miércoles, 23 de diciembre de 2015

Hacking. Capítulo 10

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HACKING

Alberto Chavez
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10 CAPÍTULO X

Comencé por correr, no sabía por qué, pero sabía que tenía que huir de aquel lugar. Algo había pasado, algo había alertado a bigotes y yo no sabía exactamente lo que era. Sin embargo, mi instinto de conservación me dijo que tenía que salir corriendo, o que correría peligro. Con todo, mientras corría sin dirección específica, me decía a mí mismo que todo aquello era estúpido. Había descubierto un par de cosas, había hecho avances en cuanto a la verdadera inteligencia artificial, había hackeado las contraseñas, pero nunca creí que cualquiera de aquellas cosas fuese suficiente como para asustar al bigotón… No, había algo más, pero yo no sabía lo que era.
La seguridad de la empresa era por demás buena, pero por alguna razón, no lograron darme alcance, sobre todo cuando comencé a saltar sobre los techos de algunas de las viviendas del lugar. Eran cuatro tipos, inflados de cuerpo, pero de poco cerebro, porque en lugar de seguirme desde abajo sin perderme la pista, cosa que hubiese resultado más eficiente y menos demandante para cuerpos tan pesados y con viviendas, todas, en línea recta, decidieron seguirme a través de los tejados, en donde definitivamente les llevaba ventaja, pues era más rápido y, como desafortunadamente se dieron cuenta, menos pesado. Uno de los tejados no soporto el peso de aquellos gorilas, y se hundió sin remedio, con los cuatro mastodontes.
Libre por fin, decidí seguir corriendo, previniendo una nueva oleada de grandotes. Sin sentirlo, llegué a la muralla divisoria entre la zona norte y la zona sur. Jamás la había visto y me pareció un monumento tristemente impresionante a la intolerancia. No había guardias apostados, pues era una muralla inteligente, que detectaba la proximidad de las personas del lado sur y disparaba una alarma que prevenía que cualquiera se acercase demasiado, pues era bastante obvio que aquella alarma implicaba la proximidad, del lado norte, de toda una fuera del orden.
Graciosamente, del lado norte no había dicho sistema de alarma, porque resultaba bastante claro que nadie en su sano juicio quisiera moverse de la tranquilidad total, al caos total, o eso me había dicho. Me la quedé viendo por largo rato, viendo mucho más allá de aquellas placas metálicas, emitiendo reflejos azules, los sensores de movimiento inteligente, vistos desde la parte de su emisión eran, a decir verdad, algo hermoso de ser contemplado, aunque triste de ser analizado. Aquello era la muestra de desprecio por antonomasia. Era la epítome del elitismo. Era el monumento de la tristeza y todos éramos parte de aquello. Las historias contaban que cuando las dos zonas eran una sola, habían problemas constantes en cuanto a delincuencia, peleas entre ciudadanos, vicios, etcétera. Todo aquello había provocado una marcada división entre los que tenían y los que no. Claro que aquello no era, ni lejos, una historia nueva, pero las medidas tomadas eran, al menos en su momento, bastante novedosas.
El índice de criminalidad bajó, practicamente desapareció en los primeros meses de la medida… en el lado norte. La zona sur quedó aterida del lumpen que había sido inventariado, clasificado, encerrado, y liberado una vez que la muralla divisoria estuvo lista y todas las personas que quedaron del lado sur, delincuentes o no, tuvieron que aprender a vivir con lo que tenían, heredarlo a sus hijos y rogar que los verdaderos delincuentes no les robaran. La sociedad del lado norte progresó tremendamente, gracias a que la economía de las personas ubicadas ahí era ya de por sí buena, unido esto a las grandes oportunidades que proporciona una buena educación, las cosas mejoraron considerablemente; mientras, en el lado sur, las personas que no se dedicaban al crimen, tuvieron que acostumbrarse a un gobierno de facto ejercido por pandillas y crimen organizado, que los extorsionaban en nombre de la seguridad, una seguridad que los mantenía a salvo de los mismos que cobraban para mantenerlos a salvo. Así pues, aquella sociedad se mantenía en el círculo vicioso de ser pobre, para ganar casi exclusivamente para aquellos que eran igualmente pobres, pero que no tenían la voluntad o la capacidad de de ganarse la vida. No habiendo oportunidad de superación, de educación o incentivos económicos, aquella sociedad, la del lado sur, se basaba casi exclusivamente en pequeños comercios que no podían ser suficiente para sostener a la parte del estado que se encargaba del gobierno local, mismo que practicamente tenía en total abandono a una sociedad que no podía representar una inversión positiva. Es decir, aquello era un triste dilema de Sísifo.
Iandro estaba sumido en sus meditaciones, cuando escuchó una sirena. Aquel era un sonido por demás extraño de escuchar en el lado norte, así que lo puso en alerta: aquello no era normal. Era casi seguro que lo estuvieran buscando y no iba a ser para nada bueno. Así que, sin darle mayor dilación, comenzó a escalar la muralla divisoria. El lado sur, la muestra clara de una sociedad podrida, iba a convertirse en el refugio de aquel muchacho que, al menos en ese momento, no sabía el por qué era buscado por la justicia, pero que lo averiguaría y al saberlo se iba dar cuenta de algo: él tenía que morir o gobernar.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Viernes de vídeo

Se recuerda usted de los vídeos de las peleas de los muñequitos de palitos (sticks)?
Pues esta es como esas peleas, pero con esteroides. Véala, no tiene desperdicio:


Sonría, es viernes :)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Hacking. Capítulo 9.


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HACKING

Alberto Chavez
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9 CAPÍTULO IX

Era aún temprano cuando Leopoldo decidió tomar el desayuno, cosa que no hacía muy seguido, ya que pasaba ocupado gran parte de la mañana con la clientela, que solía ser prolija por las mañanas. Sacó su plato, se dirigió a la cocina y volvió a tener la sensación de que algo no andaba del todo bien, como le pasaba cada mañana al tomar el desayuno. Como siempre, logró sobreponerse, tomó su desayuno y sacó el libro que guardaba con recelo. Ojeó las páginas con delicadeza, observando cada uno de los dibujos. No entendía lo que estaba escrito, pero le gustaba mucho pasar las páginas y ver cada una de aquellas ilustraciones… le daba paz, lo hacía sentirse "integrado"
Estaba listo para volver a la tienda, cuando lo sobresaltó un ruido sobre el techo de la casa. Era bastante claro que alguien, una persona, estaba sobre su techo. Si bien aquello no era de extrañarse, los maleantes solían caminar sobre su techo con mucha frecuencia, el que lo hiciesen tan temprano en la mañana le pareció, cuando menos, extraño. Como sea que no era, ni lejos, una práctica extraña, decidió quedarse en el lugar y esperar a escuchar algún grupo de policías tras el maleante o bien ver el cuerpo cayendo en carrera y perderse en alguno de los callejones del lugar. Cualquier maleante que se preciara de serlo, sabía que no era conveniente llegar dentro de las casas, pues era un lugar en donde eran fácilmente arrinconado y atrapados… o peor.
Pero aquel, al parecer, era un principiante, pues acababa de dejarse caer en el patio trasero (un espacio de apenas dos metros cuadrados detrás de la casa), sin la mayor consideración a su seguridad.
Pues bien, algo había que hacer, y tomó su arma, con la mejor disposición de darle un buen susto, o en el peor de los casos, dejarlo malherido, tendido en el piso y esperar a que llegasen a detenerlo, si es que alguna autoridad llegaba. Con su arma en la mano, llegó al patio y vio que quien huía llevaba ropa cara, ropa que solo se podía encontrar en el lado norte, ropa que un maleante común y corriente no habría sido capaz de conseguir. Pensándolo mejor, se dijo que ni siquiera un buen ladrón hubiese sido capaz de robar ropa en el lado norte, ni siquiera de LLEGAR al lado norte. Sin pensar muy bien lo que tenía que hacer, salió al patio, lo miró y decidió que hablarle, era la cosa más sensata de hacer.
  • Hola
Aquella voz realmente hizo que aquel joven se sobresaltara y diera un salto bastante poco común.
  • ¿PERO QUÉ DEMONIOS?
  • Tranquilo, me llamo Leopoldo, ¿puedo preguntarte qué estás haciendo aquí?, digo, es bastante claro que tu casa o tu trabajo no están en el lado sur.
De alguna forma, la plática casual de Leopoldo pareció surtir efecto.
  • ¿Esta es tu casa?
  • Pues sí.
  • Perdón, pero es que estoy huyendo, me persiguen desde la zona norte.
  • Eso es bastante claro, pero ¿no es que en lado norte no existe la criminalidad?
  • Pero es que no he hecho nada criminal, eso es lo que me extraña en cantidad - dijo Iandro, con un hilo de voz.
Fue entonces cuando Leopoldo lo notó. Algo que lo sorprendió, pero no porque fuese algo desconocido para él, de hecho, era algo que había visto por años y años, aunque nunca creyó que fuese posible. Aquello era algo nuevo, en vivo. Increíble, por el simple hecho de no haberlo presenciado nunca antes, pero familiar por haberlo tenido entre las manos muchas veces.
  • Del lado norte, ¿cierto?
  • Correcto - contestó Iandro.
  • ¿Y quién te busca?
  • Unos de la compañía de robótica.
  • ¿Robótica Inteligente? - preguntó Leopoldo con algo de sorpresa.
  • Efectivamente
  • ¿Alguna idea del por qué?
  • Pues no, me estaban haciendo una entrevista para ascenderme y de repente el jefe empezó a gritar SEGURIDAD, SEGURIDAD.
  • Y no me extraña, pero mi pregunta es ¿no sabés por qué llamaba a seguridad tu jefe?
  • Pues no… a ver, pues que logré descubrir que unos presuntos expertos no habían hecho progreso alguno y yo logré completar un par de tareas de inteligencia artificial, pero nada más.
  • ¿Inteligencia artificial?, ¿qué es eso?
  • La capacidad de hacer que las máquinas piensen, al menos de forma básica, como los humanos.
  • Eso sí que es interesante,… pero lo más importante: esa es la razón por la que te están persiguiendo.
  • ¿Por haber hackeado las cuentas de los científicos de proyecto?
  • No y la verdad es que no estoy seguro de… creo que hay algo que tengo que mostrarte - le dijo Leopoldo con cierto temor en los ojos.
Así pues, fueron adentro de la casa, Leopoldo fue en busca de su libro y regresó con un pavor enorme reflejado en los ojos y con la certeza de que la única forma de ayudar a aquel muchacho de la zona norte, era matándolo. Su futuro, el futuro de todos, dependía de aquello.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Hacking. Capítulo 8

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HACKING

Alberto Chavez
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8 CAPÍTULO VIII

Le di instrucciones claras al director de aplicaciones empresariales de vigilar muy de cerca las actividades de Iandro, sin darle mayores detalles de mi interés. En realidad me intrigaba el muchacho, pero lo cierto es que no era más que mi curiosidad de científico retirado lo que me hacía sentir dicha curiosidad. Había otras cosa de las que tenía que ocuparme, como ya había dicho y la verdad es que Iandro era, en ese momento, la menor de mis preocupaciones. La línea más nueva de robots multitarea había fallado de una manera bastante peculiar. Sus sensores de proximidad no funcionaban y chocaban contra todo lo que se les ponía enfrente. Había sido un error tremendo del área de electrónica o al menos eso pensé en aquel momento. Las demandas de todos los clientes no se habían hecho esperar, y lo cierto es que, entre otras cosas, algunas cabezas tenían que rodar, tanto para tranquilizar a los egoístas consumidores que pretendían sentirse mejor sabiendo que había habido despidos, como para los demás trabajadores, que tendrían muy en cuenta que ese tipo de errores no podían tolerarse en una empresa que estaba tan comprometida con el trabajo de calidad.
Una vez más, despidos. Lo cierto es que aquello también resultaba problemático. La cantidad de gente preparada a un nivel tan algo en electrónica, mecánica, programación, holografía, etcétera, era muy escaso. Los habitantes de la zona norte son escasos, si se comparan con los habitantes de la zona sur y por consiguiente los profesionales en las áreas vitales de nuestra industria escasean de una forma alarmante. Desafortunadamente, del lado sur, las personas con los conocimientos mínimos son nulas. No hay una sola persona que esté preparada, lo que realmente resulta molesto, pues es como si la zona sur estuviese llena de ineptos.
En fin, aquello representaba un problema adicional, ya que las personas que se quedaban tendrían que cargar con el trabajo de las que se iban. Lo que implicaba el pago de horas extras, que para mi mala fortuna, la ley pagaba más caras y por consiguiente implicaba un gasto de dinero mayor del que hubiese planificado.
Los problemas eran grandes, porque además tenía que resultar conciliador con los trabajadores y hacerles entender que no había forma pronta de conseguir reemplazos y que tendrían que trabajar más, les gustase o no. No que me fuese difícil convencer a la gente, pero lo cierto es que no gustaba. Las cosas eran como eran y tendrían que aceptarlo, pero el sentido común me decía que mi actuar tendría que ser distinto.
Me paré frente a todos los trabajadores restantes del área y comencé a hablarles del problema sucedido. Quería que todos estuviesen sabedores de los despidos y de lo que pretendía de ellos, pero un rumor comenzó a crecer. Al principio temí una revolución, pero alguien alzó la voz y me dijo que el error no había sido del departamento de electrónica, sino de ensamblaje, que no había activado el sensor en la fase final… más despidos, de otro departamento. Aquello era molesto. Despidos, discurso y una vez más a las preocupaciones diarias y cotidianas.
Pasé casi una semana tratando de aplacar los ánimos de los trabajadores que quedaban en ambas áreas, resignándome a seguir pagando las horas adicionales que se trabajaban, al menos mientras los abogados no encontrasen alguna forma alternativa de compensar a los trabajadores, en lugar de la salida constante de dinero que aquello implicaba.
Al final, mi error fue no darle la importancia que el atisbo de interés que Iandro había despertado en mí, merecía. Tarde, muy tarde en la última noche que había estado hablando con casi cada uno de los empleados de la planta de ensamblaje, llegó Patricia, la secretaria del gerente de aplicaciones empresariales a dejarme las últimas implementaciones de todos los programas desarrollado por aquella división.
  • Patricia, ¿usted sabe quién es Iandro? - le pregunté, porque con todo y los problemas, la curiosidad por el muchacho aún estaba ahí.
  • Claro - me contestó ella sin darle mayor importancia - es el muchacho al que el jefe iba a entrevistar hoy.
  • ¿Perdón? - le dije, tal vez como un reflejo defensivo, pues había entendido la primera vez que me lo dijo.
  • Sí, el jefe que se decidió a hacerle una entrevista, porque me dijo que a lo mejor le iba a ser de utilidad a usted.
  • Maldición - dije y salí corriendo en dirección al edificio que conformaba la división de aplicaciones empresariales,… pero era demasiado tarde. Cuando llegué, el director de la división estaba pálido, conmocionado y temblando, Iandro se había ido, y lo único que quedaba por hacer, era matarlo.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Viernes de vídeo


Le voy a suplicar, de la manera más encarecida, que escuche y lea esto, que admire cada segundo de este maravilloso vídeo, que no puede menos que merecerme TODO EL RESPETO Y LA ADMIRACIÓN DEL MUNDO!!!

Sonría, es viernes :)

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Hacking. Capítulo 7

 

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HACKING

Alberto Chavez
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7 CAPÍTULO VII

Me extrañó sobre manera que en un día sin mayores aspavientos, el bigote atemorizante me llamara a la oficina. No dejé de ponerme alerta, porque aquello no era normal con nadie. Es decir, usualmente bigotes le hablaba solamente a aquellos que quería reprender o despedir, así que me preocupó que me despidiera antes de que pudiese culminar con mi investigación y mostrársela a Isaac.
Sin embargo, cuando entré en la oficina y le vi la sonrisa, que no me parecía de maldad, si no de cierta complicidad, cosa que, si bien no dejaba de causarme cierta molestia, pues ver aquel bigote curvándose en demasía en aquellos pómulos regordetes no era precisamente un espectáculo para ser visto en un día de fiesta, lo cierto es que me tranquilizó un poco, aunque claro, mi curiosidad se sintió un poco tentada. Habían pasado apenas siete meses desde que había entrado a la compañía y si bien mis resultados eran bastante por encima del promedio, tampoco habían valido lo suficiente como para que Isaac, por fin, me llamara, así que ver aquella sonrisa despertó ciertas esperanzas.
  • Muchachito - comenzó - me gustaría hacerte algunas preguntas, porque estamos interesados en promoverte, pero antes, necesitamos conocer un poco de tu historia.
  • Claro - dije yo, aunque aquello me sonó realmente poco probable.
  • ¿En dónde naciste?
  • En el barrio norte.
  • Eso está claro, de lo contrario no estarías aquí, me refiero a un lugar más concreto.
  • No entiendo el propósito de esta pregunta - le dije yo con sinceridad
  • Eso no importa, muchachito, es importante para esta compañía, así que vas decidiendo si te interesa.
  • De acuerdo, tranquilo, nací en el sector industrial cinco.
  • ¿En qué fecha naciste?
  • Dos de Septiembre.
  • ¿Qué hacías antes de venir a trabajar con nosotros?
  • Era el encargado de servidores en una cafetería.
  • ¿Y antes de eso?
  • Fui programador en la fábrica de chocolates Ilusión, en la zona industrial siete.
  • ¿Y antes de eso?
  • …pues comencé con mi primer trabajo en el colegio de Mineros Calificados, fui instructor a medio tiempo de ciencias computacionales y luego en circuitos integrados.
  • ¿En dónde estudiaste?
  • En el colegio especializado de computación, zona comercial dos.
  • ¿Hace cuánto te graduaste?
  • Hace cuatro años y medio.
  • Ahora, ¿el nombre de tus padres?
Aquella serie de preguntas me parecían verdaderamente irrelevantes como para evaluar la posibilidad de darme un ascenso. No tenían nada que ver con mi desempeño o incluso con mi coeficiente intelectual, por lo que más me parecía una investigación antojadiza de bigotes que una verdadera entrevista de promoción dentro de la compañía. Aquellos y otros muchos pensamientos me hicieron quedarme callado, sobre todo porque en realidad me comenzaba a molestar el misterio que toda aquella serie de preguntas envolvía. Sin embargo, cuando recuperé mi hilo de pensamiento, observé en bigotes un cambio. Me miraba con recelo y aquello era algo nuevo. Él solía mirarme con desprecio, con irritación… al entrar en aquella entrevista me había mirado con cierta camaradería, pero aquel recelo, aquella mirada de alerta extrema era algo que nunca había visto en él.
  • ¿Qué pasa? - pregunté.
  • No estás haciendo más que confirmar sospechas - me dijo con el mismo recelo.
Aquello, como consecuencia, no hizo más que confirmar MIS sospechas: aquello no era una entrevista para promocionarme, era un interrogatorio. Lo malo es que no tenía ni idea de la intención ulterior de aquel interrogatorio. Mi curiosidad se veía incitada, pero mi instinto de conservación, también.
  • Pues entonces déjeme comentarle que mis sospechas han sido igualmente confirmadas. Esto no tiene nada que ver con una entrevista de promoción y desconozco el propósito de este interrogatorio, pero ninguna de las preguntas que me ha hecho tienen que ver con mi desempeño en esta empresa, así que para hacer un cambio me gustaría hacerle unas preguntas y no, en este momento el que habla soy yo, que viene a ser el protocolo normal de desarrollo en una interacción social. Así que, como primera pregunta, ¿por qué este interrogatorio, que es bastante obvio que no tiene nada que ver con este trabajo?
-…
  • Su silencio no hace más que acrecentar mis dudas, por lo que le hago la siguiente pregunta: ¿Esta "entrevista" ha sido idea suya o de alguien más?, ¿tal vez alguien con mucho más poder que el suyo, el cual no pasa de estos cuatro cubículos, desde, según me han contado, hace ya varios años?
-…
  • Su cara de irritación no tiene por qué amedrentarme, me temo, así que le agradecería que me contestara. ¿Será tal vez que esta entrevista ha sido pedida por Isaac?
  • Muchachito, esto ya ha ido demasiado lejos…
  • Al contrario - le interrumpí - esto no ha hecho más que comenzar, porque sus ojos y su leve palidez no hacen más que darme la razón. Ahora, algo que me intriga y que creo que usted no sabe, porque está claro que no es más que un peón en este jueguito, es la razón para este interrogatorio. ¿Qué sabe usted, señor bigotes?
  • BASTA - gritó - no tengo por qué soportar este tipo de comportamiento. Me parece que aquí, en estos cuantos cubículos, como dijiste, el jefe soy yo, así que te conviene cerrar la boca. Puede que mi poder sea limitado, pero puedo hacerte la vida imposible si este comportamiento continúa…
  • Lo que me hace pensar de que no tiene la orden de despedirme, si no de extraer la información que me ha consultado… interesante, interesante. Ahora bien, ¿por qué? - le dije mientras me acercaba a la rechoncha cara de bigotes y disminuía el tono de mi voz, hasta casi llegar al susurro.
La reacción de bigotes me sorprendió, me desconcertó y me asustó. Tal vez un poco tarde, me di cuenta de que lo que realmente estaba sucediendo, era que se había puesto de pie con los ojos enormes y un leve temblor en la papada. Más tarde aún, me di cuenta de que en realidad, aquel movimiento de labios era una sola palabra, repetida y horrorizada: ¡SEGURIDAD, SEGURIDAD!

viernes, 27 de noviembre de 2015

Viernes de vídeo

Hipnotizante, es tal vez el adjetivo que me viene a la mente al ver el siguiente videito:

OFFF2015 Cincinnati Titles from Territory on Vimeo.

Un 3D en su más pura esencia. Realmente bueno. No le busque mucho, simplemente siéntese y disfrútelo... por el mero amor al arte.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Hacking. Capítulo 6


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HACKING

Alberto Chavez
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6 CAPÍTULO VI
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Los amaneceres en el lado sur de la ciudad son tan implacables como en cualquier otro lado. El calor se hace insoportable desde temprano. La necesidad de las fábricas de producir, le gana a la necesidad de los humanos de sobrevivir y han ido destruyendo la capa de ozono hasta dejarla casi completamente destruida. Es un calor excesivo, que logra pegar las ropas al cuerpo, a menos claro que se posean las ropas con ventilación automática, cuyos precios, para los habitantes del lado sur, son simplemente imposibles de pagar. Así pues, estar empapado en sudor a las ocho de la mañana es algo totalmente normal. 
Leopoldo tiene abierta su tienda desde las seis de la mañana y los clientes lo esperan desde las cinco. Él tiene la tienda mejor surtida de aquel lugar y suele ser el que mejor precios ofrece, teniendo en cuenta la inflación mundial que se sufre y el "impuesto" adicional que debe agregar para suplir las exigencias de las extorsiones que son algo totalmente normal.
Las necesidades básicas que Leopoldo logra suplir son las de alimentación, con toda la serie de vegetales hidropónicos - la única forma en la que los vegetales pueden crecer en estos días - que tiene, tanto sembrados por su mano como adquiridos a vendedores furtivos que los consiguen de formas no siempre lícitas. Había leyendas que decían que en algún momento de la existencia humana, podían comerse las carnes de los animales y que no eran tóxicas para nadie… pero claro, no eran más que leyendas. Además de la alimentación, estaba el factor entretenimiento, tal vez más solicitado que el de la alimentación: Leopoldo vendía "miniexistencias", un producto extremadamente popular, sobre todo en el lado sur. Se trataba de un microprocesador que se adhería al cerebro a través de la parte blanda que conecta con el cerebelo y que, siempre que se estuviese en un lugar seguro, podía hacernos vivir existencias, vidas totalmente distintas, por cuestión de veinta y hasta cuarenta minutos, dependiendo del precio que se pagara. No eran más que leves trozos de vidas de otras personas, a veces un viaje a algún lugar, una casa mucho más grande durante veinte minutos, algunos orgasmos masculinos y femeninos… nada grande, simplemente un vida distinta, increiblemente mejor de lo que aquellas personas tenían. Amén de estas cosas, cualquier chuchería, como antojos, que realmente eran lujos, que no eran más que frituras, siempre tan socorridas, siempre tan dañinas; o bien pequeños artículos de uso diario como generadores iónicos desechables, lo único que aquella gente podía permitirse, para poder quedar limpios, ya que hacía más de veinte años que los baños con agua habían quedado prohibidos pues el agua era un bien extremadamente escaso.
En fin, Leopoldo era el proveedor de todo lo que aquella gente quería o necesitaba y él lograba salir adelante y sacar adelante aquella vida. Pero además, era poseedor de algo que nadie más en aquel lado de la ciudad poseía. Algo que podría haberlo calificado como un peligro, alguien que simplemente era un instigador. Algo que, además, era un artículo considerado en extremo valioso para los coleccionistas de antigüedades y de circulación poco probable. Era algo que simplemente servía como un artículo decorativo en las casas de los adinerados de la zona norte. Un objeto que era casi inútil en la época. Restos de un tiempo en el que era una necesidad y no un lujo. Leopoldo, tenía UN LIBRO.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Viernes de vídeo

Una joya, una belleza, una de esas cosas que no pueden dejar de verse, escucharse y disfrutarse. Una canción hecha mayormente con frases del señor Spock, tanto en la serie como en las películas:


Sonría, es viernes :)

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hacking. Calpítulo 5


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HACKING

Alberto Chavez
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5 CAPÍTULO V
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  Tal vez el error más grande que cometí fue pretender que Iandro se
  habituaría al trabajo rutinario, para luego darle la entrada en el
  mundo que él pretendía. No quería que se le subiesen los humos de
  primas a primeras, así que decidí que estuviese un par de años en el
  departamento de desarrollo empresarial... grave error, debo decir.

  Pero nunca había conocido a alguien con la inteligencia de Iandro. Le
  seguía los pasos de cerca. Me daba cuenta que las tareas que se le
  asignaban las cumplía rápidamente, sin problemas y con muchas
  adiciones a lo que originalmente se le había solicitado. Además, sus
  soluciones fueron siempre muy imaginativas. Llenas de la más pura
  creatividad. Sus implementaciones se salían de los esquemas. Utilizaba
  tanto paradigmas modernos como antiguos, desde la programación
  estructurada, hasta la programación orientada a entornos. Demostraba
  un manejo extremadamente bueno de la programación holográfica y jamás
  le tuvo miedo a la creación de circuitos. Era un genio integral.

  Los primeros meses fue todo muy bien. Sus números eran
  impresionantes. Era el programador más prolífico del
  departamento. Tanto que Routemulado, el gerente del área de proyectos,
  se sentía amenazado por el chico. De hecho, en todo el tiempo en que
  espié el trabajo de Iandro, no pude haber estado más feliz. Estaba
  seguro de que aquel muchacho iba a llegar lejos. Incluso, en un
  momento de extraña debilidad, me planteé la posibilidad de dejarle la
  empresa, en el momento de mi retiro, al chico maravilla que había
  encontrado.

  Tenía otras tantas cosas de las que preocuparme, claro está. La
  empresa atravesaba por un problema y había que optimizar los
  recursos. Teníamos a más de treintamil personas empleadas, había que
  deshacerse de, al menos, mil. Los obreros de las plantas de ensamblaje
  eran las opciones obvias. Por eso urgía tanto que Iandro tomara las
  riendas del proyecto de inteligencia artificial, robots inteligentes
  que se encargasen de aquellos trabajos me urgían. El costo de
  producción seguramente se vería reducido a más de la mitad una vez que
  anunciásemos nuestro logro en todos los medios de comunicación y
  lanzásemos los primeros producidos en serie al mercado. Nuestras
  acciones se dispararían en el mercado y estaríamos salvados, de nuevo
  y con un ahorro de mil sueldos.

  Pero tenía que esperar, tenía que hacer que Iandro fuese fuerte y que,
  además, continuara produciendo buen dinero desde la división de
  desarrollo empresarial.

  Los enormes expertos que habíamos contratado para el área de
  inteligencia artificial me enviaban a diario sus avances, cargados de
  retórica. Así que mi certeza de su fracaso no hacía más que crecer día
  con día. El ejército de robots que tenía a mi servicio no hacían más
  que recordarme el fracaso de poder hacer que pensaran. Eran todos
  robots unitarea, que no sabían hacer otra cosa que lo que tuvieran en
  sus limitadísimos progamas. Nada de lo que me rodeaba me producía
  tranquilidad. Confieso que lo de la inteligencia artificial se había
  convertido en una obsesión. La robótica era nuestra especialidad, e
  incurrir en otro campo implicaba, primero, tener la solvencia
  necesaria... No, primero la inteligencia... no, primero los mil
  despidos, luego la inteligencia artificial.

  Así que se despidieron mil personas de las plantas de ensamblaje y
  pude respirar un poco más tranquilo. Una vez resuelto un problema, el
  otro ya podía tener toda mi atención.

  Decidí, entonces, ponerme al día con los "expertos" y hacerles ver que
  toda su retórica no podía confundirme. Al fin y al cabo yo, antes de
  ser el presidente de la compañía, había trabajado con robótica también
  y había estudiado algo de los avances de la inteligencia
  artificial. No quise verlos en persona, porque podría haber pasado
  algo terrible, así que hicimos una conferencia holográfica que se
  extendió por más de cuarenta y cinco minutos. Mismos en los que los
  tres científicos sudaron a mares y no lograron aterrizar ninguna de
  las ideas propuestas.

  Salí de la oficina casi a las nueve treinta de la noche y decidí pasar
  al café en donde había conocido a Iandro, meses atrás. Al llegar, lo
  primero que me llamó la atención fue que todo el lugar se veía
  bastante deslucido. Descuidado.

  - USTED - me gritó el propietario - ¿Qué le ha hecho a mi muchacho?,
    ¿en dónde tiene a Iandro?
  - Trabaja para mí ahora.
  - En cuanto se fue, todo falló, todo lo que teníamos automatizado se
    murió. Ahora no podemos hacerlo todo, él había logrado que todo
    funcionara sin problemas. Lo necesitamos con urgencia.
  - No entiendo - le dije, con sinceridad, porque aquello me sonaba a
    dramatismo más que a realidad - ¿Cómo que todo se murió? No puede
    ser que todas las aplicaciones dejaran de funcionar.
  - Pero claro - me dijo él casi con llanto - ese muchacho tenía cierta
    magia con las computadoras, era como si le entendieran. Casi me
    atrevería a asegurar que no solo programaba, él hablaba con las
    máquinas, por decirlo de alguna manera.

  Una vez afuera, aunque me parecían palabras bastante incoherentes,
  aquello de "hablar con las computadoras" me quedó rondando la cabeza:
  Iandro era excesivamente inteligente, o guardaba un secreto. Yo, por
  supuesto, me decanté por la segunda opción... y no me equivoqué.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Under the Dome - Stephen King





 Es gracioso y podrá sonar increíble, pero antes de llegar a la parte en la que se hace dicha analogía, pensé precisamente en la analogía de niños quemando hormigas con una lupa.

Pero me adelanto demasiado.

Stephen King es el rey indiscutible de las novelas de horror. Pero Under the Dome es en definitiva, además, un maravilloso experimento social. Es la creación de una micro sociedad, que se ve obligada a convivir con las miserias humanas individuales, sin poder escapar de ellas en ningún momento. ¿Se ha preguntado usted lo que sucedería si se viese obligado a convivir, a diario, con ese vecino que le cae tan, pero tan mal? No me refiero a verlo, me refiero a tener que convivir con él.

A eso es a lo que se enfrenta el pueblo de Chester's Mill cuando una cúpula, indestructible e invisible, cae sobre ellos.

En caso de que esté viendo la serie por televisión (excelente, por demás), déjeme contarle que es diametralmente opuesta a la trama del libro. Esto, de hecho, no me parece una mala idea, porque se puede ver la serie y leer el libro sin temor a terminar en el argumento eterno de "el libro es mejor que la película/serie". Sin embargo, algunas similitudes tiene, sobre todo hasta eso de la mitad del libro, así que, si va comenzando y no quiere echar a perder la sorpresa, piense dos veces antes de leer lo que sigue.

En fin, he aquí la sinopsis:

AVISO DE SPOILERS

viernes, 13 de noviembre de 2015

Viernes de vídeo

Una maravillosa historia, cortita de menos de 10 minutos, de cómo se puede encontrar a esa persona especial, incluso después de muerto, con la ayuda de la maravillosa música:

Goutte d'Or (full film) from Happy Flyfish on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Hacking. Capítulo 4


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                HACKING

                 Alberto Chavez
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4 TODO CAPÍTULO IV
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  El día en que comencé a trabajar en la compañía Robótica Inteligente
  fue un día feliz, o al menos creo que puedo clasificarlo de esa forma,
  pues finalmente iba a trabajar al cien por ciento en un proyecto que
  verdaderamente me apasionaba. La inteligencia artificial y la
  posibilidad de implementarla realmente, en un robot creado
  precisamente para aquel propósito. Incluso tenía toda una agenda en mi
  cabeza, lista para ser puesta en práctica en el momento mismo en que
  me asignaran un escritorio y una computadora en la que pudiese
  trabajar.

  Lo único que llevaba conmigo era la promesa de Isaac que me aseguró
  que bastaba con que diese mi nombre en recepción para yo poder entrar
  a las instalaciones y tener un trabajo asegurado desde el primer
  momento en que entrase.

  Efectivamente, di mi nombre en la entrada y una amable y risueña
  secretaria me hizo seguirla. No me llevaron con Isaac, cosa que me
  decepcionó, pues albergaba la esperanza de poder discutir con él las
  ideas que tenía. Sin embargo, de cierta forma me pareció lógico, dado
  que él era el "pez más grande de la cadena alimenticia" y yo no era
  más que un pequeño pececillo que recién nacía en aquel
  océano. Confieso que aquella analogía me llenó de orgullo, sentí que
  me estaba volviendo bueno con eso de las comparaciones poéticas.

  En fin, me presentaron a un obeso gerente del departamento de
  aplicaciones empresariales, que eraó un bigote rodeado de grasa por
  todos lados. Aquel bigote era realmente impresionante nivel "me
  asusta", pero procuré mirarlo lo menos posible. El hombre me estaba
  explicando las normas de conducta que se debían observar en aquel
  lugar, algo sobre la ruta en donde podía encontrar una copia
  electrónica de las reglas de estilo que debía seguir para elaborar
  todos los proyectos en los que iba a trabajar...

  ¿Proyectos?

  Aquella palabra logró que volviese a concentrarme en la plática y
  dejase de verle tanto el bigote. ¿Cómo que proyectos?, pensé. Creí que
  la inteligencia artificial iba a ser mi proyecto de cabecera, expliqué
  al bigote-gerente. La risa de aquel hombre fue tan sincera que me
  asustó incluso más que el bigote.

  - Muchachito - me dijo con desprecio - aquí todos tenemos un lugar y
    harías bien saber y entender cuál es el tuyo.

  Ni siquiera hizo falta que le preguntara. Aquella frase me bajó de la
  nube (otra analogía para el orgullo personal) y decidí que esperar a
  que Isaac se diese cuenta de que yo estaba ahí y por consiguiente me
  diese mi ansiado puesto con los investigadores de Inteligencia
  Artificial. De momento, claro está, mi lugar era ahí, con el
  intimidante bigote.

  Comencé a trabajar con denuedo, intentando poner todo mi empeño en el
  desarrollo de aplicaciones empresariales de lo más aburridas,
  destinadas en automatizar, aún más, las labores en las empresas del
  lado norte de la ciudad. Pues del lado sur no existían las
  empresas. Era simplemente un lugar que, dentro de toda mi vida, no
  había visitado y me había aconsejado no visitar, pues correría
  peligro. Claro está, la curiosidad persistía, sobre todo porque el
  lado norte parecía perder terreno, poco a poco, frente al lado sur,
  cuya población parecía crecer día con día, sin que les importase
  realmente ser la escoria de esta sociedad.

  En fin, seguí con mi trabajo, intentando sobresalir de alguna forma
  para que Isaac recordase la promesa que me había hecho en algún
  momento, que a mí se me antojaba cada vez más lejano, pues estar en
  aquel departamento, escuchando todo el día frases hechas, lugares tan
  comunes como "optimización de recursos", "la milla extra" y otra serie
  de excusas pobres para la aparente explotación de una serie de
  trabajadores que, al parecer, cada vez eran más requeridos en horas
  fuera del trabajo, para hacer que la empresa a la que pertenecían,
  lograse ser "competitiva" (otra de esas odiosas palabras) frente a un
  mundo que cada vez exigía más y más producción para una cantidad de
  personas cada vez más reducida, pero con un poder adquisitivo cada vez
  mayor.

  Como sea, mis objetivos estaban claros, y por vomitivo que resultase
  aquel lugar, yo quería comenzar a trabajar cuanto antes en la
  inteligencia artificial, lo ansiaba,... lo necesitaba. Incluso
  sacrificaba un par de horas adicionales en aquel lugar, con tal de que
  notaran mi presencia. Además de que salir a la misma hora de aquel
  lugar equivalía a tener que llevar la máscara anticontaminación con la
  que todos practicamente teníamos que vivir. Era como si la anacrónica
  frase de que cada niño nacía con un pan bajo el brazo, había sido
  sustituida por "cada niño nace con una máscara anticontaminación en la
  cara". Por alguna razón, yo no había querido caer en la tentación de
  comprar uno de aquellos vehículos antigravitacionales, funcionaban
  siempre y cuando se movieran sobre las nuevas carreteras magnéticas,
  con lo que lo de antigravitacional quedaba bastante en evidencia al
  ser simplemente un par de poderosos electromagnetos que se
  repelían. Como sea, evité caer en esa tentación, como decía, ya que al
  final, la contaminación que decían evitar con su "antigravitación"
  terminaba siendo aplastada por toda la contaminación producida durante
  la fabricación de los susodichos vehículos. Además, eran vehículos que
  estaban bastante fuera de mi presupuesto.

  En fin. Pasaron casi ocho meses y no había rastro de Isaac y yo
  comenzaba a impacientarme, además de a aburrirme como una ostra (frase
  totalmente arcaica, que decía que existieron en algún momento seres
  vivos que vivían dentro de una especie de caparazón casi impenetrable,
  pero igualmente aislante y por ende, la mar de aburrido), mientras
  miraba la incapacidad de los expertos en hacer algún avance.

  Así pues, llegó el día en que me cansé, me tomé el tiempo de ser lo
  suficientemente cuidados y comencé a hurgar en las bases de datos,
  hasta entontrar la de usuarios y permisos. Claro, tenían un par de
  medidas de seguridad, mismas que no tardé mucho en romper. Finalmente,
  logré entrar utilizando un usuario y contraseña de uno de los antiguos
  ingenieros contratados para trabajar en el proyecto.

  Y llegó el día, por supuesto, en que encontré EL ENORME SECRETO y
  decidí que lo mejor, era acabar con mi vida y con aquella empresa.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Viernes de vídeo

Uno cortito, de una vida dentro de un mundo fractal!!

Hermoso, simplemente hermoso

Our Fractal Brains from Julius Horsthuis on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Hacking. Capítulo 3


                ________________

                HACKING

                 Alberto Chavez
                ________________



3 CAPÍTULO III
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  Nacer en el área sur de la ciudad no es una cuestión sencilla. Se nace
  con las heridas en las manos, con los pies sucios, con el hambre
  atrasada. Leopoldo podía haber sido el ejemplo perfecto, más patético,
  de todas estas características. Nacido por accidente, de padre
  desconocido, como es costumbre en el lado sur, de una madre medio
  trabajadora, medio drogadicta, logró salir del charco en el que nació
  gracias a la bondad de algunas personas a su alrededor, vecinos, la
  gran mayoría, que consideraban que el destino de aquel niño no tenía
  por qué estar marcado por el sino que la misma madre había decidido al
  parirlo sin dolor, pues estaba lo suficientemente drogada como para
  recordarlo siquiera.

  Los susodichos vecinos lo alimentaron malamente durante sus primeros
  tres años, tiempo en que la madre, sin conseguirlo del todo, se
  sobrepuso a su problema de drogadicción y darle un poco más de tiempo
  a ese hijo que recordaba lejanamente haber parido. Con una progenitora
  incapaz de de asumir un trabajo por demasiado tiempo, Leopoldo se vio
  obligado a tomar un trabajo desde sus seis años, haciendo cualquier
  cosa. Siendo que su caso era el de trabajar todo el día, la escuela
  nocturna fue la única salida para la educación de Leopoldo, misma que
  logró terminar con interminables esfuerzos, después de casi quince
  años de desvelos y de un cansancio que solo él podría explicar.

  Con veintiún años cumplidos, Leopoldo sabía que estaba condenado a
  permanecer en el lado sur mientras su existencia fuese eso,
  existencia. Condenado por un mero accidente de geografía y de
  natalidad, Leopoldo afrontaba su destino con optimismo y un lejano
  deje de rebelión. Nunca le gustó la idea de no poder salir de aquel
  lugar, pero había una muralla de aproximadamente treinta metros de
  altura que le aseguraba que, con todo y su espíritu revolucionario, no
  había forma alguna para poder pasar de un sector a otro o, en el mejor
  de los casos, unir aquellos sectores para poder trabajar juntos. El
  último pensamiento siempre le causó una sonrisa involuntaria, por
  tener la seguridad absoluta de la imposibilidad utópica de aquel
  sueño.

  A su temprana edad, era dueño de una tienda de bíberes en el barrio
  más pobre y conflictivo del sector sur. Sus clientes más asiduos eran
  los mismos delincuentes a los que tenía que pagar para que le
  brindaran "seguridad" y pudiese operar sin problemas. Sin embargo,
  lograba subsistir y darle un poquito de vida digna a aquella madre a
  la que, pese a todo, seguía respetando e intentando darle algo que
  ella jamás había podido darle.

  Pese a todo, Leopoldo era inteligente. Mucho más que el promedio. Era
  listo y además era bien educado. Todas, cualidades que no servían de
  nada en su mundo, pero que aún así, tal vez por naturaleza, tal vez
  por el mismo instinto de rebeldía que ostentaba de nacimiento, él era
  eso y mucho más.

  Sin apenas acceso a la tecnología que los habitantes del lado norte
  ostentaban, él lograba hacerse con algunos aparatos de cuando en
  cuando, con el único objetivo de saber la forma en la que
  funcionaban. Cosa que lograba conseguir, aunque fuese de manera
  superficial, que sin embargo, era mucho más que la gran mayoría de los
  habitantes del lado sur de la ciudad podían decir sobre su propio
  conocimiento tecnológico. Ninguno de aquellos aparatos tenía un uso
  real en aquel lugar, dado que nadie conocía sobre su uso ni tenían las
  posibilidades de costearse semejantes cosas.

  Así, con el hedor característico de aquellas calles que hacían las
  veces de calles y de letrinas para todos los borrachos, drogadictos,
  vagos y personas sin hogar que deambulaban por cada rincón, así y
  todo, Leopoldo lograba sobreponerse día tras día, sabiendo que tenía
  que vivir, aún fuese por la mera inercia de existir, aún fuese por
  demostrarle a... nadie, que él podía hacerle frente a una existencia
  que no podía más que calificarse de existencia por la necesidad
  inherente de los cuerpos de aquellos habitantes de seguir respirando.

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  Aquel día, se había levantado a las cinco treinta, como todos los
  días, había llegado a la tienda, había desalojado a los borrachos que
  solían mantenerse a las puertas de su negocio, había colocado el
  mostrador con los productos más solicitados al fondo, para que los
  clientes que fuesen llegando y buscasen cualquiera de aquellos
  productos, tuviesen que pasear la mirada por toda la tienda,
  entontrando, con algo de suerte, algún otro producto que quisieran en
  el camino.

  Todo, absolutamente todo, apuntaba a que sería un día común y
  corriente más.

  Claro, común y corriente, hasta que tuvo que matar a un chico y salvar
  al mundo

viernes, 30 de octubre de 2015

Viernes de vídeo

Un vídeo cortito, de una muestra de arte inspirada en las maravillosas creaciones geométricas de la Alhambra, véalo que es una fiesta para los ojos:

Anila Quayyum Agha: Intersections from Walley Films on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

miércoles, 28 de octubre de 2015

Hacking. Capítulo 2


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      HACKING

 Alberto Chavez
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2 CAPÍTULO II
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  Conocí a Iandro mientras disfrutaba de un café en las afueras de la
  ciudad industrial. Las afueras hacia el norte son la parte en la que
  aún se puede tener cierto grado de tranquilidad, algo de decencia,
  como diría mi abuela. Del lado sur están los que no son aptos para
  nuestra sociedad. Todo el lumpen que no ha logrado integrarse en
  nuestra cada vez más tecnológica forma de vida.

  En fin, como decía, degustaba de un buen café hidropónico, leyendo un
  ensayo sobre los avances en neurotransmisores, cuando escuché como el
  dueño del café llamaba a gritos a alguien, de quien, inicialmente no
  logré entender el nombre:

  - ¡Iandro, vení para acá!, ¿qué le has hecho al cluster de
    servicio?... ¡Iandro!

  Desde lo que supuse que era la cocina, vi salir a un muchacho
  desgarbado, con mirada autosuficiente y muy inteligente, luciendo una
  sonrisa de sabihondez que me agradó de primas a primeras. Dejé el café
  a un lado, mientras el dueño del café le reñía al muchacho. El
  muchacho sonreía con cierto hastío. Era evidente que no era la primera
  vez que le llamaban la atención por algo como lo que había hecho.

  - Es que estaba intentando crear una nueva interfaz de menú, para que
    los clientes ordenen y reciban la cuenta automática, todo desde la
    mesa, así no hace falta que nadie les tome la orden y nadie que les
    saque la cuenta. Solo necesito que se sincronicen con la nueva
    aplicación que he creado, pero eso va llevar un tiempo, sobre todo
    porque es una aplicación que necesita correr asíncrona con cada una
    de las computadoras del cluster.

  Pero era bastante claro que el dueño del local no estaba en la
  disposición de escuchar palabras que no entendía y que lo hacían
  sentir inferior. Cada palabra mencionada por el muchacho crispaba más
  el rostro de aquel hombre.

  - ¡No me importa! - Estalló el hombre - el servidor tiene que estar
    arriba, no puedo perder el tiempo en un experimento de un presumido
    que lo que debería estar haciendo es cuidando el tráfico de red, en
    lugar de estar inventando sobre lo que no conoce.

  No pude más y le pedí permiso al dueño para hablar con el muchacho. El
  hombre me miró, hubo un destello en sus ojos, pero desapareció para
  dejar paso a una sonrisa amable y condescendiente.

  - Adelante, por favor - me dijo.

  Llamé al muchacho, a quien le pedí que se sentara por un momento. Me
  vio con cierto recelo, tal vez una reacción natural de alguien que se
  desenvuelve en un ambiente tan hostil, como aquel del café.

  - Hola - le dije con el tono más amistoso del que soy capaz - me llamo
    Isaac.
  - ¿Y? - me contestó con altanería, pero con cierto temor.
  - ¿No me vas a decir tu nombre?
  - No tengo por qué decírselo, no sé quién es, no lo conozco de nada.
  - Hay razón - le dije - pero lo cierto es que podrías beneficiarte de
    esto. A lo mejor nos beneficiamos los dos. Pero en fin, dejame que
    me presente con más detalle. Me llamo Isaac, soy el presidente de
    Robótica Inteligente.

  Al parecer, aquello surtió el efecto esperado, pues los ojos del
  muchacho se iluminaron y se agrandaron.

  - ¿La de los experimentos con inteligencia artificial?
  - Exactamente. Interesante que estés al tanto de los trabajos que
    estamos llevando a cabo.
  - Me enterés desde que lo anunciaron y he intentado comunicarme con
    los expertos que contrataron, pero ninguno de ellos ha querido
    responder mis hologramas. Lo que pasa que creo tener algunas ideas
    que bien podrían ser de utilidad.

  Me reí con sinceridad. Los expertos que habíamos contratado eran
  realmente un atajo de presumidos que había demostrado sobradamente su
  incapacidad para darle seguimiento al trabajo del doctor Rolando
  Gómez, único exponente de la verdadera inteligencia artificial, que se
  había llevado sus secretos a la tumba.

  - Estoy seguro que tus ideas serían, sin duda, de gran ayuda para
    todos nosotros. Y es por eso que he querido que tuviéramos esta
    plática. Antes que continuar con lo que tengo que decirte, necesito
    hacerte una pregunta: ¿Cómo es que ibas a implementar la aplicación
    que le decías al caballero?
  - No es precisamente complicado... claro, con los vejestorios que
    tiene este hombre no podía ponerme exquisito. No es más que una
    aplicación que toma los datos de una sola computadora que hace las
    veces de servidor,de tal forma que todo sea mucho más rápido, sin
    necesidad de inventir en nada más. Él se puede quedar con esos
    vejestorios si quiere y la aplicación no debería de consumir más
    recursos de los que él puede dar.
  - No es una solución del todo creativa...
  - En definitiva no lo es. Pero es lo que se puede lograr con lo poco
    que tengo a la mano.
  - ¿Y si la actualización se hace asíncrona y de forma peer to peer
    entre cada máquina del cluster?

  El silencio que siguió a mi sugerencia fue bastante elocuente, pero al
  parecer, él quería expresarse de manera mucho más efusiva.

  - ¡PERO CLARO! - gritó - ¿CÓMO NO SE ME HABÍA OCURRIDO?
  - ¡MUCHACHO! - gritó a su vez el dueño del local - ¿A QUÉ VIENEN
    TANTOS GRITOS? ¡DE REGRESO AL CUARTO DE SERVIDORES!
  - Me tengo que ir - me dijo con algo de vergüenza, necesito el trabajo
    y él no es precisamente paciente.
  - Que no te importe - le dije - por eso quería que platicáramos. ¿No
    te gustaría trabajar conmigo?

viernes, 23 de octubre de 2015

Viernes de vídeo

El omnipresente Banksy, creó un interesante proyecto, que estuvo abierto al público por un tiempo y que ahora, una vez cumplido el objetivo, pasará a ser reciclado. Ahora bien, en cuanto al objetivo, pues observe el "parque de diversiones" y saque usted sus propias conclusiones en cuanto a la genialidad de este artista.

Dismaland - The Official Unofficial Film from Jaybee on Vimeo.

Sonría, es viernes

lunes, 19 de octubre de 2015

Hacking. Novelititita de ciencia ficción

Tal y como lo dije hace ratitos, pretendo revivir un poco este blog y para ello me he propuesto escribir, por entregas, una novelita, cortiiiiita, de ciencia ficción, que lleva por nombre Hacking.

Este lo publico hoy lunes, simplemente porque he tenido el tiempo de terminar el capítulo, pero espero estarla publicando todos los miércoles, a menos que algún imprevisto me lo impida.

Así pues, este es el primer capítulo, espero les guste:

                ________________

                HACKING

                 Alberto Chavez
                ________________


1 CAPÍTULO I
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  Yo sabía que tarde o temprano aquello iba a suceder. Había entrado en
  la compañía casi que por un golpe de suerte, y había logrado escalar
  posiciones con cierta facilidad, simplemente porque era inteligente,
  pero no era invulnerable, así que al verme en ese momento frente al
  predicamento de sus temores, la verdad me resultó, de cierta forma, un
  alivio. Al fin, el día que temía había llegado: se habían dado cuenta
  de que había hackeado y creado una cuenta de administrador y había
  estado con los archivos del prototipo de inteligencia artificial que
  los tan afamados expertos decían que habían estado desarrollando por
  décadas para la compañía.

  Aquello, claro está, era una chapuza, algunos avances en lógica
  difusa, que no eran más que plagios de otros que habían trabajado
  antes en el asunto, un puñado de librerías que habían sacado de
  Internet, que yo conocía a la perfección, porque habían sido mi punto
  de partida, cuando yo no era más que un adolescente creciendo en
  conocimiento en aquel campo. La verdad es que hackear la seguridad de
  la compañía no me llevó precisamente mucho tiempo. Era pésima
  seguridad. Una burla, si es que se trabajaba ahí dentro. Pero es que
  en serio, ni siquiera encriptaban las contraseñas. ¡NI SIQUIERA LAS
  ENCRIPTABAN!

  La cuestión de la inteligencia artificial aplicada siempre me había
  llamado la atención, sobre todo por la enorme posibilidad de darle
  vida a todas las historias que había escuchado del único que había
  podido reproducir las bases de la inteligencia humana, el doctor
  Rolando Gómez, que nunca dio a conocer su trabajo, es decir, la
  teoría, pero que hizo muchas demostraciones prácticas que nos dejaron
  con la boca abierta. Si bien yo nunca conocí al doctor Gómez, pues
  murió en el año 2035, 20 años antes de mi nacimiento, y no dejó más
  que ciertos apuntes que llevaron a la construcción de los primeros
  robots multitarea, que finalmente llevaron a la compañía a ser la
  dueña del monopolio mundial de distribución de robots.

  Como era de esperar, los nuevos modelos podían llevar a cabo más
  tareas y eran vendidos tanto para el hogar, como para labores
  industriales especializadas, sin embargo, ninguno de ellos tenía
  inteligencia artificial real. Simplemente la simulaban dándole cada
  vez más capacidad de almacenaje a los dispositivos de almacenamiento
  de los robots y guardando en sus bases de datos tantas tareas,
  hogareñas o industriales, como les fueran posibles, para que diera la
  apariencia de que los robots realmente aprendían algo nuevo... pero no
  era así, los robots no aprendían, solo tenían el conocimiento ya
  preinstalado.

  Pero a ver, permítanme explicarles qué era lo que en aquel momento se
  entendía como inteligencia artificial:

  El cerebro humano tiene la capacidad no solo de almacenar información,
  sino de aplicarla en varios campos, es decir, lo que se aprende en
  matemáticas se puede aplicar en ciencias o en la vida real, lo que se
  aprende en lógica se puede aplicar prácticamente en todos los campos
  de la vida, etcétera. Un robot no podía más que aplicar los
  conocimientos programados en las tareas específicas para las que se
  había programado. La moral, claro está no tenía mucho que ver con la
  parte de la inteligencia per sei, ya que es una cuestión totalmente
  relativa al tiempo y al lugar, así que la cuestión de la moral no
  puede ser programada a través de las mismas funciones que la
  inteligencia artificial. En otras palabras, se puede ser inteligente,
  pero no necesariamente correcto para el entorno en el que dicha
  inteligencia se desenvuelve. Así que, una de las principales funciones
  a ser creadas, era precisamente la capacidad de juicio sobre lo que
  era bueno y lo que era malo. Una leyenda en el campo, contaba que
  hacía muchísimo tiempo, un genio había creado una serie de reglas
  básicas para que la inteligencia artificial pudiese ser implementada
  y que dichas reglas eran claras en cuanto a su redacción. Claro está,
  la implementación de dichas reglas era, en definitiva, el problema,
  pues implicaba que el programador tenía el conocimiento suficiente
  como para crear las funciones necesarias para que dichas reglas se
  tradujeran en el comportamiento necesario. Ahí estribaba el primero de
  los problemas que se debía superar para poder crear la verdadera
  inteligencia artificial.

  El segundo problema, claro, consistía en la capacidad de aprendizaje, es
  decir, la facilidad de una máquina para poder aprender, pero sobre
  todo, la capacidad de juicio entre lo que sirve o es provechoso y lo
  que no, ya que el aprendizaje en sí, no es más que el almacenamiento
  en memoria, pero la capacidad de juicio es lo que impide, en teoría,
  que una máquina aprenda algo totalmente inútil, o juzgue lo que
  realmente es de uso o no.

  Y finalmente, el tercer problema, como ya lo mencioné anteriormente,
  es la capacidad del robot, una vez emitido el juicio de lo que
  conviene y lo que no conviene aprender, es la aplicación en la
  existencia del robot, de lo que acaba de aprender.

  Así pues, esos eran los tres problemas, irresolutos, que tenían los
  "grandes expertos" en robótica que la compañía había contratado.

  Me di cuenta en cuanto logré entrar en los directorios personales de
  cada uno de ellos - seis directorios en total, pues cada uno trabajaba
  en dos problemas al mismo tiempo -, pues era evidente que todos
  estaban atorados en la implementación de cada uno de las soluciones a
  los problemas. Pues todos los documentos llegaban hasta los últimos
  intentos, fallidos todos.

  Así pues, luego de revisar los seis documentos, me decidí a comenzar
  mi trabajo. Lo hacía en mi casa, claro está, pues me mantenían ocupado
  con la creación de aplicaciones más de tipo administrativo
  (aburriiiiiido por todo lo demás) que la compañía me ponía a crear,
  me desvelaba sin problemas y sin pausas, porque tenía el objetivo fijo: yo  
  tenía que ser el que descrubriese la forma de implementar la solución a 
  los tres problemas básicos de la inteligencia artificial. Y fue así, como al
  cabo de ocho meses, efectivamente, LO CONSEGUÍ

viernes, 16 de octubre de 2015

Viernes de vídeo

Hace ya algún rato dije que iba a retomar la publicación un tanto más contante en este blog, así que retomo, entre otras cosas (eso espero), la publicación de los viernes (a veces sábado) de vídeo. Y lo retomo con esta joya, un cortometraje de un poco menos de diez minutos.

En corto, la humanidad se ha encargado de cargarse a la gran mayoría de los seres vivos y se muere lentamente, víctima de su propia autodestrucción, pero hay un niño que encuentra algo inquietante... No le digo más, échele un ojo, a ver qué le parece.

SUMER from Sumermovie on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

domingo, 6 de septiembre de 2015

Pensamientos escuchados

De repente parece que las cosas no son precisamente tan fáciles como lo pintan en las telenovelas que se pasan de a dos por tres en cualquier canal de estos de la televisión.

Mirando en retrospectiva, una relación... cualquier relación de tipo amoroso/sentimental, no es más que la suma de debilidades, la multiplicación de las miserias humanas individuales y la triste división de caracteres, los propios, que van ocurriendo con el pretexto sordo de "llevar la fiesta en paz"

La vida suele ser por demás experta en darse a la tarea de recordarnos que, como especie, estamos hechos mucho más para la soledad melancólica que para la compañía combativa que viene a significar la vida en pareja, la mayoría de las veces. Luego de pasado un tiempo, se llega al estado plácido en que la cuestión sexual es, en verdad un gozo y no una imposición socio-cronológica que debe llevarse a cabo porque de lo contrario se es un paria. Pero el problema es que, fuera de la necesidad de penetración o de ser penetrado, la vida en compañía se encuentra plagada de trampas que no hacen más que proporcionar, con el tiempo, una especie de placer masoquista que siempre viene acompañado por la vana recompensa, por el placebo de estar haciendo las cosas bien, aunque en realidad, la vida se vaya sublimando impercetible.

Un recuerdo, un orgasmo profundo, alguna calle solitaria que guarda el olor de su saliva,... todo va pasando a la estantería de los recuerdos, ya no del presente vibrante, ya no de la felicidad momentánea y siempre efímera.

"Por favor, dibújame un cordero", es lo que todos creemos escuchar cuando las relaciones comienzan, pero siempre es doloroso y repetitivo el dejarnos morder por la serpiente que es capaz de enviarnos de regreso a nuestro solitario asteroide.

Todos los polvosos rincones de la memoria se van tornando grises conforme pasan los años, se van acumulando con fruición, como si en realidad dichos recuerdos fuesen capaces de regresarnos los bríos del presente que se van perdiendo conforme pasan las hojas del calendario.

Y mientras pasan las noticias, cada vez más llenas de sangre, nuestro bolsillo se va llenando de las miserables monedas de la condescendencia, esa mala consejera que suele prevenirte del cambio, esa que te dice que, pese a todo, todo está bien y que el vaso está medio lleno. Falso. Hay que llevarse el vaso sin importar el contenido o su cantidad.

Nos vamos conformando con las limosnas de nuestra propia conformidad y mientras más pasan los años, mayores son los engaños, mas las limosnas siguen siendo exactamente las mismas. Cambian los tiempos, no las consignas. ¿Llegará el momento en el que despertemos del letargo y dejemos de engañarnos?

Así pues, de momento, a los monos se les atrapa dándoles algo más grande que el agujero a través del cual han sacado su mano, ya que no quieren soltarlo, no se animan, no se atreven a perder lo que mezquinamente han ganado, y lo cierto es que, a estas alturas, abrir la mano resulta realmente difícil.

sábado, 29 de agosto de 2015

Podcast 14: Los militares al poder?!

En este podcast lo invito a reflexionar sobre la tan socorrida petición de una enorme parte de la población (muchos de forma implícita) para que los militares tengan más poder.

Sea bienvenido!


lunes, 17 de agosto de 2015

La isla del día de antes - Umberto Eco


Leer a Umberto Eco es saber que te vas a topar con una andanada de referencias de una intelectualidad exquisita. Y nada, La isla del día de antes, desde luego, no es la excepción.

La novela nos cuenta la historia del náufrago Roberto de la Grive, que se embarca en una aventura en busca del punto fijo o bien en busca de las métricas exactas de las latitudes de nuestro globo terrestre.

La aventura se en los 1600 (1643, para ser exactos) y es precisamente aquí en donde el autor nos demuestra la forma de "jugar" con su bagaje cultural, ya que escribe la novela en la forma y con los modismos propios de la época, incluyendo los nombres de las cosas y los lugares.

En realidad la novela es una disertación filosófica en donde el protagonista, una vez se ve solo en el navío Daphne, comienza a concluir, grosso modo en lo que implica la vida, la existencia y el ser un ser humano y lo que lo diferencia de, por ejemplo, una roca.

En fin, Roberto de la Grive, personaje nacido en el lugar que le otorga su gentilicio, se embarca, de forma obligada, en el Amarilis, con el encargo, por parte del entonces cardenal de Francia, de averiguar la localización de la Isla de Salomón, al mismo tiempo que, o de manera intrínseca, se averigua el secreto del punto fijo, que es prácticamente lo que faltaba en aquellos años, para conocer las localizaciones exactas de las tierras que se visitaban por mar.

En realidad, Roberto no es más que un soñador, aprendiz de intelectual, que se dedica, durante todo su trayecto, comienza a hacer una serie de preguntas para averiguar la forma en la que, los marineros de ese momento, llevan a cabo sus cálculos. De repente, el barco naufraga y Roberto, de forma casi milagrosa, se salva y llega al Daphne, que en un inicio parece un barco abandonado, pero que luego resulta estar "habitado" por Caspar, el sacerdote jesuita que, al igual que Roberto, intenta descubrir los secretos de las longitudes.

Eventualmente, Caspar, en el ansia de alcanzar la isla que está frente al Daphne (la que llaman del día de antes, porque erróneamente creen que es la isla que divide el día de hoy con el de ayer, según la creencia de las horas en las longitudes respectivas), muere ahogado intentando alcanzarla y es aquí en donde Roberto puede continuar con su novela de toda la vida, imaginando la vida de un inexistente hermano gemelo de nombre Ferrante, depósito de toda la maldad que Roberto pueda imaginar.

Ferrante es quien ha engañado a las mismas personas que le obligaron a embarcarse en el Amarilis y les engaña para que lo embarquen en el Tweede Daphne (Daphne dos) para llevar a cabo y de nuevo, el mismo viaje que su hermano, mientras engaña a la señora, de nombre Lilia, que es depósito de todo el amor de Roberto y que, creyendo que Ferrante es Roberto, le sigue a éste, enamorada y en rumbo a su perdición.

Así pués, la novela transcurre entre los intentos de Roberto por alcanzar la isla y sus disertaciones filosóficas y la intrincada historia del imaginario Ferrante y Lilia a través de los mares, en busca del secreto que Roberto posee (secreto, por demás, inexistente) y que será la culminación de Ferrante.

Así pues, la novela (ojo que lo dice un fanático incondicional de Eco) es una delicia de fantasía e historia que no puede dejar de leerse. Como siempre, el consejo es LÉALA QUE ES SIMPLEMENTE MA-RA-VI-LLO-SA!!

Y recuerda el conocimiento es poder!!

sábado, 4 de julio de 2015

Podcast 13: Umberto Eco o los idiotas de la red

En este podcast hablo sobre las declaraciones del escritor (maravilloso por demás) Umberto Eco, que dice que “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino..."

Y así, sin más, les presento mi podcast:

sábado, 20 de junio de 2015

Dragon Ball. La Resurrección de Freezer



Pues que he ido a ver Dragon Ball. La Resurrección de Freezer y vengo yo todavía con la idea de que podría hacer un Kame hame ha si me lo propusiera.

Ir al cine a ver a Gokú viene a ser una especie de conclusión de los sueños de la infancia/adolescencia/adultez... bueno, verlo y llegar a convertirme en Super Saiyayín fase 1 (aunque sea) Lo cierto es que sin importar si la película es buena o mala (que es buenísima, por cierto), uno se mantiene en el cine con una sonrisa estúpida, inevitable y satisfactoria, durante toda la película.

Hay que decir que la cantidad de personas en el cine, en la función de las tres de la tarde era por demás enorme, y a la salida, podía notarse una cola igualmente grande de personas en espera de entrar.

Y lo que pasa cuando se escucha al inicio "Historia y personajes del creador  original Akira Toriyama", uno sonríe y escucha, incluso, algunos aplausos de la audiencia, en franca aceptación al maestro.

Es fantástico ver de nuevo a los grandes héroes, luchar, una vez más, por salvar el destino de la tierra (aunque esto es colateral, porque Freezer llega directamente a darle muerte a Gokú), no sin pasar por una buena dosis de situaciones cómicas.

Y de los personajes principales solo puedo decir:

AVISO DE MINISPOILERS

El maestro Roshi es la mera mengambrella y usa el KAME HAME HA
Vegeta sigue siendo el gran personaje, sin lugar a dudas, que le es robado el momento de gloria simplemente por azares del destino.
Pícoro es aún el malo bueno que incluso está cuidando a Pan en ausencia de sus padres, y que ahora tarda menos tiempo en acumular la energía para su técnica Macaco Sampo.
Krilin sigue siendo un chiquitín gracioso.
Bulma sigue siendo la mujer fuerte aunque un tanto imprudente de siempre.
Freezer es un villano formidable que logra captar la atención sin esfuerzo.
Gokú en fase dios y luego transformado en Super Saiyayín es una locura que vale la pena ver en más de una vez.

Y nada, la película, desde el punto de vista de un fanático sin remedio, ES FANTÁSTICA, así que no dude en verla en el cine.

Lo único que lamento es que Gokú no pidiera que levantásemos los brazos para hacer una Genkidama, porque yo, sin lugar a dudas, los habría levantado :)

viernes, 19 de junio de 2015

Viernes de vídeo

Dos minutos y medio, le bastan a este vídeo para dejarlo con la boca abierta. No me cree? Véalo y convénzase:

Colossus by Pat Vale from BigAnimal on Vimeo.

Sonría, es viernes :)

lunes, 8 de junio de 2015

Cómics y mangas poco comunes. Ecuatoriales



Eric Warnauts y Guy Raives suelen hacer dúo en muchos de sus trabajos en cómics. Este librito de 64 páginas es una colección de 5 relatos eróticos que no pasan de eso. No me malinterprete, no son malos, sobre todo por el dibujo y el coloreado, tinta y acuarela, que son realmente soberbios, excepcionalmente buenos.

 El problema… no, el problema no, la disyuntiva viene dada porque, precisamente, dada la majestuosidad de los dibujos, uno puede llegar a esperar más que simples relatos de corte erótico. Todas las historias tienen, en mayor o menor medida, la presencia del toque sensual (y sexual) que es, a decir verdad, lo que hace que llame la atención, pero la temática del morbo palidece ante la magnificencia del dibujo. Congo Blanco, Assumpta, Nairobi Kenya, Bodas Salvajes y Sudor de Ébano, conforman los 5 relatos de este libro.

El primer relato no es más que un tratado de cobardía de un inglés que no tiene el valor de quedarse con su amante afriacana; el segundo es un cuento de una joven – Assumpta – que tiende a caer en sus pasiones por su novio; el tercero es un relato de un hombre que se da cuenta que, a la mujer que recuerda como niña, realmente solo la quiere como una hija; Bodas Salvajes es un relato mudo que cuenta como una esposa de alguna selva ecuatoriana no permite su defloración a menos que esté escuchando música y la tercera es un relato de un luchador que, como está muy muy de moda, sale del clóset, es decir, acepta su homosexualidad, luego de intentar ver cómo su esposa tiene relaciones sexuales con un lampiño mancebo, que termina siendo el que lo hace aceptar su preferencia, pues se ve atraído por él. Y ya está, los relatos son solo eso.

No hay mucho más que decir, excepto, de nuevo, que el dibujo es extremadamente bueno. No es una obra maestra de la narrativa, pero tampoco es algo que esté tan malo como para no echarle una ojeada.

 Como siempre, si puede leerlo en vivo y a todo color, hágalo y si no, le dejo el link para que lo vea: http://comicalt.blogspot.com/2014/06/ecuatoriales_27.html Recuerde, EL CONOCIMIENTO ES PODER!

viernes, 5 de junio de 2015

Cómics y mangas poco comunes: Another Suburban Romance



Qué le digo yo de esto... es una interpretación gráfica de una especie de poema del maestro Alan Moore... y no sé qué más decir. Es un cómic raro, de no más de 60 páginas, que presenta un trío de poemas de Moore: Judy apagó la TV, Los viejos gangsters no mueren y Another suburban romance) que el dibujante Juan José Ryp llevó a magistrales dibujos en blanco y negro.

No es en realidad una historia lógica (bajo ningún punto de vista, a decir verdad) que tenga un principio o un final. Es, al final de cuentas, una colección de poemas y que por alguna razón llevaron al formato de cómic.

De nuevo, no puedo dar una opinión de "conocimiento de causa" porque no lo tengo. El dibujo es soberbio, los poemas inconexos y pare contar.

Siento mucho no poder opinar más a profundidad, pero es que no cuento con los elementos referenciales suficientes para ello.

Como sea, es Moore y como cultura general, en caso de que usted, como yo, sea uno de los grandes fanáticos de este extraño mago escritor de cómics.

Y nada, si lo encuentra léalo, aunque sea como un ejercicio mental. Y recuerde, EL CONOCIMIENTO ES PODER!!

sábado, 30 de mayo de 2015

Podcast 12: La intolerancia en la sociedad

Intolerancia, parece ser el nombre del principal juego que se tiene en nuestra sociedad. Y es precisamente de esto de lo que hablo en este nuevo podcast.

lunes, 25 de mayo de 2015

Podcast 11: Nuestra responsabilidad en la situación



En este podcast simplemente hablo el egoísmo que nos rodea como especie y la responsabilidad que todos tenemos dentro de la situación que se vive, tanto como país, como en la situación como especie en un planeta cada vez más despedazado.

martes, 12 de mayo de 2015

American Gods - Neil Gaiman


Advertencia: Estoy por hablar de un libro de Neil Gaiman, así que no puedo ser 100% imparcial.

Luego de que quedan ustedes advertidos, procedo con una breve reseña sobre el libro:

Sombra es el personaje principal del libro (no pida otro nombre, no lo hay), e inicia estando preso y encontrando la libertad, solo para darse cuenta de que su esposa ha muerto, a bordo de un automóvil, con su amante, mientras le hacía una felación... a que le ha dado cierta curiosidad por leerlo?

Pues bajo esa premisa de frustración, desilusión, soledad, abandono y... vamos que la lista de sentimientos negativos aquí puede ser verdaderamente larga, se encuentra con un tipo que le ofrece trabajo, básicamente de hacer todo lo que él, el contratista, le pida. El nombre del contratista es Wednesday (sí, miércoles en inglés).

Sombra acepta el trabajo, siendo que no tiene nada mejor que hacer... o por lo que vivir, pero antes conoce a un tipo al que le da una leve paliza y quien le regala una moneda de oro que saca de la nada. Por cierto, Sombra es experto en hacer trucos con monedas.

Antes de comenzar con el trabajo, sombra le pide a su nuevo jefe que quiere ir a despedirse de Laura, su esposa muerta, cuyo funeral es en esos instantes. Lo hacen de esa forma y Sombra deposita sobre Laura, la moneda de oro que le fue regalada.

Por cierto, ¿sabe usted de dónde proviene el nombre de Wednesday?, es del inglés antiguo, Wonden's day, que es Odin's day o, en español, día de Odín. Así pues, pronto se conoce que el que ha contratado a sombra es, ni más ni menos que Grimnir, el Padre de Todos, Odín un ojo.

Dígame ahora que no le han dado ganas de leerlo.

Cada pueblo que ha emigrado a Estados Unidos, ha llevado sus respectivos dioses, mitos, miedos, creencias, etcétera. Y cada dios ha hecho lo mejor que ha podido para poder seguir vivo en una tierra tan inhóspita como Estados Unidos, una tierra que va desechando los dioses antiguos por los nuevos dioses como la televisión, las noticias, Internet, etcétera.

Así pues, la mayor parte del libro es el intento de Wednesday (Odín) por unir a todos los dioses que hay por ahí desperdigados, en una última batalla para ver quién resulta vencedor, si los dioses nuevos o los dioses antiguos.

Sin embargo, las cosas no son tan rectas como puede uno pensar. En la estando aún en la cárcel, Sombra conoce a Low Key Lyesmith, quien se convierte en su amigo y protector y, más importante, una especie de consejero y confidente. Mucho más adelante en el libro, resulta que el nombre es un buen juego de palabras, que al principio, obviamente, Sombra no sabe dilucidar Low Key suena casi igual que Loki Lyesmith es un juego de palabras por tejedor de mentiras.

Los nuevos dioses, en una transmisión televisiva en directo, matan a Wednesday y esto hace que los dioses antiguos se decidan todos a participar en la guerra y se dirigen a un punto para librar la batalla, mientras Sombra cumple el ritual de velar el cadáver de Wednesday, ritual en el que él también muere y pudiendo escoger lo que quiere, decide que no quiere ni infierno ni paraíso, sino la nada.

Como sea, un par de dioses se dan cuenta de que necesitan a Sombra y lo que habrá de descubrir durante su muerte: él es hijo de Odín.

Una vez rescatado de la nada (aunque rescatado no es la palabra, pues él estaba a gusto en la nada) y ayudado por Laura... sí, la esposa no muerta que fue revivida... o en realidad está muerta en vida, gracias a la moneda de oro que él le deja en su entierro. En fin, Laura le ayuda en muchas ocasiones a librarse de la muerte y logra "matar" a Loki, atravesándose ella misma con una vara que se transforma en lanza y diciendo "dedico esta muerta Sombra".

Sombra, por su parte, se da cuenta de que la mencionada guerra no es más que una mentira urdida entre Loki y Odín, porque uno necesita del Caos (Loki) y el otro de la sangre, específicamente, de aquella sangre que lleva las palabras "Dedico esta muerte a Odín" inmiscuida.

Sombra logra detener la guerra antes de que sea una masacre, convenciendo a todos de que, en fin, tarde o temprano, todos pasan... TODOS, sin excepción y que lo que hoy es una "fe", se convierte mañana en "mitología".

Al regresar Sombra el pueblo en donde su padre lo había "colocado" para pasar desapercibido, se da cuenta de que Odín no está muerto y que además es el culpable de la desaparición de niños y adolescentes por años y años, como un tributo para mantenerse vivo y mantener al pueblo como un pueblo floreciente entre otros tantos moribundos.

Una vez más Odín es muerto, ahora por una bala y Sombra decide que es tiempo de largarse y se va a viajar por otros países, mientras se da cuenta de que no hay dios todo bondad, que todos están llenos de trucos para poder subsistir y que la muerte definitiva les llega cuando la gente deja de creer en ellos, por lo que hay muchos dioses que tardan mucho en morir... pero todos, TODOS, tarde o temprano mueren.

El libro es una delicia, lleno de referencias reales de lugares reales, a los que Gaiman fue y de los que se sirvió para contar su historia, además de contener infinidad de dioses, tan reales como inventados han sido por las diferentes culturas las deidades a través de la historia de la humanidad.

Que si vale la pena leerlo: ¡¡¡POR SUPUESTO QUE SÍ, ES GAIMAN!!!

Así que si tiene la fortuna de cruzarse con el libro, no lo dude, devórelo sin miramientos. Además, recuerde, El conocimiento es poder.