martes, 18 de diciembre de 2012

La Rebelión de Atlas - Ayn Rand


La Rebelión de Atlas de Ayn Rand

Cuando uno comienza a leer esta novela de la Rand, uno cree que podría tratarse de una novela seria (¿es aplicable este término?), es decir, ficción pura, pero del tipo realista, digamos.

Una mujer, Dagny Taggart, Directora de Operaciones de un ferrocarril, Taggart Transcontinental, que se esfuerza por mantener el ferrocarril funcionando como relojito suizo, su hermano, James Taggart, que no es más que un pelele que no sabe nada de la dirección del ferrocarril y se concentra en dejarle la tarea a su hermana.

Por otro lado, un empresario industrial que ha descubierto un nuevo metal, Hank Rearden, que se ha hecho millonario gracias a su esfuerzo y a su inteligencia y que, como ya dije, crea el Metal Rearden, que logrará sustituir practicamente a cualquier metal y hacerse con el mercado.

Por otro lado, un millonario heredero de las más grandes minas de cobre del mundo, Francisco d'Anconia que se ha dedicado a la francachela y las mayores depravaciones (maldito suertudo) que un dueño del mundo se puede permitir.

Bien, personajes puestos para una trama, en donde un nombre se va repitiendo a lo largo y ancho de la historia, un nombre acompañado de una pregunta: “¿Quién es John Galt?”, frase que se ha acuñado en el refranero popular, para dar a entender la indiferencia del tiempo en el que corre la historia.

En fin, la niña Dagny (niña, mangos, tiene como treinta y tantos) estuvo, en su infancia, adolescencia y adultez temprana de Francisco d'Anconia, pero luego lo odió por su decisión de convertirse en playboy, así que al inaugurar una nueva línea del ferrocarril, nombrada como “John Galt”, se da cuenta de que en realidad, Hank Rearden es el que le atrae y comienza un romance con él, a escondidas del mundo y, sobre todo, de la esposa de Hank, Lillian, que es una especie de bobalicona que se las da de intrigadora.

Rearden y Dagny continúan con su romance, pero Lillian se da cuenta y enfrenta a Rearden para sacarle la verdad. A todo esto, los grandes empresarios, banqueros y demás personajes productivos e “importantes” de la sociedad han estado desapareciendo de la vista del mundo sin dar mayores señales de existencia y practicamente van quedando en el mundo, que comienza a incivilizarse, solo Dagny y Rearden que luchan contra el “elemento desctructor” que se está llevando a los más grandes cerebros productores, intelectuales.

Finalmente, alguien contacta con Rearden y le da un lingote de oro y le dice que es solo una pequeña parte de la cuenta de ahorros que le tiene, si se decide a abandonar de una vez por todas ese mundo en el que se encuentra en el que la gente no quiere pensar más. El nombre del personaje es Ragnar Danneksjöld, un pirata que se ha dedicado a destruir todas las embarcaciones de los empresarios y de las “Repúblicas Populares”. Rearden se niega y se va, pero lo piensa y recoge el lingote que Ragnar ha dejado en el suelo... como “por si las moscas”.

Por otro lado, Lillian planea la venganza contra Rearden, junto con el hermano de Dagny, James, quienes planean hacer que Rearden entregue su fábrica por la presión de la amenaza de contarle al mundo el amorío que tienen ellos (Dagny y Rearden). Así pues, Rearden, caballero intachable, accede y cede (hermoso verso sin mucho esfuerzo, vea usted) los derechos de la fábrica y del metal Rearden.

Digamos que en paralelo, Dagny ha encontrado (en un viaje anterior con Rearden) un motor que aparentemente transforma la energía del entorno en energía utilizable, es decir, un motor que genera energía inagotable. Sin embargo, el motor no funciona pues el creador original lo abandonó antes de terminarlo en una fábrica y nadie conoce el nombre del ingeniero ni su paradero real. Sin embargo, Dagny contrata los servicios de un personaje que le dice que hará lo que pueda para darle el motor funcionando. Sin embargo, al contactarse con él, le dice que ya tiene algo aunque no completo, sin embargo Dagny, temerosa de que “el elemento destructor” le arrebate también al personaje que está trabajando en el motor, le dice que espere en donde está y que no se mueva y sobre todo, que hable con quien hable, no se vaya, a lo que el ingeniero promete que será de esa forma. Pero con todo y la promesa, al llegar Dagny, alguien le dice que el del motor ha partido con alguien en el avión que está por despegar.

Así que Dagny se decide, en una decisión temeraria a pilotar un avión y seguir al que se lleva al ingeniero de su motor. En dicha persecución lo pierde de vista entre unas montañas y sufre un accidente que hace que el avión se estrelle. Al despertar, se encuentra con una visión de esas que no se creen, el hombre perfecto (según Rand): Rubio, ojos verdes, atlético y con una mirada inteligente. ¿Quién es el extraño? Se recuerda de la pregunta que está a lo largo del libro, pues sí, ese es el que dio origen a la pregunta, aquel Adonis, aquel muñeco, aquel “masho” no es sino John Galt (inserte aquí su sonido de sorpresa favorito) Dagny queda prendada, claro, como no con semejante “voladón”, pero se da cuenta que ya no está en Kansas y que ella en definitva no es Toto, por lo que le pregunta al “ñeñeco” de Galt en dónde se encuentra y él le comenta que se encuentra en el lugar que los ocupantes -del lugar- llaman Atlántida, pues el lugar idóneo: un valle en medio de una cadena montañosa que hace imposible su llegada sino por encima, es decir, por aire y que está protegida por una especie de campo con rayos de algún tipo que impide que se pueda ver hacia adentro.

Y Dagny se encuentra, finalmente, con todas las personas que habían estado desapareciendo, es decir, con industriales, banqueros, comerciantes, artistas, etc. Que el elemento destructor se había estado llevando, incluído el muchachón que estaba trabajando en el motor. Es decir, el “elemento destructor” no es más que John Galt, quien es, además, el genio detrás del motor.

El resto de la historia es sencillo de contar, pues es la decadencia total de la humanidad sin los “personajes importantes”, es decir los que producen y los que “generan empleos”. La caída inevitable de “la ciudad más grande e importante” de todo el mundo mundial: Nueva York y la decadencia del “país más grande, forjado solo gracias al poder de la mente” (cosa interesante es que no menciona que fue forjado por personajes que asesinaron y hacinaron a los habitantes nativos del lugar), mientras los habitantes de la Atlántida esperan que esto ocurra para salir e imponer el nuevo orden.

Pero bueno, la historia no es más que la excusa para exponer la teoría filosófica de la Rand, es decir, la necesidad de tener un gobierno que no interfiera con los que saben y que no los ahoguen con los impuestos y con controles de mercado que no hacen más que poner obstáculos en el camino del progreso.

Ahora bien, amén de darse uno cuenta de que, en definitiva la novela de Rand no es, ni lejos, una ficción realista, pues que queda la pregunta: ¿qué carajos es esto? Y la respuesta es sencilla, es un libro mal escrito que representa la teoría de alguien que cree que, si los ricos gobiernan, las cosas irán bien, pues son las mejores personas para gobernar.

Ahora bien, un detalle importante que parece que olvida la señora, es que está hablando de seres humanos, de seres mezquinos que persiguen siempre estar por encima de los demás sin importar los “nobles sentimientos” que originalmente puedan tener. Ese mundo perfecto, en donde los ricos son atléticos, con aplomo, llenos de buenas ideas y con toda la intención egoísta de gobernar bien (no, no, eso es lo que ella plantea) Lo cierto es que no existe ese tipo de ser humano en ningún lugar, en ningún estrato social, en ningún rincón.

Dentro del mundo creado por Ayn Rand, su teoría tiene toda la lógica del mundo, pues existen los seres humanos perfectos, que no se molestarán porque alguien les gane el mercado y por consiguiente el buen gobierno es posible siempre y cuando sea un gobierno que no interfiera, en nada con los productores y generadores de dinero, sino un gobierno que solo defienda dichos intereses. Pero de nuevo, el problema es que trata con una especie que no es capaz de comportarse de dicha forma: la humanidad.

En fin, el libro no es bueno, pero sirve para conocer a través de esa historia de cuento de hadas y mala ciencia ficción el pensamiento filosófico de Ayn Rand y que podría resumirse en este parrafito:

"Ese fue el servicio que te habíamos dado, con aganas y alegría. ¿Qué pedimos a cambio? Nada más que libertad. Quisimos que nos dieras libertad para funcionar, libertad para pensar y trabajar a nuestra propia elección; libertad para asumir nuestros propios riesgos y soportar nuestras propias pérdidas; libertad para obtener nuestros propios beneficios y hacer nuestras propias fortunas; libertar para apostar a tu racionalidad; para someter nuestros productos a tu juicio, para un intercambio voluntario; para confiar en el valor objetivo de nuestros trabajo y en la habilidad de tu mente para evaluarlo; libertad para contar con tu inteligencia y honestidad y para tratar únicamente con tu mente. Ése fue el precio que pedimos y que tú rechazaste por considerarlo demasiado alto. Para ti era injusto que nosotros, quienes te sacamos de tu choza y te dimos apartamentos modernos, radios películas y automóviles, pudiéramos tener palacios y teníamos derecho a nuestras ganancias. fuiste el que no quiso que tratáramos con tu mente, sino con tus armas de fuego. Nuestra respuesta a eso fue: ‘Maldito seas’. Nuestra respuesta se hizo realidad: maldito eres."

Mi recomendación, pues léalo si se atreve, en caso de que no se le atragante, como me pasó a mí durante tanto tiempo (me llevó 4 o 5 meses terminarlo)

En todo caso, recuerdo LEA, EL CONOCIMIENTO ES PODER

domingo, 9 de diciembre de 2012

El Mundo de Sofía


Finalmente he logrado terminar El Mundo de Sofía (libro que leía solo los fines de semana, que en semana ya estoy atragantado con Ayn Rand) y que debo decir que es un viaje de regreso a muchos de los filósofos que se van conociendo a lo largo del camino.

Sofía Amundsen es una niña de 15 años que vive en la Calle del Trébol y que comienza a recibir unos sobrecitos con preguntas extrañas, como “Quién eres?”, “Por qué estás aquí?” y que comienzan a intrigarla, pero más importante, comienzan a hacer que realmente se haga esas preguntas de una forma más seria.

Posteriormente, comienza a recibir un curso de filosofía gratuito, dictado por el filósofo Alberto Knox que la lleva desde los filósofos de la naturaleza (Sócrates, Platón y Aristóteles), pasando por una enorme variedad de los filósofos más influyentes de sus respectivas épocas, como Plotino, Hume, Kierkegaard, Hegel, Demócrito, Descartes, Tomás de Aquino, Marx, Freud, etcétera (no se clave, no se clave, sé que no van en orden cronológico) y van dándole a Sofía un panorama mucho más amplio de su mundo, de su existencia y de su propia vida, que poco a poco se vuelve más inquisitiva y menos conforme con lo que sucede.

Por supuesto que la historia es una excusa para que el autor (Jostein Gaarder), nos lleve por ese maravilloso recorrido histórico-filosófico que es el libro, que no por ser relativamente corto (632 páginas) es chapucero, pues hace, en realidad, un buen resumen de las teorías filosóficas de cada uno de los personajes.

Sin embargo, el libro es también una novela interesante, pues tanto Sofía como Alberto, se dan cuenta de que ellos son personajes de un libro que escribe Alberto Knag, un mayor de las Naciones Unidas que está escribiendo el libro como un regalo de cumpleaños para su hija Hilde Møller Knag, que al igual que Sofía está por cumplir los quince años.

Así pués, el libro es, junto con el resumen del que ya hablé, una búsqueda, no, una batalla por una identidad -la de Sofía y la de Alberto- que están dispuestos a correr cualquier riesgo necesario para salirse de la historia contada por el mayor y conquistar su libertad y su derecho a ser. Para esto, Alberto, quien es el que logra darse cuenta de que su existencia está supeditada a la velocidad y a las ideas que quiera narrar el mayor en su libro, logra planear la forma de escabullirse del mayor cuando él no se da cuenta, y es así que, durante la fiesta de cumpleaños de Sofía, cuando todo comienza a tomar matices caóticos, claro está, planeado todo por el mayor, estos dos personajes logran escaparse y llegar al mundo del mayor.

Sin embargo, estando allí se dan cuenta que son una especie de fantasmas, pues nadie puede verlos ni oirlos, lo que hace que Sofía pierda un poco las esperanzas. Pero esto dura poco, ya que se dan cuenta que hay otros personajes que han logrado escapar de otros libros y que viven en el mundo del mayor como simples fantasmas, formando una comunidad.

Finalmente he de decir que, en cierta parte del libro, el mismo ALberto Knox le dice a Sofía que, tal vez, el mayor también se ha dado cuenta que no es más que un personaje dentro de un libro, que escribe un libro para su hija!

No podría describir con certeza lo emocionante del libro, porque eso depende de que usted lo lea, claro está, pero puedo asegurarle que, ya sea que los filósofos y sus obras le resulten nuevas o solo un repaso, este libro es, sin duda alguna, uno de esos que usted no quiere perderse, así que, si no lo ha hecho, LEA EL LIBRO, QUE ESTÁ MARAVILLOSO!!

Lea, el conocimiento es poder