado se encontraba aún en el corazón del niño, y los pájaros del hambre se dedican a limpiar, por completo, las carroñas y el niño conserva aún algo de aquella carroña por la que había sido llamadas. Luego de un rápido pensamiento el niño decide que lo mejor es sacrificarse, pues los pájaros, él lo vé, son capaces de acabar incluso con constelaciones enteras.
Cuando finalmente los pájaros están por dar cuenta del niño, Lettie se interpone y lo salva, a costa de parte de su existencia. Sin embargo la anciana Hempstock interviene y los ahuyenta.
El adulto, adulto de nuevo ahora, para de recordar todo aquello y le pregunta a la anciana si es que Lettie está bien, a lo que la anciana le dice que está recuperándose.
Al ir de regreso a su casa, el adulto ya ha olvidado todo, como CADA VEZ que había llegado a la granja y solo sabe que Lettie anda de viaje en Australia.
A grandes rasgos, esto es el maravillosísimo libro de Gaiman. Si algo puedo decir con toda la felicidad que se puede sentir al recordarlo, es que con este libro, en serio, se viaja de nuevo al mundo de los temores y alegrías infantiles que tanto trabajo nos cuesta olvidar y plantearnos, en la adultez, como tonterías.
Esta es una novela corta, de un poco más de doescientas páginas y de una letra grande, pero que se disfruta página a página, sin lugar a dudas. He sonreído en cada capítulo, he recordado aquellos temores, aquellas alegrías sencillas y le he agradecido a Neil Gaiman por esta historia tan preciosa. Que si le recomiendo leerla? Já, usted qué cree? LÉALA, CRÉAME, LE URGE!! Además y como siempre, recuerde EL CONOCIMIENTO ES PODER.

viernes, 19 de febrero de 2016

Viernes de vídeo

Esto es una joya, son ocho minutos de cultura cinéfila, en cuanto a efectos especiales se refiere. Es un compilado precioso de las películas ganadoras por efectos especiales, son 8 minutos de babeo total y una especie de preocupación porque de todas las películas, NO habré visto, unas cinco o seis.

Every Best Visual Effects Winner. Ever. from Burger Fiction on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 17 de febrero de 2016

El Número Cero - Umberto Eco



El Número Cero

Esta novela de Umberto Eco es realmente corta, tanto que no llega a las doscientas páginas. Casi que podríamos decir que es un cuento muy muy largo. Con una historia lineal y sin mayores pretensiones.
Todo comienza cuando Colonna, un escritor mediocre que prácticamente trabaja al mejor postor, es contratado por Simei, el jefe de redacción, para que trabaje en un periódico (Domani) que todavía no está en producción y del que, antes del número de lanzamiento al público, se lanzarán algunos números de prueba para que el propietario (alguien de apellido Vimercate) los lea y apruebe o decida mejor no sacar el periódico. Así pues, todos los contratados para ese momento, estarán trabajando en el Número cero (o números cero, porque pretenden sacar uno por mes) del periódico y de ahí el nombre de la novela.
Los personajes son de todos los tipos: Lucidi: alguien que tiene conectes en las altas esferas y de quien todos sospechan que es un espía. Maia: una chica inteligente, con cierto tipo de "autismo" como lo descubre Colonna, pero con intenciones de convertirse en una reportera de verdad. Bragadoccio: un patán, machista que gusta de burlarse de Maia. Simei: el editor en jefe. Colonna: El editor y mano derecha de Simei.
Colonna entra a trabajar para Domani como mano derecha del jefe (Simei), pero que además tiene una encomienda oculta: Compilar datos y crear una historia para Simei, en caso de que el periódico fracase. De esa forma, Simei firmará el libro escrito por Colonna, a quien le pagará cierta cantidad por su trabajo y por su silencio y todos contentos.
Con el paso de los días, los personajes van conociéndose e interactuando, pero lo interesante de todo esto, es más la forma en la que la dinámica de la creación de noticias se va dando. Prácticamente Eco nos da a conocer la forma en la que los periódicos (¿algunos?) funcionan. Sus agendas, sus temas prohibidos, sus dosieres, sus formas de sugerir e influir en la opinión de las personas, las miserias de la comunicación, pues.
Colonna, un cincuentón, comienza a tener una relación con Maia, a quien poco a poco comienza a querer de verdad, lo que comienza a representar un problema de moralidad, pues sabe que aquello podría resultar una pantalla para que tanto Simei (sobre todo) como él se enriquezcan.
Bragadoccio, con todo y lo patán y machista, es un buen investigador y comienza a contarle a Colonna una historia en la que está trabajando, que involucra al Duche (Benito Mussolini) y presunta NO muerte, así como a los países en los que el "stay behind" estaba y está (el libro se ubica en 1992) presente.
Durante este período, se comienzan a develar los secretos del periódico, en cuanto a las agendas, que no podían molestar a las amistades del comendatore (Vimercate, propietario de Domani), a los dosieres, noticias recicladas que podían sacarse de cuando en cuando para levantar las sospechas del público o simplemente para cuando no hubiese noticias realmente interesantes, el lenguaje escandaloso y alarmante con que las noticias deben ser escritas para mantener el interés del público y un largo etcétera.
Esto es, al final, la forma en que el maestro Eco ha encontrado para darnos este manual de "comportamiento" de un periódico.
En fin, en un momento, Bragadoccio, aparentemente, va demasiado profundo en sus investigaciones y amanece muerto, lo que hace que Simei se replantee la cuestión y decida cerrar, con el consentimiento deVimercate , el periódico, incluso, olvidando la cuestión del libro, por el mero temor de terminar como Bragadoccio. Sin embargo, Colonna también conocía la historia de Bragadoccio y decide huir, pero no sin Maia, quien además está en toda la disposición de ir con él. Así que se refugian en una casa del lago de Maia, pero Colonna cae en un estado paranoico que le impide salir de aquel lugar y es donde Maia se da a la tarea de rescatarlo de sus propias profundidades. Sin embargo, una noche ven un documental en que se habla del mismo tema que estaba por tocar Bragadoccio y se dan cuenta de que el peligro no existe más. Maia le propone entonces ir a otro país, y es cuando Colonna le suelta esta preciosidad:

"...corrupción autorizada, el mafioso oficialmente en el Parlamento, el defraudador fiscal al gobierno, y en cárcel solo los ladrones de pollos albaneses. Las personas decentes seguirán votando a los truhanes porque no darán crédito a la BBC, o no verán programas como los de esta noche, porque estarán enganchados a la telebasura..."

Así pues, termina la novela con un Colonna más maduro, menos mediocre y mucho más valiente. Al final, amén del aprendizaje que implica la lectura del libro, asistimos al momento en que Colonna, a sus cincuenta (y tantos, tal vez), se convierte en una persona distinta, merced del amor y cuidados de Maia, lo que se me antoja tierno, dentro de toda la sarta de crueles confesiones que implica todo el libro.
La novela se lee en cuestión de horas y es entretenida, aunque lineal. Anímese y léala, no se va a decepcionar… tal vez un poco, pero no por la prosa de Eco sino por la confírmación de algo que todos hemos sabido desde siempre.
LEA, RECUERDE QUE EL CONOCIMIENTO ES PODER.

domingo, 14 de febrero de 2016

Sobreviviendo al mensaje FAILED to start kernel modules. (Manjaro Linux)


Aparentemente, la última actualización de Manjaro (que incluía el firmware) hizo que la siguiente vez que iniciase mi distro Manjaro me arrojase Failed to start kernel modules, cosa que no se puede ver de primas a primeras, ya que todo lo que podía ver, era una pantalla negra, sin ningún mensaje de error.

Si bien es cierto, la mayoría de estos problemas, en Manjaro, vienen dados por la instalación/actualización de Vistual Box, con lo que basta desinstalar estos programas, lo cierto es que no era mi caso, yo no tenía VB instalado, por lo que el problema resultó ser Catalyst (que ha sido siempre un dolor de... cabeza, con todo y el respeto que Perl me inspira)

Así que la solución (de hecho les resumo los tres pasos, siendo el último algo totalmente opcional, que hice simplemente por que "ya que estoy aquí").

Para comenzar, hay que renombrar catalyst.conf, que podemos encontrar en "/etc/X11/mhwd.d/catalyst.conf" No importa el nombre, simplemente el sistema operativo no debe reconocerlo. Así que en mi caso hice:

sudo mv /etc/X11/mhwd.d/catalyst.conf /etc/X11/mhwd.d/3catalyst.conf

Una vez hecho esto, ya pude ver la línea de comando (recuerde que, por default, al entrar en el modo gráfico, estamos en la "consola" 7 y para poder ir a una línea de comandos, desde nuestra pantalla gráfica, basta con hacer Ctrl+Alt+F(1-6), en mi caso, por mera manía, siempre me ha gustado trabajar en Ctrl+Alt+F2. Así que desde ahí, damos nuestro usuario y password y la cosa es mucho más sencilla, pues basta con hacer:

sudo mhdw-kernel -i linux(kernel)
En mi caso particular, decidí instalar el kernel 4.4, así que, lo que escribí fue:

sudo mhdw-kernel -i linux44 (vea que después de la palabra linux, el número es un entero, sin punto)
Junto con el kernel, va el nuevo manejador Catalyst, así que santo remedio. Es necesario volver a llamar a catalyst.conf como catalyst.conf, ya que yo le había puesto 3catalyst.conf, con que deberemos hacer:

mv /etc/X11/mhwd.d/3catalyst.conf /etc/X11/mhwd.d/catalyst.conf

Con esto, el problema  estaría resuelto, pero, como dije, ya que estaba ahí, decidí hacer limpieza:

sudo paccache -rvk3
sudo pacman -Rsn $(pacman -Qdtq)
Y listo, sobreviviendo al Failed to start kernel modules desde Linux Manjaro.

Espero les sea de utilidad :) 

viernes, 5 de febrero de 2016

Viernes de vídeo

Una comunidad de simpáticos gérmenes que nos demuestran que la unión y la inteligencia unida, hacen la fuerza:


國立台灣師範大學設計系104級畢業製作/Greedy Germ 掠食 from YU HSU on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 3 de febrero de 2016

Hacking. Capítulo 13

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HACKING

Alberto Chavez
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13 CAPÍTULO XIII

No sin mucho esfuerzo, lograron el agente Shapper, Isaac y dos oficiales más, subir a lo alto de la muralla. Lograron encontrar las desgastadas escaleras que los constructores, del lado norte todos, había utilizado para bajar hacía muchísimos años, e intentando hacer equilibrio, siendo que nadie daba mantenimiento a dicha escaleras y se encontraban en total abandono, lograron llegar a la parte más alta de la muralla. Aquella vista era realmente desoladora. Era la primera vez que cualquiera de aquellos personajes veía las dos realidades, estando básicamente en el centro de la álgida lucha entre su realidad y la crudísima realidad de los otros. De su lado, apartamentos, desde los "menos afortunados", viviendo en edificios de varias plantas, dotados todos ellos de elevadores electromagnéticos, salones antigravedad para los días de mayor estrés, masajeadores robóticos que lograban despejar cualquier tensión muscular por el diario trabajar, estacionamiento para todos y cada uno de los vehículos que poseyera la familia y apartamentos de, al menos, tres habitaciones, con sus áreas para comer, divertirse y cocinar, para todos aquellos aventureros que aún estuviesen en la disposición de cocinar ellos mismos sus propios alimentos y no comprarlos empacados o enlatados, deshidratados y listos para ser ingeridos. Del otro lado, incluso desde aquella altura, podían verse las calles, insalubres y llenas de baches, en donde podían verse corriendo sin mayor temor roedores de gran tamaño, hurgando en la basura que, sin miramientos, era arrojada a la calle por aquellos ciudadanos que, no conociendo otro tipo de educación, tenían aquello como una práctica totalmente normal; las casas, algunas de ellas sostenidas por enormes trozos de madera y los techos con enormes piedras para evitar que los fuertes vientos de algunas épocas del año dieran al trasto con todos ellos. Casa pequeñas, hacinadas y descuidadas, que no hacían más que escupir en la cara de aquellos testigos asombrados, que se deban cuenta de que todo, absolutamente todo lo que ellos gozaban, era exactamente lo que a todos los habitantes del lado sur, les había sido arrebatado.
  • Vaya - exclamó finalmente Isaac, no pudiendo contener su asombro.
  • ¿Se le hace un nudo en la garganta o simplemente está dando gracias por no estar de ese lado? - preguntó el agente Shapper con tono burlón.
  • ¿Y usted? - preguntó a su vez Isaac.
  • Doy gracias, por supuesto. Ya le dije que soy práctico y muy cínico. Pero es bastante impresionante la diferencia, ¿no le parece?
  • Tal vez demasiada - susurró casi solo para sí Isaac.
  • Vaya, digo yo. ¿Un poderoso con un deje de consciencia? Eso es algo que no se ve todos los días.
  • Cuidado, Shapper, este poderoso podría hacer que le quiten el trabajo si sique con sus comentarios.
  • Jaja, adelante caballero, estoy lo suficientemente viejo como para no dejarme intimidar con un trabajo… o para el caso, con lo que sea.
  • No me parece usted tan viejo, Shapper, ¿cuántos años tiene?
  • Más de los que quisiera, señor. Ahora bien, ¿vamos a bajar o nos vamos a quedar aquí a intercambiar edades y amenazas?
Isaac sonrió. Le agradaba la despreocupación inteligente de Shapper, cosa que no siempre le sucedía con todo el mundo. Pero Shapper tenía razón, bajar no sería una tarea sencilla, sobre todo porque, del lado sur, no había escaleras. Era lógico, los del lado norte no deseaban que los del lado sur incursionaran en su territorio y nadie en su sano juicio iría del lado norte hacia el lado sur.
  • Pero Iandro lo consiguió, nosotros debemos poder también - dijo Isaac, diciendo en voz alta lo que solo había pensado en un primer momento.
Luego de algunos minutos de recorrer la muralla, lograron encontrar algunas de las grietas que mantenían a la muralla en funcionamiento y por las que se podía ver la luz azulada del campo de energía que emanaba y lograba que la muralla se mantuviese erguida y funcional.
Con extrema dificultad, con la ayuda de los viejos y desvencijados calzados antigravedad de los agentes, lo que significaba que Isaac tendría que ir abrazado del cuello de Shapper, lograron descender hasta las calles ruinosas del lado sur. Aquello, deprimente y todo, era una buena señal, que si habían logrado llegar, podrían regresar, o eso esperaban, de la misma forma. Durante el tortuoso y lento descenso, Isaac pensaba y recordaba las palabras escuchadas en los últimos días al hacer algunas preguntas: "más del que debería", "demasiado"… Y comprobaba todas las coincidencias, los lugares comunes. Incluso, sus propios lugares comunes.
  • Bien, señor Isaac, mal comenzamos - dijo Shapper, mientras observaba hacia todos lados con recelo.
  • ¿A qué se refiere Shapper?
  • A que no estamos solos - dijo, mientras miraba fijamente un punto en lontananza.
  • Yo no veo nada - dijo Isaac, mientras otro de los agentes le hacía eco.
  • A eso me refiero - contestó Shapper - no los podemos ver, pero los huelo, créanme lo que les digo: no estamos solos.
A Isaac, mucho más que llenarlo de preocupación, aquella frase de Shapper le provocó una sonrisa, tal vez de triunfo, tal vez de asombro, tal vez, aunque fuese un poquito, de preocupación. Aquello no era más que una pieza más del rompecabezas que comenzaba a tomar forma en su cabeza, pero que no alcanzaba a formar del todo. Pero sabía que todo aquello, sin lugar a dudas, era signo de que Iandro era, tal vez muy a su pesar, la perdición de la humanidad.